Página declarada de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por Resolución Nº 374/07 del 15/11/2007
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REPÚBLICA ARGENTINA


PROVINCIA DE

CORRIENTES

 

UBICACIÓN GEOGRÁFICA

La provincia de Corrientes se encuentra ubicada en la región mesopotámica de la República Argentina, con una superficie de 88.886 Km2. Su ciudad capital, del mismo nombre, cuenta con una población cercana a los 300.000 habitantes.

Limita al norte con la República del Paraguay; al este con la provincia de Misiones, la República Federativa del Brasil y la República Oriental del Uruguay; al sur con provincia de Entre Ríos, y al oeste con las provincias de Santa Fe y Chaco. 

Su territorio se caracteriza por una asimetría marcada entre el sector oriental y el occidental, el dominio de esteros y lagunas se destaca por no integrar un sistema hidrográfico organizado. El área más dinámica está delimitada por los esteros y lagunas del Iberá y caracterizada por dos elementos fundamentales: el asentamiento de la capital en una posición privilegiada, en un sitio no inundable donde convergen dos vías fluviales, el río Paraguay y el Paraná, y la presencia de pequeñas lomadas que hacen posible la agricultura intensiva de cítricos, hortalizas, tabaco, maíz, etc. 

El clima es un factor importante en el paisaje correntino. Ubicado en la zona subtropical, el territorio está sometido a precipitaciones abundantes que decrecen de noreste a sudoeste. 

Las actividades productivas de Corrientes, son la ganadería ovina y vacuna, el cultivo y procesamiento de cítricos, en especial la naranja, y el cultivo de arroz que, en la actualidad, ha alcanzado una fuerte expansión en función del mercado brasileño. Deben también mencionarse cultivos industriales más tradicionales como el té, la yerba mate y el tabaco. 

Esta provincia, cuya capital lleva su mismo nombre, está dividida en 25 departamentos con poderes políticos y administrativos propios. 

La tasa media anual de crecimiento es del 17,7% y la densidad de 9 habitantes por kilómetro cuadrado.

Geomorfología

Instalada en pleno corazón de la Cuenca del Plata, forma parte de la Llanura Mesopotámica con alturas que van de 28 ms, en el sudoeste, hasta 220 m, en el nordeste.
Se puede dividir en tres grandes unidades geomorfológicas muy bien definidas: lomas y planicies embutidas del noroeste y el oeste; depresión iberana, que atraviesa diagonalmente la provincia de nordeste a sudoeste, y planicie ondulada del sector oriental.

La primera de ellas está formada por una serie de lomadas arenosas dispuestas en abanico, a partir de la localidad de Ituzaingó, entre las que se extienden grandes planicies inundables, algunas de las cuales desembocan en arroyos o ríos afluentes del Paraná.

Las lomadas están caracterizadas por una atractiva formación de parque, con especies mixtas de los ambientes chaqueño y misionero, y se encuentran tapizadas por numerosas lagunas, por lo que se constituyen en emplazamiento de la mayor parte de las localidades de esta subunidad.
El espacio se encuentra fuertemente parcelado y dedicado a la agricultura tradicional.

Por su carácter de periódicamente inundables, las planicies embutidas se caracterizan por presentar propiedades de gran extensión dedicadas a la ganadería extensiva y al cultivo del arroz.
A lo largo de todo el recorrido del Paraná se han instalado ciudades-puerto, entre las cuales cabe mencionar la capital provincial, con casi 300.000 habitantes, y Goya, segunda ciudad de la provincia con aproximadamente 60.000 habitantes.
Las barrancas del Paraná representan un importante atractivo turístico, no solamente por la pesca sino también por la belleza del paisaje originado por cárcavas de múltiples colores y la vegetación en galería que acompaña al eje fluvial. La zona de Goya y sus departamentos vecinos constituyen la típica área tabacalera. Esta subunidad ha tenido gran desarrollo en tendaleros para cultivos bajo cubierta y en algunos sectores tiene gran importancia la forestación.

