El Curupí es
un personaje de cara de oveja, fortacho y para algunos
petizo.
Anda por el
monte, casi siempre a la hora de la siesta, según otros,
camina en cuatro pies y se caracteriza por poseer un
desarrollo exagerado en su órgano viril que le permite
enlazar con él a las personas que quiere llevar, cortando
éste, el Curupí se vuelve inofensivo y se salva la persona
enlazada.
Persigue
generalmente a las mujeres que a esa hora van al monte a
buscar leña, y que sólo a su vista se vuelven locas.