UBICACI�N
La Provincia de Formosa
ubicada en la Zona Nordeste de la Rep�blica Argentina,
ocupa �ntegramente el �rea del Chaco Central y define con
sus caracter�sticas de sabana parque el gran ecosistema
de la llanura chaque�a, conformado tambi�n por el Chaco
boreal (Paraguay) y el Chaco austral (Argentina).-
Se extiende entre los
paralelos 22� y 27� de latitud sur y los meridianos 57� y
63� de longitud oeste de Greenwich. Es atravesada en su
zona norte por el Tr�pico de Capricornio, que la ubica en
la regi�n subtropical del pa�s. Tiene una superficie de
72.066 km2.
La provincia limita al
norte y al este con la Rep�blica del Paraguay, al oeste
con la provincia de Salta y al sur con la provincia del
Chaco.
El territorio provincial
se encuentra dividido en nueve departamentos, a saber:
Bermejo, Formosa, Laish�, Matacos, Pati�o, Pilag�s,
Pilcomayo, Piran�, y Ram�n Lista. Sus principales
ciudades son: Formosa, Clorinda, Espinillo, Piran�, San
Francisco de Laish�, Comandante Fontana, Laguna Yema,
Ingeniero Ju�rez y General Enrique Mosconi.
HISTORIA
La ciudad de
Formosa naci� como resultado del proceso de
ocupaci�n del espacio chaque�o que se inici� con
posterioridad a la guerra de la Triple Alianza
(1865-1870) que enfrent� al Paraguay con Argentina,
Uruguay y Brasil.
Al producirse el veredicto
arbitral que estableci� el r�o Pilcomayo como l�mite
definitivo entre la Rep�blica Argentina y la Rep�blica
del Paraguay, Villa Occidental (hoy Villa Hayes)
primitiva capital del Chaco Argentino, debi� trasladarse
al entonces denominado Chaco Central. El traslado,
encomendado por el gobernador Lucio V. Mansilla al mayor
Luis Jorge Fontana, llevaba una sugerencia expl�cita
sobre el lugar en que deb�a instalarse la nueva capital
del Chaco argentino; aquel punto ser�a el �conocido desde
el tiempo de los espa�oles con el nombre de Punta Hermosa
o Formosa�, acu��ndose el �ltimo t�rmino como
denominaci�n definitiva. La fundaci�n del pueblo se
concret� el 8 de abril de 1879.
A su vez el Territorio de
Formosa fue separado del primitivo territorio del Chaco
en 1884, constituy�ndose como una gobernaci�n con capital
en la villa hom�nima.
Los informes de los
primeros gobernadores instalados en la nueva capital
chaque�a, se preocuparon por se�alar la futura
importancia econ�mica y comercial de una plaza enclavada
sobre una de las v�as fluviales m�s importantes de
Am�rica y susceptible de establecer excelentes relaciones
hacia otros puntos de la geograf�a nacional.
Como
muchas de las colonias nacionales creadas y ocupadas en
la �poca, Formosa debi� esperar varios a�os para ver
definitivamente establecidos su pueblo y colonia. Entre
1879 y 1884 se sucedieron cuatro mensuras con los
problemas de controversias y arraigo de pobladores que
ello significaba.
Los cuatro lotes que
pasaron a estructurar el pueblo de la colonia, fueron
ubicados a la vera del r�o Paraguay y sus ejes centrales
se orientaron definitivamente a medio rumbo tal como lo
establec�an las prescripciones de la ley. La autorizaci�n
de trazar al futuro centro urbano en ese sitio obedeci�
al deseo de ponerlo en contacto directo con el n�cleo que
concentraba todo el movimiento de daba vida a la colonia.
El trazado fue ortogonal,
con una plaza central de cuatro manzanas, calles y
avenidas suficientemente anchas y espaciosas. A pesar de
que el sitio elegido presentaba �reas no aptas para la
instalaci�n de viviendas, la cl�sica cuadr�cula se
conserv� tanto en al fundaci�n original como en los
ensanches posteriores. En los a�os subsiguientes a la
instalaci�n de las autoridades y al arribo de los
primeros colonos, los habitantes se ubicaban
mayoritariamente sobre las barrancas adyacentes al R�o.