La depresión iberana configura un factor de aislamiento y de separación entre los sectores oriental y occidental de la provincia y presenta de norte a sur tres subunidades:

Los esteros del Iberá, esta subunidad tiene una superficie aproximada de 12.000 km² y constituye un ambiente ecológico con muy pocas analogías en el mundo, de 200 km de largo por 60 km. de ancho aproximadamente, dominado por vegetación palustre, en parte flotante (embalsados), y del cual emergen algunos islotes dispersos con vegetación arbórea. En tiempos geológicos anteriores el río Paraná corrió por ésta región, y sus antiguos cauces son perfectamente distinguibles en las imágenes satelitales. Extensas lagunas se desarrollan en su interior, tales como la de Luna, Iberá, Fernández, Medina, Trim y otras. Allí se desenvuelve una riquísima fauna: por ejemplo, más de 200 especies de aves están vinculadas o dependen de este ecosistema. Yacarés, carpinchos, lobitos de río, ciervos de los pantanos, etc., así como una abundante fauna íctica asociada con las aguas cristalinas de las lagunas, puede darnos una idea de la belleza y la riqueza ecológicas de este ambiente.

Por su extremo sur nace el río Corriente, que está controlado por un mecanismo hidrobiológico asociado a la vegetación flotante, que permite la autorregulación del sistema de escurrimiento de los esteros. Este río se extiende en la subunidad siguiente en una amplia planicie inundable conocida como bañados del río Corriente, donde se han instalado importantes arroceras, para finalmente, al sur del arroyo María Grande, salir de la depresión iberana a nutrir el cauce del Paraná. Este sector constituye la parte más estrecha de la depresión y es atravesado por las rutas 123 y 124.

Hacia el sur se extiende la depresión del Sarandí-Barrancas, que antiguamente debe haber sido idéntica a la de los esteros del Iberá, pero se ha ido rellenando y hoy presenta un área de muy difícil drenaje y periódicamente inundable, pues recibe por su margen izquierda importantes arroyos, como el María Grande, el Abalos y el Barrancas. La vegetación es en gran parte de pastizales y pajonales, con bosquecillos ubicados en la desembocadura de tales arroyos.

La planicie ondulada del sector oriental se presenta con un neto contraste, en relación con las áreas situadas al oeste, como consecuencia del cambio en las condiciones geológicas, edáficas y fitogeográficas.
Las areniscas y los basaltos de la Era Secundaria constituyen el soporte de esta unidad y llegan a aflorar a la superficie contrastando con las rocas terciarias y cuaternarias que caracterizan a las dos primeras unidades.

Un marcado desnivel topográfico la separa de la depresión iberana a lo largo de todo su recorrido y el paisaje se presenta como una serie de colinas escalonadas con una densa red de cursos dispuestos en modelos radioanulares.
Es posible distinguir un sector situado al sur del río Aguapey, dominado por una vegetación herbácea y sin árboles, con formación de un bosque abierto en su sector occidental. En esta unidad se encuentran dos ciudades que polarizan el espacio: Mercedes y Curuzú-Cuatiá, con población cercana a los 30.000 habitantes cada una, y otras dos localidades importantes sobre el río Uruguay: Paso de los Libres y Monte Caseros.
La actividad dominante es la ganadería de alta calidad, bovina y ovina, y las propiedades son generalmente de gran extensión. Numerosas represas pequeñas actúan como aguadas para la ganadería y en algunos casos para riego por gravedad, ya que los cultivos de arroz se pueden desarrollar en las planicies fluviales.
Entre los ríos Aguapey y Miriñay se extiende la segunda zona de esta subunidad, dominada por amplias planicies de pastizales y pajonales periódicamente inundables, conocida como malezales, y cuya vocación natural es la ganadera extensiva o los cultivos de arroz. De esa gran planicie (a 75 m s. n. m.) se elevan por el norte en forma muy abrupta una serie de colinas dispuestas en arco conocida como los Tres Cerros, que alcanza su punto culminante en el cerro Nazareno con 179 m.
En esta zona, sobre la margen del río Uruguay se encuentran las localidades de Alvear, La Cruz y Yapeyú, con fuerte tradición histórica.
Al norte y al este del río Aguapey se extiende la tercera zona, donde los rasgos generales empiezan a parecerse a los de la provincia de Misiones. Un relieve marcadamente ondulado, suelos rojizos y vegetación en galería dan un aspecto particular al paisaje, que se encuentra en rápido cambio, con gran desarrollo de la producción sojera, forestal, de té y yerba mate. Dos ciudades comandan este espacio: Santo Tomé y Virasoro, de las cuales esta última ha desarrollado recientemente un rápido crecimiento poblacional.
Cabe destacar que esta área tiene una singular importancia dentro del Mercosur por su posición estratégica, el emplazamiento de Yaciretá en su extremo norte, a pocos kilómetros de Ituzaingó, como la futura construcción del embalse Garabí, sobre el río Uruguay, y el puente Santo Tomé-São Borjas.

