P�gina declarada de Inter�s Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por Resoluci�n N� 374/07 del 15/11/2007
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SUPERSTICIONES Y LEYENDAS - LA FLOR DEL LIROLAY


 

Este Era un rey ciego que ten�a tres hijos. Una enfermedad desconocida le hab�a quitado la vista y ning�n remedio de cuantos le aplicaron pudo curarlo. In�tilmente  hab�an sido consultados los sabios m�s famosos.

Un d�a lleg� al palacio, desde un pa�s remoto, un viejo mago conocedor de la desventura del soberano. Le observ�, y dijo que s�lo �la flor del lirolay�, aplicada a sus ojos, obrar�a el milagro. La flor del lirolay se abr�a en tierras muy lejanas y eran tantas y tales las dificultades del viaje y de la b�squeda que resultaba casi imposible conseguirla.  Los tres hijos del rey se ofrecieron para realizar la haza�a. El padre prometi� legar la corona del reino al que conquistara la flor del lirolay.  Los tres hermanos partieron juntos. Llegaron a un lugar en el que se abr�an tres caminos y se separaron, tomando cada cual por el suyo. Se marcharon con el compromiso de reunirse alli mismo el d�a en que se cumpliera un a�o, cualquiera fuese el resultado de la empresa.

Los tres llegaron a las puertas de las tierras de la flor del lirolay, que daban sobre rumbos distintos, y los tres se sometieron, como correspond�a, a normas id�nticas.

Fueron tantas y tan terribles las pruebas exigidas, que ninguno de los dos hermanos mayores las resisti�, y regresaron sin haber conseguido la flor.

El menor, que era mucho m�s valeroso que ellos, y amaba entra�ablemente a su padre, mediante continuos sacrificios y con grande riesgo de la vida, consigui� apoderarse de la flor extraordinaria, casi al t�rmino del a�o estipulado.

El d�a de la cita, los tres hermanos se reunieron en la encrucijada de los tres caminos.

Cuando los hermanos mayores vieron llegar al menor con la flor del lirolay, se sintieron humillados. La conquista no s�lo dar�a al joven fama de h�roe, sino que tambi�n le asegurar�a la corona. La envidia les mordi� el coraz�n y se pusieon de acuerdo para quitarlo de en medio.

Poco antes de llegar al palacio, se apartaron del camino y cavaron un pozo profundo. All� arrojaron al hermano menor, despu�s de quitarle la flor milagrosa, y lo cubrieron con tierra.

Llegaron los impostores alardeando de su proeza ante el padre ciego, qui�n recuper� la vista as� que se pas� por los ojos la flor del lirolay. Pero, su alegr�a se transform� en nueva pena al saber que su hijo hab�a muerto por su causa con aquella aventura.

De la cabellera del pr�ncipe enterrado brot� un lozano ca�averal.

Al pasar por all� un pastor con su reba�o, le pareci� esplendida ocasi�n para hacerse una flauta y cort� una ca�a.

Cuando el pastor prob� modular en el flamante instrumento un aire de la tierra, la flauta dijo estas palabras;

No me toques, pastorcito,
Ni me dejes de tocar;
Mis hermanos me mataron
Por la flor del lirolay.

La fama de la flauta m�gica lleg� a  oidos del Rey que la quiso probar por si mismo; sopl� en la flauta, y oy� estas palabras:

No me toques,
padre m�o,ni me dejes de tocar;
mis hermanos me mataron
por la flor del lirolay.

Mand� entonces a sus hijos que tocaran la flauta, y est� vez el cuanto fue as�:

No me toquen, 
hermanitos,
Ni me dejen de tocar;
Porque ustedes (1) me mataron
Por la flor del lirolay

Llevado el pastor al lugar donde hab�a cortado la ca�a de su flauta, mostr� el lozano ca�averal. Cavaron al pie y el pr�ncipe vivo a�n, sali� desprendi�ndose de las raices.

Descubierta toda la verdad, el Rey conden� a muerte a sus hijos mayores.

El joven pr�ncipe, no s�lo los perdon� sino que, con sus ruegos, consigui� que el Rey tambi�n los perdonara

El conquistador de la flor del lirolay fue rey, y su familia y su reino vivieron largos a�os de paz y de abundancia.

 

Este cuento es conocido en la regi�n norte�a, en la regi�n andina y en la regi�n central. En Salta se lo llama �la flor del lirolay�, en Jujuy �la flor del ilolay�, en Tucum�n �la flor del lirol� y tambi�n �del lilol� y en C�rdoba, La Rioja y San Luis �la flor de la Deidad�.

Consultamos las versiones recogidas por los siguientes maestros: Sra. Carmen A. Prado de Carrillo, Carmen de Canarraze, de Jujuy; Srta. Ang�lica D�Errico, de Salta; Sra. Elena S. de Aguirre y Sr. Adri�n  Cancela, Srta. Mar�a Isabel Chiggia, Esther L�pez G�emes y Sra. Elena S. de Aguirre, de Tucum�n; Srta. Tr�nsita Cane�n, de La Rioja y Sra. Mar�a E.O. Gonz�les Elizalde, de C�rdoba; Srta. Dolores Sosa (�La flor del lirolay�), Sra. Amalia o: de Nellar (�La flor de lirol�), de Catamarca; Srta. Emma Pallej�, de Entre R�os; Sra. Mar�a Luisa C. deRivero y M. Dlores C. de Suarez, de San Luis; Srtas. Urbana E. Romero, Adela A. N��ez e Irma Caribaux, de Santa Fe.

El tema ha sido puesto en verso por Kuan Carlos D�valos.  

                                                           

(1)     En America, donde se ha olvidado el pronombre vosotros, ustedes es ya el plural de t�. Vosotros s�lo se usa en la lengua literaria.

 

 

 

 

 


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