El �13*
Encuentro de la comunicaci�n y la cultura �, la�10*
procesi�n de guitarras� y el�8* encuentro de
legisladores del alma� ha sido programado el 8, 9 10 de
septiembre del corriente a�o en Oncativo, provincia de
C�rdoba.
Una larga
mesa donde se entremezclan los que traen en el reflejos
de sus ojos y el acento de su voz la soledad de la
llanura, tristeza de de los salares, el ulular del
zonda, un tunt�n de cajas, leg�eros sonando lejos y
ponchos bermejos. Historias de zafreros, taiperos,
vi�adores, canoeros, mariscadores para tejer la
urdimbre del poncho con que largos amaneceres
intentamos cubrirnos.
Hace unos
cuantos a�os llegamos con Graciela a compartir por
primera vez este evento organizado por FM Conocernos.
Nos acompa�aba la incredulidad sobre los relatos del
Negro Blanco, su creador. Hoy reconocemos que nos
equivocamos sobre lo ut�pico que nos parec�an. �Un
gran fog�n compartido por poetas, m�sicos, cantores,
escritores donde cada uno de ellos tiene algo por
ense�ar y al mismo tiempo mucho para aprender? �Ser�a
posible? Desde el momento primero en que pisamos
Oncativo nos dimos cuenta de lo modesto que hab�an sido
sus comentarios.
La ma�ana
comunitaria en la radio es el preludio necesario para
comenzar a conocernos y hermanarnos entre charlas,
cantos, poes�a, historias que cada uno lleva en sus
alforjas y las entrega con la humildad y la grandeza
que tienen las cosas cantadas o contadas desde las
entra�as mismas de la tierra que pari� a cada uno,
El campo de
La legua semeja al fog�n de los arrieros que un d�a
imaginara don Buenaventura Luna:
Un fog�n
que llamara a los andantes
de todos los caminos y las razas
a juntarse al calor de nuestras brasas
a conversar de cosas
trashumantes.
Y tuve
suerte en la intenci�n aquella
a las cumbres m�s altas de mis cerros
llegaron, con un canto de cencerros
desde todos los rumbos de la estrella.
Porque
Ram�n Ayala se transforma en un travieso duende
contador de historias de sus r�os y selva misionera,
Ariel Petrocelli riega la mesa con su vino de poes�a,
Hedgar Di Fulvio parece acariciar esa ni�a dormida que
es su guitarra, L�zaro Moreno impecable en sus versos
improvisados y llora vidalas la caja del Tata Duarte,
mientras Negr�n Andrade ofrece en su canto sin
mezquindades zambas y chacareras como flores que fue
juntando en su camino. Y si ven un remolino de changos
cantores en ese rinc�n est� el To�o Rearte, cantando y
contando los secretos del oficio.
Y entre
todos ellos como un duende el Negro Blanco, su familia,
sus amigos. Y falta el tiempo para charlar con Piuqu�n
de C�rdoba, Mabel y Charly Guzm�n de Villa Mercedes San
Luis, Intihuamani y Eva Shulca de Salta, Chito
Guzm�n de R�o Cuarto, H�ctor David Gatica de la Rioja,
Carlos Alonso de Victoria Buenos Aires, Golondrina Ruiz
de Mendoza, Marcelo Ferrer de Chacabuco, Pablo Lozano,
Yamil Nievas del Castillo, Alejandro De Angelis y el
Negro Ramos de C�rdoba o los reci�n llegados con el
bagaje de sue�os. Tantos que es imposible nombrarlos a
todos. Con muchos t�tulos se le pueden homenajear a
los referentes incuestionables de nuestro quehacer
folkl�rico pero nada m�s justo para aquel representa
los valores de la cultura del pueblo es entregarle un
t�tulo ganado con los votos del coraz�n. Por eso a�o a
a�o se nombra un �Legislador del alma�.
Y el
domingo a la ma�ana acompa�ados por el desfile de
gauchos de los centros tradicionales de Oncativo, parte
desde la radio, m�s all� de los credos una procesi�n
que cruza la ciudad como s�mbolo de confraternidad, de
hermandad, de verdadero �encuentro� con las
ra�ces, es la Procesi�n de guitarras que llega hasta la
iglesia donde un cura gaucho bendice los instrumentos y
como paisano que es nos da como penitencia cantar
zambas, cuecas, chacareras y vidalas.
No han de
faltar las presentaciones de libros y el desfile de
m�sicos, difusores, poetas, cantores e invitados
especiales por el escenario donde voy presentando junto
al Negro Blanco a todos sin apuro con el tiempo
necesario para mostrar su arte.
El momento
m�s emotivo es el almuerzo del domingo, donde se cuenta
y se canta empezando a palpitar, a presentir el abrazo
de despedida, que duele, pero son tantas las brazas que
el fog�n del �Encuentro de la comunicaci�n y la
cultura� dej� encendidas. Solo necesita unas pocas
chamizas para que el pr�ximo a�o vuelva a arder este
fuego custodiado por este hacedor de cultura que se
llama Jos� Mar�a �Negro� Blanco.
CARLOS ARANCIBIA