Flora y Fauna

Debido a la gran abundancia de agua, reunida en corrientes que discurren mansas y en lagunas y esteros, sumada al estímulo que brinda la calidez del clima subtropical, la vegetación que viste el paisaje correntino se muestra exuberante y muy variada.

En el nordeste, acompañando las márgenes de los grandes ríos y sus afluentes, crecen sauce, aliso, tacuara, timbó, guayaibi, lapacho, curupí, ibirá pitá,aguaribay y otros. En el noroeste son característicos el quebracho colorado y el blanco, el algarrobo negro, la palmera caranday, el tala, el espinillo, el cardo, las gramíneas y los cactos.

En el sur de la provincia son abundantes las formaciones de bosque bajo, con arbustos y gramíneas. Las especies características de esta área son el ñandubay, el espinillo, el algarrobo, el quebracho blanco y el tala, entre otras.

La zona de la laguna Iberá es rica en especies acuáticas, entre las que se destaca el irupé, también llamado victoria regia o maíz de agua. El enorme arbusto que caracteriza la pampa argentina, el ombú, es asimismo originario del norte de Corrientes


En este ambiente de exuberancia vegetal tiene su hábitat natural una variada fauna en la que abundan los cuadrúpedos, como el coatí, el carayá, la mulita, el ciervo, el carpincho, la nutria, el zorrino y la vizcacha, varias especies de tatúes y monos. Diversidad de aves anidan en el territorio provincial (más de 520 especies): ñacurutú, pitogüe, cotorra, perdiz, chajá, ñandú, carpintero, tordo, cigüeña, garza flamenco, carau y otros zancudos, y muchas más llenan el aire de Corrientes con sus colores y voces particulares.

Los ecosistemas correntinos son también propicios para albergar gran número de reptiles. Por ellos circulan silenciosos el lagarto, el yacaré y el teyú taragüí, así como víboras, serpientes y lagartijas.

La fauna subacuática es muy generosa (más de 350 especies) y convoca a multitud de aficionados a la pesca deportiva, además de dar sustento tradicional a los pobladores de las riberas y los esteros. Típicos son el surubí, el pacú, la raya, el dorado (tigre del río) y muchas otras especies.

Turismo:

El atractivo turístico de la provincia se basa, principalmente, en su variada riqueza forestal, sus esteros y montes, también en el estilo arquitectónico, colonial y autóctono, principalmente de su capital, además de otros centros históricos en general. 

La Pesca: Tiene una de sus capitales nacionales en Corrientes, con dos polos: Paso de la Patria es el ámbito privilegiado del dorado; Goya, el del surubí.

Parque Nacional Mburucuyá: El Parque Nacional Mburucuyá se ubica en el noroeste de la Provincia de Corrientes, en el Departamento Mburucuyá.

Itatí: A orillas del Paraná, en una monumental basílica construida en 1950 que posee una cúpula de 83 m de altura, se conserva la venerada imagen de la Virgen de Itatí, patrona provincial y objeto de esmerada  devoción para los correntinos.

Paso de los Libres: es la ciudad más importante de las ubicadas a orillas del río Uruguay. Un puente internacional de 1.419 m la comunica con la ciudad brasileña de Uruguyana.

Corrientes: la ciudad capital está unida a la provincia de Chaco mediante el puente General Manuel Belgrano, un complejo vial inaugurado en 1973 que tiene una longitud de 1700 m y se alza 35 m sobre el nivel medio de las crecientes del Paraná.

Yapeyú: Fue una de las misiones jesuíticas más importantes establecidas en territorio correntino. Fundada en 1626, conserva la memoria de su hijo dilecto, el Libertador General José de San Martín.

Iberá: La inmensa Reserva Natural del Iberá, creada en 1983, ocupa una extensión de 13.000 km2, casi el 15% del territorio provincial. Su fauna incluye algunas especies en peligro de extinción: venadillo, aguará guazú, zorro gris chico y yacaré.

