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Página declarada de Interés Cultural por la
Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por
Resolución Nº 374/07 del 15/11/2007
Adherida a la Federación Argentina de Instituciones
Folklóricas F.A.I.F.
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SUPERSTICIONES Y
LEYENDAS - RELATIVAS A LAS FAENAS RURALES |
La vida rural está
sujeta a un gran número de supersticiones
y prácticas supersticiosas
que se siguen con más o menos fe
según las mayores o menores condiciones de alejamiento
de los centros poblados y elcarácter
étnico del personal de peones que actuan
en ella.
El peón del
Alto Paraná, paraguayo o correntino, es
uno de los mejores que conozco, sin -entrar
a juzgar sus condiciones
personales, que pueden ser- a veces
pésimas; posee, en cambio, una admirable
adaptación a los más variados
trabajos, casi todos muy penosos; generalmente
es excelente' jinete y hasta domador, buen trabajador
.con el hacha en
los obrajes de maderas, buen peón para
lidiar con tropa de mulas y
con carretas de bueyes; yerbatero
eximio. en cualquiera de las múltiples
faenas que se requieren en esta explotación, y, por fin,
nadador, constructor de balsas
con el agua hasta el pecho, y navegante
por ese río. lleno de peligros, entre mil piedras, correderas
y remolinos. y ante
todo. esto sonriente siempre entre las
mayores penurias, plagas de insectos y
necesidades sin fin.
Estos hombres
que constantemente tienen que haIlarse
cara a cara con el peligro siempre renovado entre esas
selvas casi virgenes, ríos torrentosos,
fieras, enfermedades y asechanzas
de todo género., y que después de toda esa
vía Crucis no tienen más
compensación que el alcohol, el juego o. la Venus
barata, no pueden menos que ser en
extremo. supersticiosos.
Como la vida es por
fuerza nómade, cambiándose de campamento. de tiempo
en tiempo, o. en las estancias se trae ganado de otras
partes, Una de las primeras operaciones
es la de querenciar los animaIes. Hay
varios sistemas para ello.
Si se trata de
vacas, lo. mejor
es cortarles un mechón de pelos de la cola y
enterrarlos en la tranquera del corral
. Si son caballos de afuera,
ponerles una trenza de su misma Crin, untada con grasa de
gallina; -es creencia que la
gallina se aquerencia en cualquier parte. Si el caballo es
entero, al evirarlo enterrar
los organos extraídos en la puerta del
corra!; si ,se le evita esta operación, se
le arranca una cerda, se coloca dentro de un caracol,
se tapa con cera virgen y se entierra en la misma parte. si'
es un perro no hay nada mejor
que envolverle la cabeza
con la camiseta o calzoncillos del patron.
A los pollos,
para preservarlos de las pestes, el
remedio es colocar
en la cocina, cáscaras de huevos de la
nidada en un platito.
Si se carnea,
hay muchas personas que no comen la
carne el mismo
día porque creen que necesita más de veinticuatro
horas para estar muerta del todo. Si la
víctima ha sido un ternero es necesario
que la vaca madre no lo extrañe;
para esto basta con golpearla desde
,lejos con la pata del hijo.
Como es muy frecuente
que los animales se lastimen entre el monte, y por lo tanto
se agusanen las heridas a causa las
moscas, la curación
se hace por medio de ceremonias o palabras.
He podido recoger dos.
'Una de ellas. consiste en hacer un nudo corredizo con una
paja y mirar al sol por el agujero hecho así
ir cerrando éste poco a poco mientras se reza un padre nuestro
y luego tirar hacia atrás la paja anilldada.
Esta operación es necesario repetirla
tres veces.
El segundo método es
brasilero y se efectúa con tres pajitas
de igual tamaño que se colocan en la
boca, una al frente y las otras dos
divergentes en las comisuras de los
labios. Se van arrojando una a una hacia
atras, repitiendo un conjuro:
"BiCho que estáis en esta Bichera
.que a Deus no alabáis
morto seráis".
Los domadores
tienen'también sus prácticas ; muchos acostumbran poner en el
mango del re benque
un hueso .del pescado raya; otros
usan llevar en el bolsillo
derecho del pantalón un trozo de
piedra. imán, porque creen que al bolear
la pierna sobre el lomo del animal, éste, bajo
el influjo de la
piedra, queda dominado.
El jinete que quiera
domar y no caerse del caballo debe levantarse muy temprano, y
cuando sale el lucero cebar bien un
mate y ofrecerlo con buena" voluntad a una persona anciana
del sexo masculino; luego que lo ha tomado, se saca la
bombilla y vuelca la yerba, haciendo corcovear
el mate, porque así corcovea
el
caballo.
Una vez hecho esto, se
saca con el dedo la yerba que no ha caído y que siempre queda
pegada al mate, para refregarse con
ella las piernas, montando -inmediatamente, seguro de no
caerse. No deja de ser interesante esta comparación entre el
mate y el caballo, y entre la yerba y el jinete; es una
ceremonia de magia simpática.
Para enlazar animales
sin errar tiro de lazo, se debe raspar
con el cuchillo la punta de una mano de mortero que sea de
madera de alecrín. Luego se mezclan las raspaduras con cera
bendita y se coloca el todo en un
trapito, en el remate del lazo, donde
se ata la argolla.
Pero aún hay otro payé
mejor para el lazo, aun cuando su
preparación es algo difícil.
.Al efecto,
el jueves santo, hay que buscar y
elegir una palma pindó y limpiar el terreno alrededor
del tronco, pidiéndole al mismo tiempo que no haya animal que
al ser enlazado no caiga al suelo.
Al día siguiente,
viernes santo, bien de madrugada antes
de que se oiga el canto del gallo, se exrtrae
al pindó un trocito de la raíz, del lado que
sa!e el sol primero, y luego se
repite la operación con el otro lado,
curando las heridas con bermellón
y cera virgen cruda, reserrvándose
una parte de esta mezcla.
Luego el hombre debe
ir solo a enlazar y voltear un padrillo-
cosa muy difícil - y
una vez en suelo
pedide cariñosamente fuerza para casos
análogos cortándole, al mismo tiempo, un poco de
la crin de la cruz para
mezclarla con la cera
cruda y los pedacitos de raíz de pindó,para
colocar todo envuelto en un trapito en la argolla del lazo.
El lazo hecho con
este payé
no sólo no erra tiro, sino que
no hay animal, por fuerte que sea, que
no se le venza.
Es. tan fuerte el payé
que si se deja el lazo olvidado en el corral y el dueño .se
aleja., el lazo lo sigue, sobre todo a
la hora de siesta, porque siente el sol;
llegado el lazo a las casas, penetra sólo en
el galpón y se arrolla automáticamente.
Como es natural estos
lazos no existen, pero en las consejas populares se asegura
que famosos domadores o enlazadores
los han tenido.
Extraído del
libro Supersticiones y Leyendas de Juan B. Ambrosetti Edicion
1912
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