Hacia 1882, la poblaci�n se compon�a de aproximadamente
78 familias que sumaban un total de 441 personas. De
ellas 213 eran austriacos, 196 italianos, 38 argentinos,
8 franceses y 6 espa�oles.
El poblamiento de los
cuatro lotes mensurados para pueblo y establecidos como
ejido municipal a principios del siglo XX, se inici� en
las cercan�as del puerto. En los a�os subsiguientes el
crecimiento de la poblaci�n y la ocupaci�n de la planta
urbana fue lento.
Los principales edificios
p�blicos y administrativos y las casas comerciales
tambi�n comenzaron a situarse en cercan�as del puerto, en
un radio que comprend�a no m�s de veinticinco manzanas,
convirti�ndose la actual avenida 25 de mayo en el eje de
las actividades. Incluso la vida social y p�blica que se
cumpl�a en las plazas de toda ciudad, se desarrollaba
aqu� en terrenos que luego ocupara la estaci�n del
ferrocarril y sus playas de maniobras.
La vida de los ciudadanos
dependi�, por largos a�os, de las actividades primarias
que se realizaban en la colonia. La �nica industria de
cierta importancia instalada fue el ingenio azucarero La
Teutona , que prolong� su actividad hasta 1905. En esos
a�os comenz� el funcionamiento de la f�brica de taninos
que perdura hasta nuestros d�as.
Sujeto a tales
condiciones, el crecimiento de la poblaci�n fue lento,
pasando de mil quinientos habitantes en 1895, hasta
alrededor de cinco mil habitantes al terminar la primera
guerra mundial.
En 1905 capitales
privados, solicitan y obtienen un permiso nacional para
construir un ferrocarril rural que part�a de la f�brica
de taninos reci�n instalada sobre el r�o Paraguay,
atravesaba la villa por las avenidas Paraguay y 9 de
Julio y se dirig�a hacia el norte hasta arribar a � La
Compa��a Estancias y Tierras del Pilag� S.A.�
Esta l�nea de veintisiete
kil�metros de longitud le transfiri� una actividad
creciente a toda la zona, ya que no solo serv�a a los
intereses de la empresa, sino que adem�s trasladaba
mercader�as y usuarios particulares desde la capital
hasta la estancia �Guaycolec� y su �rea de influencia.
Entre los elementos
notables integrados al paisaje urbano se destac� la
construcci�n de la estaci�n y la extensi�n de las v�as
f�rreas hacia el interior, impulsado desde 1909 por la
ley 5559 de Fomento de los territorios nacionales. Este
ferrocarril del estado, tuvo la virtud de ampliar el
hinterland de la ciudad, acelerando el movimiento
comercial y facilitando el intercambio de productos.
El avance hacia el oeste
creando una sucesi�n de pueblos que orientaron sus
actividades extractivas y productivas en sus respectivas
�reas de influencia. En 1914, la l�nea hab�a llegado a
Las Lomitas, suspendi�ndose los trabajos por algunos
a�os; reiniciados a fines de la d�cada de 1920, se
conect� r�pidamente con la construcci�n que avanzaba
desde Embarcaci�n en salta, concret�ndose la apertura de
las Tierras interiores y la comunicaci�n directa con el
noroeste argentino.
Sin embargo, el
crecimiento poblacional y el desarrollo urbano continu�
con mucha lentitud en las d�cadas siguientes, llegando a
16.500 habitantes en 1947. En el plano de la �poca se
observa que la expansi�n se realiz� hacia el
oeste-noroeste, siguiendo los ejes de las avenidas 25 de
Mayo y 9 de julio, agreg�ndose 148 manzanas a la
cuadr�cula. Para entonces exist�an solo 64 cuadras
pavimentadas y con desag�es cloacales, obras que datan de
finales de la d�cada de 1930.
