P�gina declarada de Inter�s Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por Resoluci�n N� 374/07 del 15/11/2007
Adherida a la Federaci�n Argentina de Instituciones Folkl�ricas F.A.I.F.
 

MAPUCHE

    Alrededor de 500 a�os d.C. se establecieron en la zona de los lagos precordilleranos del valle central de Chile los grupos considerados como antecesores de los mapuche. Constituyeron grupos reducidos que basaban su supervivencia en la caza, la recolecci�n y el cultivo de papas en peque�os huertos ubicados en terrenos h�medos. Estas poblaciones se extendieron por el sur hasta el r�o Maull�n en Chile y posiblemente hacia el oeste, ocupando el norte y centro de la actual Provincia de Neuqu�n. A la llegada del espa�ol, el pueblo Mapuche, la "gente de la tierra", habitaba la regi�n ubicada entre los r�os Itata y Tolt�n. Compart�a con los Picunche ("gente del norte") y los Huiliche ("gente del sur") una misma lengua, que se extendi� desde del R�o Choapa, al norte, hasta Chilo�, al sur.

    Los conquistadores llamaron Arauco o Araucan�a estas tierras y araucanos a sus habitantes. A�n hoy sus descendientes se reconocen Mapuche. Empujados por la persecuci�n espa�ola y atra�dos por el ganado salvaje, los Mapuche comenzaron a ingresar en el actual territorio argentino a partir del siglo XVII.
    Progresivamente fueron ocupando la zona comprendida por las provincias de San Luis, sur de C�rdoba, La Pampa, Neuqu�n y Buenos Aires, hasta que la avanzada militar de finales del siglo XIX, los llev� a instalarse al sur del R�o Limay. El ingreso masivo del pueblo Mapuche en territorio argentino signific� un cambio considerable, tanto para las culturas aut�ctonas como para ellos mismos y este largo proceso de mestizaje e intercambio cultural dio por resultado la actual poblaci�n paisana de las provincias de Neuqu�n, R�o Negro y Chubut.

    ECONOMIA
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    os ambientes en los que se desenvolvi� la cultura Mapuche en Chile, permitieron el desarrollo de una agricultura en peque�a escala con cultivos de ma�z, papa, quinoa, calabaza, habas y aj� entre otros. La recolecci�n de plantas silvestres, la caza y la cr�a de llamas y animales menores en el norte, y la pesca y recolecci�n de mariscos en la costa, completaban los recursos alimenticios.
    Al trasladarse a la Argentina, el pueblo Mapuche sigui� practicando la agricultura, principalmente en Neuqu�n, as� como tambi�n sus manufacturas tradicionales. Emplearon la madera para la confecci�n de elementos de uso cotidiano. Se destacaron como orfebres y en la talabarter�a y el tejido. Estas actividades junto con el tr�fico de ganado fueron la base de su subsistencia. A fines del siglo XVIII, los Mapuche controlaban los arreos de ganado que, partiendo de la pampa h�meda, trasladaban por los pasos neuquinos, para comerciar en Chile. La desaparici�n de los animales sueltos y la expansi�n de la frontera blanca, obligaron a los ind�genas a apropiarse por la fuerza del ganado de las estancias, convirtiendo estos "malones" en su principal fuente de recursos.

    ORGANIZACION SOCIAL
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    a cultura Mapuche bas� su organizaci�n social en la familia. Varias familias se reun�an en linajes vinculados por los varones emparentados. Se asentaban en una misma regi�n, disponiendo de un territorio para la agricultura, la recolecci�n y el pastoreo.
    Cuando el territorio se hac�a estrecho, algunos varones con sus familias migraban, dando origen a un nuevo linaje. Con el tiempo se iban perdiendo as� los v�nculos de sangre con el linaje original. Sin embargo el recuerdo de un antepasado com�n segu�a uni�ndolos, pero ya no se trataba de un antepasado real sino de uno m�tico: pod�a ser un animal (Nahuel: tigre, Filu: serpiente, �ancu: aguilucho) o alg�n elemento de la naturaleza (Cur�: piedra, Antu: sol) que daba su nombre a los linajes emparentados.
    El var�n m�s anciano era considerado jefe (Toki) y estaba encargado de la redistribuci�n de las riquezas durante los festejos ceremoniales y solo en �poca de guerra ten�a poder de mando.
    La llegada de los Mapuche a la Argentina modific� la antigua organizaci�n social. La guerra con el blanco y los frecuentes malones hicieron que el poder de mando del Toki fuera acrecent�ndose y se hiciera permanente. En el siglo XIX se llegaron a constituir los llamados "Grandes Cacicatos", cuyo dominio se extend�a sobre enormes territorios que controlaban con el apoyo de caciques menores y capitanejos.


