Los tobas, los wichis y
los pilag�s conservaban la antigua tradici�n de utilizar el
chaca para mantener alejados los vagos esp�ritus da�inos
del monte; proteger el
andar furtivo de los cazadores en la arriesgada tarea de
perseguir la presa; evitar el cansancio durante las
dif�ciles tareas; y prevenir las dolorosas y peligrosas
mordeduras de serpientes.
El chaca era una
especie de collar elaborado con selectas plumas de avestruz,
adornado con fibras de ch�guar, semillas y piedras varias.
Se llevaba ajustado a la pantorrilla o bien a la altura de
los tobillos.
Para los ind�genas
representaba un amuleto, una fuente de protecci�n.