Hacia el sur del puerto,
sobre los lotes rurales trece y catorce bis, se localiz�
una incipiente zona industrial conformada por
aserraderos, desmotadores, dep�sitos de Yacimientos
Petrol�feros Fiscales y una f�brica de taninos Ello dio
origen a la poblaci�n de adyacencias, prolong�ndose la
trama urbana hacia esa zona.
Formosa, de ra�z india.
La
provincia de Formosa fue habitada sobretodo, por tres
grandes grupos de abor�genes que viv�an en distintas
regiones, ellos eran los TOBAS, MATACOS Y PILAG�S.
Estos grupos arribaron al territorio despu�s de verse
obligados a emigrar de la selva boliviano-paraguaya
huyendo de las tribus cuya ferocidad atentaba contra la
seguridad de sus vidas.
Las tribus chaque�as que habitaban este suelo eran de
distinto origen ling��stico y practicaban una econom�a
cazadora y recolectora. Se distingu�an los guerreros
abipones y los canoeros payagu�s, a orillas de los
grandes r�os; hacia el interior estaban los guerreros
matacos y hacia el oeste los chiriguanos.
Exist�an adem�s. Comunidades de mocov�es cerca de los
abipones, y Chulup�es junto a los chiriguanos. Con la voz
guaran� "Guaicur�" se design� a tobas y pilag�s, "mataco-mataguayos"
a los que ocupaban el oeste.
Guaycur�es y matacos mataguayos se parec�an culturalmente
por eso se denominaban "chaquenses t�picos".Se hallaban
organizados en grupos y su vida se desarrolla a�n hoy en
un ambiente de trabajo primario.
Dedican su vida a la confecci�n de trabajos en maderas,
tallas, mates, ceniceros, art�culos de totora, paja y
palma, a la construcci�n de sillas, canastos, sombreros,
balsas. Los cestos que confeccionan sirven para guardar
granos, los decoran con guardas y hacen adem�s jarrones y
tinajas. Cada grupo posee sus costumbres, lengua y
vestimenta propia.
La presencia de los indios matacos fue muy importante y
aguerrida en la zona de los primeros asentamientos
estables en la provincia, ubic�ndose sobre todo en el
centro de la misma .
Eran b�sicamente pescadores y recolectores, pero tambi�n
practicaban la caza y la agricultura pero como
actividades secundarias. Habitaban las regiones aleda�as
a los r�os Pilcomayo, Bermejo y Teuco. La pesca se
realizaba con arp�nes de unos cuatro metros de largo.
Viv�an en chozas de ramas y paja, sin puertas ni muebles,
y se vest�an con pieles de venado.
Transcurrida la segunda mitad del siglo XIX los distintos
grupos abor�genes asentados en las m�rgenes del r�o,
tomaron contacto con el primer blanco que apost� en la
regi�n: el due�o de la primera compa��a a vapor del
Bermejo, Natalio Rold�n. La desconfianza inicial que le
tuvieron fue vencida en poco tiempo por el buen trato y
pronto, casi dos mil de ellos comenzaron a trabajar en
las obras emprendidas.
La ciudad de Formosa fue fundada el 8 de Abril de 1879,
por el Comandante Luis Jorge Fontana.
El 1� de octubre de 1884, por ley N� 1532 se erige en
Gobernaci�n Nacional, siendo su primer Gobernador el Cnel.
Ignacio Fotheringham.
Formosa fue declarada Provincia de la Rep�blica Argentina
reci�n el 30 de Junio de 1955, y su primer gobernador
Constitucional fue el Dr. Luis Gutnisky.
La pol�tica nacional hacia los ind�genas se complet� con
las misiones religiosas. Luego de realizar un vasto
reconocimiento de distintas zonas del Noreste y tras
largas gestiones, en el a�o 1899 surge la Misi�n de San
Francisco Solano de Tacaagl� sobre el r�o Pilcomayo.