    FAMILIA
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    ntiguamente la poligamia estaba permitida en la medida en que las condiciones econ�micas del hombre se lo hicieran posible, ya que deb�a "comprar" a la novia.
    El matrimonio Mapuche, seg�n la costumbre, debe realizarse entre personas de distintos linajes y la nueva pareja se establece en el territorio del linaje del hombre.
    En la pareja, si bien la mujer ocupa una posici�n subalterna con respecto al hombre, goza de cierta independencia econ�mica al disponer de su propia chacra y de sus propios animales, los que solo pueden ser vendidos con su consentimiento. Es propietaria adem�s de las piezas de cer�mica y de los tejidos que confecciona. Estas labores exclusivamente femeninas, se suman a sus tareas cotidianas en el hogar y a la crianza de los ni�os.

    La madre Mapuche da a luz en su vivienda, ayudada por comadronas. El padre que durante el parto se mantiene alejado, es el encargado de cumplir con la obligaci�n tradicional de enterrar la placenta en alg�n lugar poco frecuentado.
    Poco despu�s del nacimiento, los padres dan nombre al ni�o sin ninguna ceremonia, pero cuando este cumple cinco a�os, en un ritual llamado LAKUTUN, recibe el nombre dado por el abuelo paterno u otro anciano del linaje.

    LA CUNA
    "La cuna con la guagua queda arrimada a la pared de la casa. El ni�o que est� parado en su cuna puede ver a su madre y a todas las personas que trajinan por la casa, con eso se sosiega. Si tiene sue�o se le pone en su cuna sobre el catre y luego duerme profundamente.
    En el caso que llore se le mece o se le tira por encima del suelo en su cuna, arrastrando la cuna sobre sus patas inferiores. Con eso suele callarse el ni�o, si no se tranquiliza lo toma la madre junto con la cuna y as� le da el pecho. De esta manera se cr�an las guaguas ind�genas."

    Memorias de un Cacique Mapuche. Pascual Co�a.

    PLATERIA
    La plater�a es una de las manifestaciones culturales que mejor representa al pueblo Mapuche, todo su mundo simb�lico se expresa en las formas, en los grabados de las planchas de plata, en las figuraciones y en el uso que le dan a las joyas. Durante el per�odo prehisp�nico los mapuche conoc�an el uso de los metales, y fabricaban adornos de cobre y muy probablemente de oro y plata.
    Despu�s de la conquista espa�ola y hasta el siglo XIX, los Mapuche obtuvieron la plata del comercio con los espa�oles. A cambio de sus manufacturas o de ganado recib�an monedas de plata que utilizaban como materia prima en la orfebrer�a. Su destacada labor en este arte sirvi� al nutrido intercambio comercial con otros grupos ind�genas y con el blanco. Cuando en el siglo XIX, la sociedad Mapuche de las pampas sufri� una notable diferenciaci�n social y econ�mica , la acumulaci�n de objetos de plata fue signo de riqueza y prestigio.