PARQUE NACIONAL MBURUCUYA

Ubicación: El Parque Nacional Mburucuyá se ubica en el noroeste de la Provincia de Corrientes, en el Departamento Mburucuyá.

Superficie: 17.660 hectáreas

Creación: A partir de la década del 40, el Dr. Troels M Pedersen –hijo de Niels Peter Pedersen, propietario de estas tierras- viaja a la Argentina una vez concluida la Segunda Guerra Mundial para hacerse cargo de este campo comprado en la década del 20, interesado por la flora del lugar y su interés por hacer un uso racional del pastoreo en el campo, comenzó a revertir el deterioro que sufrían. Su acción a favor del ambiente natural culminó con la donación del área para la creación del Parque Nacional, posibilitando que hoy podamos mantener este ambiente, disfrutarlo y reflexionar acerca de su historia.

Por su importante superficie y características naturales, se trata de un área representativa de los ambientes del noroeste correntino, en un excepcional estado de conservación. constituye un importante refugio para la flora y fauna nativas. El Parque Nacional Mburucuyá pertenece a la eco-región Esteros del Iberá que presenta numerosos humedales

Flora: quebrachos -el colorado chaqueño y el blanco-, urunday, viraró, algarrobos, talas, palmeras caranday, alecrín, palmera pindó, caña tacuaruzú, timbó, laurel, palmares de yatay.

Fauna: 150 especies de aves, carpinchos, yacares, zorros, mulitas, guazunchos, gatos yaguarundí, monos carayá, aguará guazú, lobito de río y ciervo de los pantanos.

PARQUE NACIONAL IBERA

Iberá, palabra de origen guaraní que significa "aguas brillantes", hace alusión a la manera en que el reflejo de la luna reverbera sobre la calmada superficie de las lagunas. Con este nombre se conoce a una de las grandes áreas naturales del país que atrae, por la belleza de su paisaje  y la variedad de su flora y fauna, a turistas de todo el mundo. La región se encuentra ubicada en una inmensa depresión que comienza cerca de Ituzaingó y se extiende en forma de arco hacia el suroeste a lo largo de una distancia de 170 kilómetros, teniendo un ancho de 16 a 40 kilómetros. En su margen sudoeste, la cuenca está perfectamente delimitada por terrenos más elevados, pero en su margen opuesta, la noroeste, no tiene límites definidos, formando un complejo sistema de lagunas y esteros interrumpidos por islotes de tierra firme. Tomando en cuenta la cuenca principal la superficie total del área estaría entre los 9.000 y 15.000 km2. Existen diversas teorías sobre el origen de los Esteros del Iberá. Una de ellas considera que la región conformó un antiguo cauce del Paraná, conservando hasta la actualidad la comunicación subterránea con el mismo. Otra teoría la considera un "ojo de mar" que habría inundado en tiempos remotos estos parajes. También se piensa que ese enorme receptáculo fue producido por una fuerte erosión eólica, siendo ocupado posteriormente por el agua de las lluvias que afluyen por un sinnúmero de esteros y cauces secundarios, alimentando el depósito principal. El cambio continuo del nivel de las aguas de los esteros está indicando su dependencia de la precipitación pluvial. Este aporte devuelve al sistema una cantidad de líquido equivalente a la que se evapora. El sistema de Iberá drena en forma permanente pero lenta, dada la escasa pendiente, por el Río Corrientes, que vierte sus aguas al Paraná, y transitoriamente por el Río Miriñay que desemboca en el Uruguay. El paisaje presenta el aspecto de una llanura más o menos uniforme, cuya altura sobre el nivel del mar es de unos 60 metros y está apoyada sobre un manto rocoso. La parte norte está formada por campos llanos, a menudo bajos y anegados, es la región de cañadas, lagunas, permanentes o temporarios, prácticamente indiferenciable de la depresión principal. En la zona también alternan planicies y lomas bajas de tierras más elevadas que se utilizan como campo de pastoreo, estando la llanura a veces interrumpida por cordones de médanos. Al sur se encuentran terrenos ondulados, con elevaciones locales que alcanzan los 30 metros. Comprende pocas aguadas, esteros diseminados, y numerosos zanjones y arroyos que desembocan en su mayoría en los grandes esteros del Iberá. Los suelos, principalmente en la zona norte, son de carácter sedimentario, aluviones antiguos en parte arenosos y arcillosos. Las arenas descansan sobre la capa impermeable de arcilla o limo, originando el estancamiento de las aguas y las formación de lagunas y bañados. La vegetación acuática alterna con faja e islas de tierra firme o semi-anegadiza y lagunas de gran extensión como Iberá (de hasta 2 metros de profundidad  ), Luna, Fernández, Galarza, Paraná, Trin y Medina. Uno de los ambientes más característicos de las lagunas son los llamados "embalsados", originados por el denso agrupamiento y la acumulación de vegetación acuática. Se trata de islas flotantes sobre la cuales se va depositando tierra, se compactan las raíces y pueden presentar vegetación arbustiva e inclusive arbórea (como los Sangres de Drago, Ceibos, etc.). Estas islas flotantes, empujadas por el viento forman parte de las numerosas leyendas y supersticiones indígenas: la Isí o Madre del Estero, el Caá Porá y el Pombero, son los más célebres seres míticos de la región. La fauna está mayormente integrada también por especies de hábitos acuáticos. El Carpincho y el Coipo figuran entre las más comunes; especies amenazadas de extinción como el Lobito de Río, el Ciervo de los pantanos y el Yacaré hallan en esta inmensa región seguro refugio. Una infinidad de aves de variadas formas y coloridos pueblan los bosques, esteros, bañados y lagunas, haciendo las delicias de los observadores de la naturaleza