Su fundador fue el padre Terencio Marcucci recibiendo
20.000 hect�reas de laboreo para indios tobas.
En l�neas generales el funcionamiento de la Misi�n segu�a
el modelo de las misiones Jesu�ticas instaladas hasta el
Siglo XVIII.
La Misi�n compraba toda la producci�n a cada familia
productora con un precio uniforme y luego la colocaba en
la plaza de Formosa.
En plena conquista sin embargo, el contacto de misioneros
y abor�genes conoci� momentos muy dif�ciles, cuando la
exploraci�n del Bermejo implic� la muerte de misioneros
jesuitas, como el Padre Gaspar Osorio y el Padre Ripari,
sacrificados en 1639.
A�os despu�s, corrieron la misma suerte el Padre Salinas
y Pedro Ortiz de Z�rate, como tambi�n el martirio de
algunos, abri� camino para el trabajo abnegado de otros,
que en oleadas sucesivas y con suerte desigual fueron
llegando a estas tierras.
El sacerdote Franciscano Roque Chielli dedic� los mejores
a�os de su vida para ayudar a los Chiriguanos y sus
primeros a�os de trabajo transcurrieron en la misi�n La
Loma de El Tabacal, hasta que en 1970 un acontecimiento
imprevisto sacudi� su pac�fica existencia: lleg� la orden
de desalojar de inmediato.
La catequesis de los Franciscanos entre los abor�genes se
ha distinguido por un gran respeto a su lengua y sus
costumbres.
HIDROGRAFIA
El sistema h�drico
formose�o forma parte de la Cuenca del R�o de Plata y
presenta caracter�sticas muy particulares Los tres r�os
m�s importantes de la provincia de Formosa, constituyen
sus l�mites naturales. Pilcomayo, Bermejo y Paraguay.
La mitad oriental de la
provincia est� surcada por Riachos y arroyos de escasa
importancia que discurren de Oeste a Este, casi paralelos
entre s�; son temporarios de bajo caudal y sus albardones
altos, sumados a la baja pendiente del terreno, impiden
el libre drenaje y encauzamiento de las aguas, lo que da
origen a grandes esteros y lagunas en las zonas m�s
bajas, digamos de car�cter permanente, como los esteros
Bellaco y Gallego. En general, todos presentan escasa o
nula conexi�n con los sistemas de r�os, drenando por sus
partes centrales, desarrollando sistemas de ca�adas,
c�rcavas (arroyos Cuc� y Formosa) y cursos con
albardones, anchos y de poca profundidad (Riachos Mbigu�
y Lindo).
Existen tambi�n meandros y
cauces abandonados, que permiten la formaci�n de r�os de
car�cter irregular y temporario, y los denominados
"madrejones" o "pozos", que son acumulaciones permanentes
de agua que cobran vital importancia, en las �pocas de
sequ�as prolongadas. Estos madrejones son en realidad
parte de los cauces abandonados o r�os muertos,
pertenecientes tanto al Sistema del R�o Pilcomayo como al
del R�o Bermejo, o a otros sistemas fluviales ya
fenecidos; entre los m�s caracter�sticos podemos
mencionar al "Madrej�n de Las Lomitas", al "Pozo de
Maza", "Pozo del Quebracho" y los madrejones formados en
las �reas de antiguos derrames del R�o Pilcomayo
Superior, entre Fort�n Nuevo Pilcomayo y Salto del
Palmar.
CLIMA
El clima es c�lido y la
temperatura media es de 22� C con variaciones extremas en
verano que llegan hasta los 45� C. Formosa se debate
entre la escasez y el exceso de humedad, variable seg�n
la �poca. El total anual de lluvias ca�das en la zona
oriental es de 600 mm. Desde el punto de vista
agroecol�gico se la divide en tres grandes �reas: la zona
este o h�meda, la zona centro o Sub-H�meda y la zona
oeste o semi�rida.