    "Los plateros hac�an peque�os crisoles de piedra �cu y los templaban en el fuego. Adentro de esos vasos se echaban pu�ados de pesos y chauchas de plata y los asentaban sobre el carb�n encendido de la forja. Adem�s aplicaban el fuelle, por medio del cual atizaban las brazas alrededor del crisol lleno de plata.El vaso se acaloraba hasta ponerse candente y la plata del crisol se fund�a. tambi�n arreglaban un cajoncito que conten�a arena. Esa arena era el material para modelar. No se que ingrediente le agregar�an para dar consistencia a la arena. en ella modelaban cualquier artefacto que quer�an fabricar. En la arena se imprim�a la forma modelo, se tapaba el caj�n y por un orificio vert�an la plata derretida. Cuando calculaban que se hubiera enfriado, desmontaban el caj�n y aparec�a la plata cuajada, teniendo la misma forma que el modelo. Lo quitaban del molde y lo perfeccionaban con lima y martillo sobre el yunque."
    Pascual Co�a "Memorias de un Cacique Mapuche"

    "Pero todos los hombres pon�an su orgullo en el arreglo de sus cabalgaduras. Ten�an espuelas y estribos de plata y adornos de plata en las acciones; adem�s cabezadas ataviadas de plata, provistas de colgantes del mismo metal. Tambi�n ten�an incrustaciones de plata en las barbadas y adornados los bocados en ambos lados con unos discos de plata. Las riendas eran targeadas con plata. As� relumbraban sus caballos cuando se dirig�an a sus reuniones festivas. Todos estos adornos eran obra de los joyeros ind�genas.)"
    Pascual Co�a "Memorias de un Cacique Mapuche" .

    TEJIDO
    El tejido es una tarea exclusivamente femenina que si bien est� destinada al uso cotidiano, esconde en la elecci�n de los colores y dise�os una simbolog�a solo conocida por las grandes tejedoras o DUWEKAFE.
    EL HILADO: Para tejer se utiliza lana de llama, guanaco o (desde la llegada del espa�ol) oveja. La lana, lavada y estacionada, se desenreda y peina estirando sus hebras para hilarla. Para el hilado la tejedora utiliza un huso (COLIU= varilla redondeada) en uno de cuyos extremos se calza un peso o tortero (CHINQUED= disco de piedra o de cer�mica).

    De Pie sobre la Tierra
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    l nombre en lengua mapuche del telar vertical es HUICHA HUICHAHUE (de pie sobre la tierra). En su forma mas r�stica consta de 4 palos de grosor variable, dos parantes y dos travesa�os. El tama�o del marco es proporcionado a la pieza que se va a tejer. Una forma mas evolucionada del mismo telar est� hecha con palos escuadrados. Los parantes tienen labrados orificios a una distancia de unos 20 cm uno de otro, en los cuales se calzan dos clavijas destinadas a sostener el separador.
    Tradicionalmente para el te�ido de la lana se utilizan tinturas vegetales o en base a tierras de colores y antiguamente como fijador se usaba la orina fermentada.
    Los colores amarillo, verde y dorado, por ejemplo, se obtienen de las ra�ces y el tallo del MICHAY, el rojo encarnado del ROBLE PELL�N, el rojo ladrillo del QUINTRAL, varios tonos de gris con el CHILCO y de violaceos con el MAQUI, el marr�n oscuro con la corteza de RADAL. Existen t�cnicas "negativas" de te�ido que se realizan ya tendida la urdimbre en el telar o luego de tejida la tela.
    El IKAT es la t�cnica mediante la cual se preserva la parte de los hilos de la urdimbre, que se quiere conservar en color natural, cubri�ndola con una pasta de tierra arcillosa blanca (MOLLA-MOLLA) impermeable al tinte. EL PLANGI se realiza sobre la tela ya terminada, mediante fuertes ataduras que dejan anillos sin te�ir.

    El COSMOS MAPUCHE
    Para los Mapuche el cosmos se divide en siete niveles que se superponen verticalmente en el espacio. Las cuatro plataformas superiores est�n habitadas por divinidades, ancestros y esp�ritus ben�ficos. Existe una plataforma del mal entre la plataforma terrestre y las cuatro ben�ficas, en donde residen los WEKUFE o entidades mal�ficas. En la plataforma terrestre, donde viven los Mapuche, se manifiestan tanto las fuerzas del bien como las del mal afectando la conducta humana. La �ltima plataforma, subterr�nea, es la residencia de los hombres enanos "CAFTRACHE", tambi�n malignos.