El CHAMAMÉ

El Chamamé es la música que identifica al pueblo correntino y a la región del nordeste, expresión que aun preserva el estado agreste y libre, que se agita sin cesar soportando cualquier tipo de dominación, que resiste a todo lo que la aplasta y la aprisiona. Por ello el Chamamé representa para nuestro pueblo la forma de expresión que mediante un viento musical le restituye al hombre su libertad, su lenguaje, sus gestos, su memoria. El Chamamé no estuvo ni antes ni después, esta desde siempre en los pasos, en los recuerdos, en los deseos, en la yema de los dedos, en el aire que se respira, porque el Chamamé además de ser una expresión musical, es una forma de vida, es el compromiso con la palabra dicha, es el milagro de compartir la felicidad en lo que dura el baile.

Para poder  investigar donde nace el CHAMAME,nos remontamos al mes de abril de 1691  cuando el padre Jesuita ANTONIO SEPP llego al Rio de la Plata,trasladandose a la localidad de YAPEYU,CORRIENTES,donde el parroco era Santiago Ruiz.El  padre Antonio Sepp era aleman natural de TIROL ,actual AUSTRIA. Estuvo en  Yapeyu desde el 1 de Junio de 1691 hasta fines de 1693, pero su labor fue enorme, como eximio musico introdujo la mejor musica existente en
Europa.Construyo en Yapeyu un amplio taller,en el que se llego a fabricar tada cxlase de instrumentos musicales, incluso organos y creo con los indigenas yapeyuanos la primera escuela polifonica que existio en tierras argentinas.justamente el padre Sepp enseño a los aborigenes a bailar el vals vienes clasico, entonces los aborigenes le decian "EMO MEME PAI" queriendole decir "mas acelerado,mas continuo el ritmo".Don Antonio compone un vals mas continuo,mas acelerado,al traerles Sepp les dice"ARUMA COAPE CHE MEME","aqui les traigo mi ritmo mas continuo" y pronuncia por primera vez con su acento extranjero" CHAMAME" , los aborigenes escuchan y prosiguen con esa pronunciacion,naciendo el CHAMAME en la zona de Yapeyu.

Museo del Chamamé

Con el propósito de contar con una Institución capaz de resguardar elementos de importancia para el patrimonio chamamecero provincial, se fundó el 14 de Febrero del 2003, por decreto 251, el Museo del Chamamé en Mburucuyá.

Era necesario un lugar en el que se puedan atesorar, recuperar, preservar, clasificar y exponer los instrumentos que utilizaron los padres del género y a su vez, poner a disposición de la comunidad todo el patrimonio cultural que abarca el Chamamé: piezas musicales de todos los autores en las versiones de los diferentes intérpretes, partituras, fotografías, material periodístico y discográfico, antecedentes y legados familiares.