A su vez, de acuerdo con su posici�n geogr�fica, se
pueden distinguir dos tipos clim�ticos:a) Al oeste el
clima es c�lido con estaci�n seca, temperaturas medias
anuales superiores a los 23� C, con moderadas amplitudes
t�rmicas estaci�nales y balance h�drico marcadamente
deficitario.
b) Al este, el clima c�lido subtropical h�medo, con
temperaturas ligeramente inferiores y precipitaciones
abundantes durante todo el a�o, superiores a los 1.000
mil�metros anuales.
c) Entre ambos extremos se ubica una amplia faja de
orientaci�n meridiana en la que se produce de Este a
Oeste, una gradual disminuci�n de las lluvias de 1.000 mm
a 650 mm anuales.
En rasgos generales, el clima de la Provincia de Formosa
presenta caracter�sticas clim�ticas tropicales a
subtropicales. La diferenciaci�n clim�tica es m�s marcada
de Este a Oeste que de Norte a Sur, con incremento del
grado de aridez y continentalizaci�n.
FAUNA
En la Provincia de Formosa
la fauna es muy variada, destac�ndose el lugar que ocupa
en el mantenimiento de este gran ambiente y por el rol
que cumple para lograr un equilibrado funcionamiento del
ecosistema.
Los m�s numerosos dentro de los Vertebrados, son los
mam�feros y las aves; caracter�sticos ambos de espacios
abiertos, muy adaptados a los ecosistemas existentes,
encontr�ndose tambi�n reptiles (algunos de ellos
venenosos como la v�bora de cascabel, yarar� y coral),
anfibios y peces.
A pesar de que la fauna en general ha sido diezmada en
algunos lugares, producto de la caza indiscriminada,
provee de importantes recursos alimenticios,
constituyendo adem�s una fuente de ingresos para los
habitantes de la regi�n, pues comercializan: carnes,
cueros, plumas, animales para mascotas, etc., los cuales
tienen como destino los mercados extra regionales.
FLORA
En
La Provincia de Formosa las masas forestales cubren
aproximadamente 5.000.000 de has, predominando los
bosques caducifolios, muchos de los cuales son xer�filos,
aunque tambi�n hay presencia de bosques o selvas en
galer�a, sabanas, palmares, pajonales, estepas y
cardonales.
De acuerdo a las precipitaciones se puede dividir la
provincia en dos Zonas:
Ubicada en la porci�n
Este, donde los bosques est�n constituidos por numerosas
especies que pueden aparecer formando bloques continuos o
formando isletas de extensiones variables.
Estos bosques se desarrollan sobre terrenos sobre
elevados, antiguos albardones o lomadas, con suelos bien
desarrollados, profundos y ricos en materia org�nica.
La estructura de estas formaciones es m�s simple que la
que encontramos en la selva, donde podemos diferenciar
tres estratos fundamentales: estrato arb�reo (con
especies principales y secundarias), estrato arbustivo y
estrato herb�ceo.
A su vez se pueden clasificar a los Bosques de acuerdo a
la altura de los �rboles dominantes, en Bosques Altos y
Bosques Bajos:
La altura de los �rboles
dominantes en este Tipo Forestal oscila entre 25 y 30
metros, y constituyen los mayores recursos forestales de
esta regi�n.
Sobre el suelo, como
cubierta viva que a veces se extiende formando un manto
continuo sin interrupciones aparecen el Caraguat� (Bromelia
serra) , el cardo chuza (Bromelia hieronymi) y con menor
frecuencia la Ibira (Pseudananas macrodontes).
Las lianas y ep�fitas son menos numerosas que en la
selva.
La
altura de los �rboles dominantes es menor que en el Tipo
Forestal anterior, oscilando las alturas entre 20 y 22
metros, los fustes son mas cortos, mas ramificados y
menos cil�ndricos, presentando una conformaci�n menos
satisfactoria, siendo en general de menor calidad.