    NGUILLATUN
    Es la principal ceremonia religiosa del pueblo Mapuche que los re�ne anualmente para agradecer y pedir a dioses y antepasados por el bienestar com�n. En las comunidades agr�colas la celebraci�n se realiza en �poca de cosechas durante la luna llena, cuando los dioses de la Luna dan fertilidad a los campos.
    En nuestro pa�s, donde las comunidades actuales de Neuqu�n, R�o Negro y Chubut basan su subsistencia en la ganader�a ovina y caprina, las rogativas se realizan por lo general en el mes de marzo, pidiendo por la fertilidad de las majadas. Inundaciones, terremotos, prolongadas sequ�as u otras calamidades pueden convocar tambi�n a la celebraci�n de un Nguillatun. La ceremonia dura cuatro d�as.
    Para su realizaci�n se elige un campo llano en el que se traza un espacio ritual en forma de "U" abierta hacia el Este (punto cardinal sagrado). En el centro del espacio sagrado se erige el REWE, altar formado por una serie de ca�as colihue ubicadas en fila y adornadas con banderas blancas, celestes o amarillas y ramas de coihues, lengas, mait�n y otros �rboles de la zona. Un NGUEPIN o celebrante laico dirige en Argentina el desarrollo de la ceremonia, mientras que en Chile esta funci�n la cumple la Machi. Durante la ceremonia se alternan danzas rituales, oraciones, cantos sagrados, giros a caballo alrededor del espacio sagrado (aw�n) y ofrendas en las que se esparce sobre la tierra mudai o chicha, yerba, tabaco y la sangre de animales ritualmente sacrificados. En la realizaci�n del Nguillatun cumplen un importante papel los instrumentos musicales tradicionales : El KULTRUN, la TRUTRUKA y la PIFILKA.

    KULTRUN
    Para la confecci�n de la caja de resonancia del Kultrun, se utiliza tradicionalmente la madera del canelo o del laurel, �rboles sagrados para los Mapuche. El parche puede ser de cuero de potro, guanaco u oveja. La Machi "mete su canto" en el Kultrun, cantando hacia el interior de la caja antes de tensar el parche, para dejar parte de su alma en �l. Introduce adem�s peque�os objetos sagrados (piedras, plumas, hierbas medicinales), que al sacudirlo suenan como si se tratara de una sonaja. Sobre el parche se dibujan diferentes s�mbolos que representan el universo Mapuche. Una cruz divide el parche en cuatro cuadrantes, la l�nea vertical representa el cosmos y la horizontal la tierra. La intersecci�n entre ambas marca el centro de la tierra, el espacio sagrado desde el cual la MACHI entra en comunicaci�n con dioses y ancestros ayudada por el sonido del Kultrun.

    LA CHUECA O PALIN
    La CHUECA es un juego de origen Mapuche. Su celebraci�n ritual se acompa�aba con rezos, bailes rituales y banquetes, que permit�an reforzar tanto las relaciones individuales como las comunitarias. Pod�a realizarse entre dos comunidades amigas o, a veces para salvar diferencias entre comunidades enemistadas, evitando as� el conflicto armado.
    1647. Santiago de Chile: Se proh�be el juego de los indios de Chile. El capit�n general, don Mart�n de Mujica, proclama por caja y pend�n la prohibici�n del juego de la chueca que los araucanos practican, seg�n su tradici�n, golpeando una pelota con palos de punta corva, en cancha rodeada de ramajes verdes. Con cien azotes ser�n castigados los indios que no cumplan y con multa los dem�s, porque mucho se ha difundido la infame chueca entre la soldadesca criolla. Dice el bando del capit�n general que se dicta la prohibici�n para que se eviten pecados tan contra la honra de Dios Nuestro Se�or y porque corriendo la pelota los indios se entrenan para la guerra: del juego nacen alborotos y as� despu�s corre la flecha entre ellos. Es una indecencia, dice, que en la chueca se junten hombres y mujeres casi desnudos, vestidos apenas de plumas y pieles de animales en los que fundan la ventura de ganar. Al comienzo invocan a los dioses para que la bola sea favorable a sus proezas y carreras y al final, todos abrazados, beben chicha a mares.
    Eduardo Galeano. Memoria del Fuego. I. Los Nacimientos.