Aunque está prevista su expansión, actualmente los visitantes podrán observar los retratos de célebres cantautores correntinos como José Octaviano “Paquito” Aranda, autos y compositor de más de 300 temas; Ramona Galarza “La novia del Chamamé” y una de las primeras en llevar esta música al mundo; Aníbal Maldonado; Verón – Palacios; Ramón Cabrera “El Pibe de Oro” y Rubén Miño. El conjunto de los Hermanos Barrios, integrado por Martiniano, Ireneo y Tomás, en voces y guitarras y Modesto, al Bandoneón. Y el Dúo de los hermanos Vallejos con Alfredo y Juan Lilio en la Guitarra y voces.- Entre otros célebres chamameceros, en el Museo Podrá descubrir los rostros de:

Carlos Talavera, acordeonista excepcional, heredero digno del Cuarteto Santa Ana, fundado por Ernesto Montiel “El Cuarteto Santa Ana”. Isaco Abitbol, mas allá de todos los éxitos de Don Isaco, tal vez el que lo describa mejor sea el titulo de “chamizo”, Amigo Isaco era por todos conocido como una persona de bien, siempre dispuesto a colaborar con jóvenes músicos o con quien lo necesitara. Integrante de Célebres conjuntos Como “Cuarteto Santa Ana” o el “Trío de Oro” y compositor de mas de 150 temas entre los que se cuentan como “La Calandria”, “Santa Ana” y “Estancia Miraflor”; entre otros

Ernesto Montiel y su cuarteto Santa Ana, “El Señor del Acordeón” virtuoso músico, creador de la “escuela montielera”, por la calidad y el estilo con que ensamblaba los acordes, además de sus éxitos como instrumentista y compositor, también fue invitado a tocar en el Teatro Colón. Compuso los temas “Villanueva”, “Tus Recuerdos”, ´”Angélica” y “La Ratonera”: en homenaje a una casa rosarina alquilada por estudiantes correntinos. El Grupo Reencuentro, que hoy continúa brindando su música a pesar de la muerte de Joaquín “Gringo" y Miguel Ángel “Michel” Sheridan, trágicamente desaparecidos, junto a otros compositores, en la ciudad de Bella Vista, al caer el ómnibus en que viajaban, al río Paraná. Mario Millán Medina, “El Cantor Chamamecero”, narrador de la identidad rural correntina a través de sus canciones como “El Rancho de la Cambicha”, “mi Ponchillo colorado”, “La Guampada”, o “el Sargento Sapo”.

Mario del Tránsito Cocomarola, “El Taita” del chamamé, autor de más de 200 piezas, entre ellas el himno correntino “Kilómetro 11”; su virtuosismo con el acordeón lo llevó por el país tocando con los chamameceros mas afamados. El día de su muerte, 19 de Septiembre de 1974, fue declarado oficialmente en la provincia como Día del Chamamé. Antonio Tarragó Ros, hijo de un celebre compositor correntino: Tarragó Ros “El Rey del Chamamé”, su hijo ha sido justo merecedor de fama internacional, incorporó al chamamé instrumentos no convencionales manteniendo su estructura. Autor, entre otros de “Carito”. Los Aloncitos, quienes se iniciaron en el canto cuando aún no habían cumplido los 12 años, y hoy ya es un consagrado conjunto de música correntina.

Para el mantenimiento de esta institución, se creó la Comisión Organizadora del Museo del Chamamé, integrada por representantes de diversos Organismos y Entidades: Subsecretaria de Cultura, Subsecretaria de Turismo, Comisión de la Fiesta Provincial del Chamamé, Intendencia Municipal y Asociaciones de Músicos Locales.

SUPERSTICIONES Y LEYENDAS

EL LOBIZON

Según Cámara Cascudo, esta leyenda arranca de la tradición greco-latina. Para Teófilo Braga, su origen seria escandinavo. Cervantes se refiere a ella en Persiles y Segismunda. Para los franceses vendría a ser el Loup-Garou. Menéndez y Pelayo nos habla de su vigencia en San Miguel de los Azores, donde lo llaman Lobishómen. No obstante estos antecedentes foráneos, Daniel Granada insiste en que ya era conocida en el Plata mucho antes de la llegada de los españoles, lo que no deja de resultar plausible dada la existencia de otros hombres-animales en el área guaraní, como el Yaguareté-Abá. Está muy extendida en el Litoral, y especialmente en Corrientes y Misiones. También se la conoce en Rio Grande do Sul (Brasil) y otras regiones de América, con nombres como Lobisome, Lobisone, Lobisonte, Lubisón y Luisón.