Este Tipo forestal se desarrolla en los suelos mas
pobres, con una composici�n de 250 �rboles por ha, y
vol�menes maderables entre 50 y 55 m3 por ha
En toda la Zona H�meda
H�medo son abundantes las sabanas, que sistem�ticamente
son inundables en ciertos meses del a�o, con predominio
de la vegetaci�n herb�cea (espartillo, paja amarilla,
paja de techar).
Cuando estos campos bajos son de suelos alcalinos, el
pastizal aparece salpicado de palmeras, la Palma colorada
(Copernicia alba), que en algunos casos forman masas mas
o menos puras y con ejemplares de hasta 20 metros de
altura.
Existen otros sitios m�s bajos a�n, con suelos muy
arcillosos, que permanecen con agua durante casi todo el
a�o. Suelen tener forma alargada lo que denuncia su
posible origen en un cauce fluvial poco profundo, que
oscila entre 0,50 y 1,50 metros; se los denomina:
esteros, ca�adas, ba�ados, y est�n poblados por abundante
vegetaci�n palustre como: pir�, paja brava, juncos,
totoras, peguaj� y sagitaria. En su interior aparecen
plantas flotantes como: camalotes, repollitos y lentejas
de agua e irup�s.
Ubicada en el centro y
oeste de la provincia, donde los bosques son m�s bajos,
su estructura es m�s simple comparados con los de la Zona
H�meda y el n�mero de especies es menor.
La altura promedio de los �rboles dominantes varia de 15
a 18 metros
En espacios abiertos y muy
degradados se encuentran las denominadas �plazuelas�, con
suelos desnudos por la erosi�n e�lica e h�drica y con
abundante presencia de cact�ceas de los G�neros Cereus
(Card�n, Ucle) y Opuntia (Quimil).
Asimismo existen �reas con suelos predominantemente
arenosos y cubiertos con vegetaci�n herb�cea del G�nero
Elionurus (Aibe). Estos son antiguos cauces fluviales o
paleocauces.
SELVAS EN GALERIA (SELVAS
MARGINALES)
Son formaciones selv�ticas
higr�filas que se extienden a lo largo de las riberas de
los R�os: Paraguay, Bermejo, Pilcomayo y sus afluentes.
Difieren netamente de las comunidades flor�sticas
aleda�as y normalmente ocupan pocos metros de extensi�n
desde la orilla hacia el interior.
En Formosa las Selvas en Galer�a incluyen grandes �rboles
como el Timb� colorado, Ibir� pit� guaz�, Inga, Alecrin,
Manduvir�, algunos de ellos presentes en otros ambientes
y tambi�n especies exclusivas de las selvas marginales
como el Laurel negro, Laurel hu, Tarum�, Seibo, Ing�,
Mata ojo, Sauce, Ambay, Sangre de drago, y dos bamb�seas:
la Tacuara y la picanilla.
ARTESANIAS
FORMOSE�AS
Para
conocer a fondo las artesanias de Formosa, basta con
recorrerar la Casa de la Artesania.Ubicada
en la calle San Mart�n N� 802, la Casa de la Artesan�a
abre sus puertas para mostrar y comercializar distintos
objetos leg�timamente artesanales, realizados por
miembros de las culturas toba, pilag� y wichi.
En su interior el visitante se encuentra con
tapices, alfombras, cestas, mantas, ponchos, bolsos,
fajas, vinchas, yicas, sikiat, kanatec, kajut�,
art�culos de cester�a, collares, pulseras, tobilleras,
morteros, jarras, cubiertos, animalitos y figuras humanas
talladas en madera.

La materia prima utilizada por estas tres culturas
proviene de elementos naturales, como la lana, la fibra
vegetal de totoras, palma y paja brava, semillas,
conchillas de r�o, colas de tat�, frutos de monte,
plumas, madera, cuero, arcilla.
Al recorrer las instalaciones de la Casa de la
Artesan�a, el visitante se encuentra en contacto directo
con los artesanos, leg�timos artistas regionales, quienes
revelan las t�cnicas utilizadas para alcanzar los
motivos.