    "Los juegos mas ordinarios son la Chueca: Que es al modo de del Mallo en Espa�a: de una bola que le dan con unos palos retorcidos por la punta (...) que naturalmente tienen una vuelta al extremo y sirve de mazo. Hazen dos cuadrillas, y la una pelea enfrente de la otra sobre llevar cada una la bola (que se pone en medio de un hoyo) a su vanda, hasta sacarla a una raya; que tienen hecha en los dos lados.(...) Hasta que alguna cuadrilla la saca de su raya: con que ganan una. Y a quatro o a seis rayas, se acabo el juego, que suele durar una tarde. (...) despu�s de este juego se sientan a beber su chicha y tienen una gran borrachera. Y que de estos juegos de Chueca suelen salir concertados los alzamientos. porque para ellos se convocan de toda la tierra: y de noche se hablan, y se conciertan, para revelarse. Y as� los gobernadores suelen prohibir este juego, y estas juntas, por los da�os; que de ellas se han experimentado. Para estar mas ligeros, para correr, juegan a este juego desnudos, con solo una pampanilla, o un pa�o, que cubre la indecencia. Y aunque no tan desnudas, suelen jugar las mugeres a este juego: a que concurren todos por verlas jugar y correr."
    Historia general del reino de Chile, Flandes Indiano. Diego de Rosales. Escrito aproximadamente entre los a�os 1652 y 1673.

LOS PEHUENCHE
"la gente de los bosques de araucarias"

    Los Pehuenches habitaron el centro y norte de Neuqu�n, extendi�ndose tambi�n hacia el lado oriental de la cordillera. Los bosques de Araucarias (pehuen) de la zona, dieron origen a su nombre en lengua Mapuche, y les procuraron su alimento b�sico, el pi��n. Para abastecerse de los frutos, cada banda o parcialidad dispon�a de su propio bosque. La caza de �and�, guanaco, huemul, la pesca y la recolecci�n, completaban sus recursos econ�micos. La cultura Pehuenche recibi� tempranas influencias de grupos G�nn�-a-k�nna (Tehuelche septentrional) y de los Mapuche cuya lengua adoptaron hasta perder por completo la propia. La econom�a Pehuenche se transform� profundamente a partir de la incorporaci�n del ganado europeo. En el siglo XVIII este pueblo cumpli� una importante funci�n en el circuito comercial del tr�fico de hacienda ya que los principales pasos cordilleranos se encontraban en su territorio. La nueva fuente de recursos convirti� a los cazadores y recolectores en pastores ecuestres. Sin embargo no abandonaron las practicas anteriores de caza y recolecci�n, ni la agricultura en peque�a escala.

    EL PI�ON
    Entre los meses de marzo y mayo se realizaba la recolecci�n de pi�ones. Los hac�an caer golpeando la pi�a con largas varas o trepando al �rbol envueltos en cueros o matras. Los Pehuenches trasandinos esperaban la ca�da espontanea de los pi�ones al madurar, ya que consideraban que de lo contrario ofendender�an a los esp�ritus due�os de las araucarias. Los pi�ones pod�an ser consumidos crudos (muy maduros), tostados o hervidos. Elaboraban con ellos varios tipos de harina para pan, empleando el molino plano que trabaja por fricci�n. Dejando fermentar los pi�ones, previamente hervidos, en recipientes especiales de madera o cer�mica, se elaboraba la bebida llamada CHAVID. Para conservar los pi�ones, se enhebraban en largos collares MENKE� que se dejaban secar. Los silos DOLLINKO, consist�an en grandes hoyos inundables, cuyo sistema de drenaje permit�a conservar entre 400 y 500 kg de pi�ones limpios, durante 3 o 4 a�os. La deshidrataci�n (KUNARKEN) era otra t�cnica de conservaci�n empleada: En un hoyo se depositaban piedras calientes y sobre ellas los pi�ones que se tapaban con una rejilla de ca�as cubri�ndolas con tierra.

    Fuente: http://www.bariloche.com.ar/museo/MAPU.HTM

 

 

 


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