El Lobizón es siempre el séptimo hijo varón seguido de una pareja, así como la séptima hija mujer seguida será bruja. Su representación más frecuente es bajo la forma de un perro negro y corpulento, de orejas desmesuradas que le cubren la cara y con las que produce un fuerte chasquido. Sus patas se parecen a pezuñas, y sus ojos son fulgurantes. Su color suele ser bayo o negro, según la piel del individuo. También es común representarlo como un animal en el que se combinan las naturalezas del perro y el cerdo. Con menor frecuencia se lo describe como un aguará-guazú (lobo de crin), una oveja, un cerdo o una mula.

La transformación no ocurre en cualquier momento, sino a las doce de la noche del viernes, y a veces también del martes. Un tiempo antes, el hombre que padece esta "enfermedad" experimenta una sensación extraña, y luego una acuciante necesidad que lo lleva a apartarse de sus semejantes y ganar la intimidad del monte, donde a la hora señalada se quitará la ropa y dará en el suelo tres vueltas sbre si mismo, de derecha a izquierda, mientras reza un credo al revés. Se opera así la metamorfosis, y sale entonces de correría hasta que el canto del gallo lo devuelva a su humana condición. Durante esa noche, los perros aúllan enloquecidos, advirtiendo su presencia. Va á los chiqueros, gallineros y corrales en busca de excrementos, su más preciada comida. También suele vérselo en los cementerios, revolviendo tumbas en busca de carroña. De tanto en tanto, para balancear su inmunda dieta, comerá un niño no bautizado. Parece despreciar la carne de los adultos

Si alguien lo hiere con un cuchillo, el Lobizón recobrará su forma humana, pero el comedido redentor se expone así a ser muerto por el monstruo. Lo mejor es matarlo con una bala bendita. El impacto lo volverá a su forma humana, y será un hombre muerto lo que encontrará el tirador. Si sólo lo hiere huirá por el monte tratando de alcanzar su casa.

El hombre que se convierte en Lobizón suele ser alto, flaco, escuálido. Se lo reconoce por el tono amarillento de su rostro y su mal olor, que a veces llega a la pestilencia. Es descuidado en el vestir, y su carácter huraño, intratable. Todos los sábados cae en cama enfermo del estómago, por los desperdicios que comió la noche anterior

EL YAGUÁ HÚ ANDA RONDANDO

En el Iberá (provincia de Corrientes), la idea más extendida que se tiene del "lobizón" es la de su transformación canina. El llamado yaguá hú -perro negro-, de gran tamaño, es el protagonista de la superstición. La persona señalada como lobizón es el séptimo hijo varón seguido y no bautizado. No hay forma de equivocarse: de pequeño, reacio a comer carne, es escuálido, enfermizo, solitario, y muestra siempre las uñas largas y sucias de tierra, porque se pasa horas y horas escarbando en los potreros. Su destino está marcado: es un lobizón.

Cualquier correntino sabe que es inútil dispararle, porque no le entran las balas. Para ahuyentarlo, hay una única fórmula: hacerle la señal de la Santa Cruz y tirarle con botellas y tizones encendidos. Elemental: la cruz es el payé guazú, o sea, el talismán grande de Dios, las botellas cortan y los tizones queman. El lobizón sabe que, si es alcanzado, quedará marcado para siempre y cualquiera lo reconocería a la distancia. Si uno está en casa y de repente entra un perro negro, hay que gritarle yaguá hú. Si el perro negro no se inmuta, es que sólo se trata de un perro negro. Pero, si se le erizan los pelos y gruñe, no lo dude: es él. Por eso, un correntino precavido debe tener siempre a mano una cruz, una botella y un tizón. Es curioso: aunque se echa al cuello de sus víctimas y sus colmillos dan siempre con la yugular, el lobizón, como el más santo de los vegetarianos, no gusta de la carne sino de la leche. Por eso, el yaguá hú ronda siempre los tambos y, por las noches, las vacas y los terneros mugen angustiados. No es para menos. Cuando el lobizón muere, su cuerpo tiene forma humana, pero, si uno se fija con detenimiento, el cadáver muestra entre los labios un hilito blanco. Es la leche.