Entre sus secretos, relatan que obtienen la lana
esquilando sus peque�os reba�os o intercambiando con
alguna criolla del lugar sus productos terminados. La
escardan y luego la hilan, pr�cticamente no conocen la
rueca, salvo rar�simas excepciones. Despu�s de hilada la
lavan y la ti�en.
Entre las artesan�as hechas con fibra vegetal cabe
destacar la realizada en chaguar, la m�s importante de la
etnia wichi. Se trata de una bromelia que crece
abundantemente en toda la regi�n central y oeste de la
provincia de Formosa. Hay una gran variedad de la misma
especie, pero las artesanas seleccionan dos o tres de
ellas para trabajar, ya sea por el largo o la finura de
su fibra.
Por otro lado la alfarer�a es completamente
utilitaria y por ende est� desprovista de toda
ornamentaci�n, ya sea en apliques, incisiones o pinturas.
El artesano toma la tierra en seco, la muele en un
mortero, y despu�s la pasa por un cedazo hecho por una
fina trama de chaguar, para sacarle las impurezas.

Con respecto a la
talla en madera, el �nico artesano es el var�n. En la
cultura aborigen los roles por sexo est�n bien
diferenciados, y as� como no se encuentran varones que
tejan, tampoco se encuentran mujeres que trabajen en
madera. Trabajan especialmente en palo santo, que es una
madera dura y perfumada, con ella realizan morteros,
jarras, cubiertos, animalitos y figuras humanas.
Actualmente han incurrido en una nueva t�cnica de
combinar distintas maderas anexadas a otros elementos,
como por ejemplo huesos.

Luego de esta explicaci�n, en la que contamos las
t�cnicas y desarrollos de los objetos, sugerimos no
regatear los precios de las artesan�as. Respetemos la
dedicaci�n, el tiempo y el trabajo de estos artesanos. En
nosotros est� que sus conocimientos no se pierdan en el
traspaso generacional.
Una de las excursiones que
m�s �xito tiene entre los turistas es la navegaci�n por
los r�os formose�os. otras opciones son participar en la
Fiesta del Pomelo en Laguna Blanca o visitar el Parque
Nacional Pilcomayo.
PARQUE
NACIONAL PILCOMAYO
Ubicado en el noreste de la
provincia de Formosa, a orillas del r�o que le da su
nombre, fue creado en 1951 con una superficie inicial de
285.000 hect�reas, que fue disminuyendo con el tiempo
hasta llegar a la actual: tan s�lo 47.000 hect�reas. La
superficie de este parque conforma una extensa planicie
con pendientes muy reducidas y orientadas en general de
noroeste a sudeste, presentando depresiones que dan
origen a esteros, ba�ados y lagunas de diversas
magnitudes. La parte m�s elevada la constituye la franja
que bordea el r�o Pilcomayo, que forma albardones, �reas
de terreno que crea el mismo r�o durante sus peri�dicas
crecientes con el material de arrastre que traen sus
aguas y que va deposit�ndose en la orilla.

En este Parque encontramos
el mosaico de ambientes t�pico del Chaco H�medo, Chaco
Oriental o Chaco de Esteros, Ca�adas y Selvas de ribera.
Esta variedad de ambientes est� en gran parte determinada
por la ubicaci�n del �rea. La misma se encuentra
enclavada en la porci�n m�s
h�meda de la regi�n chaque�a.
El aporte de agua est� dado tanto por las lluvias (caen
entre 950 y 1.200 mm al a�o) como por las peri�dicas
crecidas de los r�os de la regi�n. Esta abundancia de
agua permite el desarrollo de una gran gama de ambientes
acu�ticos, cubiertos por una rica vegetaci�n que a su vez
sostiene numerosas especies de la fauna silvestre.
Dominan el paisaje los extensos palmares de Palma Blanca
o Caranday, acompa�ados por pastizales, que prosperan en
zonas inundables.All� podremos observar alguna Chu�a de
Patas Rojas o un grupo de �and�es. Los terrenos m�s
altos, que est�n fuera del alcance de las inundaciones,
est�n ocupados por un tipo de vegetaci�n distinta .
Se trata de bosques, que se disponen en isletas rodeadas
de los terrenos inundables ocupados por los palmares
mencionados. Habitan estos bosques mam�feros como el
Zorro de Monte y una gran variedad de aves . Sobre
las costas del caudaloso R�o Bermejo, que conforma el
l�mite norte del Parque hallaremos un denso bosque, con
�rboles de hasta 20 metros de altura, cubiertos de
enredaderas, lianas y ep�fitas. Es la Selva en Galer�a,
que se nutre de los aportes de sedimentos prove�dos por
los peri�dicos desbordes del Bermejo. El Mirikin� o Mono
de Noche a�n puede ser hallado en este restringido
ambiente, que constituye su principal refugio.
Finalmente, en los terrenos donde el agua permanece la
mayor parte del a�o, se desarrollan los ambientes
acu�ticos. Estos est�n representados por los esteros,
ba�ados, ca�adas y embalsados. Los hallaremos asociados a
lagunas y a tramos de r�o desconectados del curso
principal: los madrejones o lagunas semilunares. Estos
cuerpos de agua son caracter�siticos de los r�os de
llanura que poseen un recorrido con muchas vueltas o
meandros. Dado que el r�o cambia peri�dicamente de curso,
es frecuente que abandone amplios sectores, dejando a su
paso numerosas lagunas en forma de medialuna, llamadas
por ello "semilunares". La fauna que habita estos
ambientes es muy abundante, especialmente en aves
acu�ticas y en reptiles como los Yacar�s.
SUPERSTICIONES Y LEYENDAS
EL POMBERO
Cuentan en Formosa que una
vez el Pombero se enoj� con Marco Gavasa, un
hachero. Y durante la noche, lo sac� del rancho con cama
y todo y lo dej� en medio del monte. esto mismo se
repiti� durante varias noches hasta que una vez lo dej�
paral�tico de un golpe. Gavasa muri� en 1972 a los 86
a�os.

LA PACHA
MAMA (ver en
supersticiones y leyendas)
LA LEYENDA
DE LA ISLA DE ORO
Esta historia se remonta a
1869,a aproximadamente, tal vez un poco antes o un poco
despu�s. La fecha exacta no es importante; s�, en cambio,
los hechos, porque dieron lugar al nacimiento de una
leyenda. Por aquellos a�os (1865-70) se libraba una
guerra de exterminio entre el Paraguay y los pa�ses de la
Triple Alianza, Brasil, Uruguay y Argentina. Se cuenta
que las tropas paraguayas comandadas por el mariscal
Francisco Solano Lopez ven�an en retirada desde
Corrientes, bajo el asedio de las poderosas fuerzas
aliancistas. El mariscal, que se desplazaba en un barco,
orden� al capit�n que atracara en una costa para
desembarcar el oro, las joyas y las libras esterlinas que
transportaba con �l y que no deb�an caer en manos del
enemigo. La orden se cumpli� de inmediato y el barco
recal� en una isla solitaria. All� mismo fue enterrado el
tesoro, pero el lugar, s�lo el mariscal y algunos pocos
hombres de su confianza lo supieron, y todos ellos se
llevaron el secreto a sus tumbas. Con el correr del
tiempo, muchos aventureros muchos hombres y mujeres,
llegaron a la isla para tratar de hallar la gran fortuna
escondida. Pero todos sus esfuerzos fueron in�tiles;
nunca encontraron nada. Pronto comenz� a correr el rumor
de que el tesoro estaba custodiado por seres extra�os e
intocables; tal vez los espectros de los soldados m�s
leales del mariscal. Hasta hoy persiste la creencia de
que la isla guarda un magn�fico tesoro, porque en noches
de luna se levanta de alg�n lugar de la tierra un
resplandor, un fr�o arco iris que se refleja en las ramas
de los �rboles que rodean el enigma.