Otro dato inconfundible: el yaguá hú come excrementos de gallina, por eso cualquier correntino sabe que, cuando el patio está limpio, no es porque las gallinas se hayan vuelto educadas, sino porque el hechizado anda rondando. Dicen que el lobizón se transforma dos veces por semana, los martes y viernes, a la caída del sol y, por supuesto, siempre en un lugar solitario. Quien presuma de erudito y se ría de las supersticiones del Iberá, que tenga en cuenta lo siguiente: el mito fue traído de Europa. Plinio, Virgilio, Petronio, Cervantes y hasta el sesudo Menéndez y Pelayo han hablado del lobizón y, que se sepa, ninguno de ellos era correntino...

La luz mala:
es una luz que por las noches se ve en el campo y que la tradición atribuye a las almas en pena de los muertos. La luz que efectivamente se ve es producida por los huesos de los animales muertos que producen una fluorescencia.

Curanderas, manosantas:
son personas a las que la creencia popular les atribuye poderes de sanación y profecías, así como también el de ahuyentar malos espíritus.

Pombero:
es una leyenda del litoral argentino que habla de un duende que pretende para sí el amor de todas las mujeres, motivo por el cual no permite que los hombres se enamoren de ellas.

FESTIVIDADES

La Virgen de Itatí: Es una festividad religiosa que se celebra el 16 de julio en la provincia de Corrientes. Es una congregación multitudinaria de poblaciones cercanas a Itatí que peregrinan cantando y llevando la imagen de la virgen.

El Topamiento: Es una festividad del noroeste argentino donde dos comadres (madre y madrina de un niño) se topan de frente y bajo un arco adornado de flores y con la promesa de fidelidad entre ambas.

La Pachamama: Durante los carnavales se celebra en los valles Calchaquíes. La Pachamama es la "madre tierra" que nos provee de lo necesario para el sustento diario. En esta fiesta de origen indígena, hombres y mujeres bajan de los cerros cantando coplas y rogándole a la Pachamama por el ganado y la cosecha.

Señalada: De celebración en casi todo el país, consiste en "señalar" (marcar), con un corte en la oreja, los animales. Además se los adorna con cintas y flores, y el propósito es rogar por la multiplicación del ganado.

CARNAVALES CORRENTINOS

ARTESANIAS
Imaginería: la talla de imágenes religiosas.

Cestería: trenzado de fibras vegetales originaria de los indios Huarpes de Mendoza.
Alfarería: realización de vasijas de barro.

Guasqueros: trenzado del cuero.

Tejedores o teleros: Tejidos de aguja o telares.

RITMOS MUSICALES
Carnavalito: Típica danza del carnaval en el noroeste argentino. Tiene raíces musicales del altiplano. Varias parejas van formando rondas y túneles.

Pericón: Es un baile propio de las fechas patrias. La palabra pericón significa
bastonero, pues era éste quien dirigía a las parejas en la danza.

Chamamé: Es una mezcla de la polka europea y danzas de los indios guaraníes.

Chacarera: danza picaresca de pareja suelta.

Zamba: danza con pañuelo y melodía romántica, donde el hombre persigue a la mujer tratando de conquistarla.

Cueca: danza típica de la región de cuyo, anteriormente perteneciente a la Capitanía general de Chile. El baile es similar a la zamba.

Malambo: baile masculino con botas, que al golpear en el piso imitan el sonido del galope del caballo. Muchas veces se presenta como una competencia en la que cada gaucho intenta superar al otro con más y mayores figuras durante el baile.

INSTRUMENTOS MUSICALES

La quena es una flauta de caña de cinco agujeros, propia del noroeste argentino.

El erke es una corneta hecha también de caña.

El erkencho es como un clarinete construido con un cuerno de vaca.

El bombo es una especie de tambor grande construido con un tronco de árbol hueco, tapado con cueros de cabra curtidos. Se golpea el cuero con dos palos.

La caja es un bombo más chico que se golpea con un solo palo.
El sikus son cañas de distintos tamaños unidas entre sí que, por su longitud, representan las diferentes notas musicales.

La guitarra es un instrumento de origen español. El gaucho la adoptó y tiene particular importancia en las payadas de las pulperías, en las largas noches y travesías, en los fogones, etc.

El charango es parecido a la guitarra pero más chico. La caja de resonancia es una caparazón de mulita y tiene por lo general cinco pares de cuerdas.

 

 

 

 

 


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