—Mi primera
actuación en público la hice a los 9 años. En esa oportunidad
(se ríe) me pagaron cinco pesos por bailar un Malambo.
Aunque sabe muy
bien que nos referimos a su trayectoria como profesional, no puede
evitar dar rienda suelta a ese gran sentido del humor que lo
caracteriza.
—Se podría decir
que mi primera gira como profesional la hice en el año 1932, junto a
los hermanos Navarrine, en el elenco de Los de la Raza,
actuando con gran suceso en Mendoza (en el Teatro Independencia),
luego en San Juan (en el Teatro Stornel) y regresando a Mendoza,
donde debíamos tomar El Trasandino que nos llevaría a Chile.
Finalmente la gira sería postergada debido a la lluvia de ceniza que
inundó el país.
—¿Cómo y en qué
parte de la gira sucedió?
—Fue
precisamente cuando nos dirigíamos a Chile. El tren dejó de circular
porque los cinco metros de ceniza que cubrían las vías impedían
continuar la marcha.
—¿Qué hicieron
entonces y, en tal caso, por qué no tomaron un avión?
—En esa época
los aviones llevaban muy pocos pasajeros y resultaba demasiado caro
transportar tanta gente (éramos 31 personas). Entonces los hermanos
Navarrine, que dirigían el elenco, resolvieron realizar una gira por
el interior del país.
—¿Cómo estaba
programada la gira original?
—Habíamos
pensado, luego de chile, pasar a Ecuador y de allí a Colombia, para
finalizar la gira en Los Angeles (E. Unidos). Desgraciadamente no
pudo ser.
—¿En qué
consistía el espectáculo?
—El espectáculo
se basaba en la presentación de una comedia, "Patio de Tango", y
finalmente "La Fiesta Nativa"
—¿Cuándo
surgieron «Los Hermanos Abrodos» como agrupación propia?
—«Los Hermanos
Abrodos» comenzaron a actuar precisamente después de esa gira.
Recuerdo que el debut lo hicimos en el Teatro Nacional, junto a
Libertad Lamarque. En esa oportunidad Navarrine escribió,
especialmente para nosotros, «La Canción del Linyera», que aún
continúa en nuestro repertorio y es uno de los temas que nos dio (y
nos sigue dando) las mayores satisfacciones. Me acompañaron entonces
Pepe, que aún permanece en el conjunto, y Roberto, ya desaparecido.
—¿Y el debut
radial de «Los Hermanos Abrodos»?
—En el año 1935,
en Radio Belgrano. Se podría decir que esa emisora fue la que nos
abrió la puerta grande del éxito, ya que nuestras presentaciones
allí fueron suceso hasta 1941, año en que pasamos a Radio El Mundo,
en donde actuamos durante 28 años consecutivos.
—Uno de sus más
grandes éxitos televisivos fue, si mal no recuerdo, aquel ciclo que
difundía Canal 7...
—Seguramente Ud.
se refiere a «La Carreta de Los Abrodos»
—Exactamente; a
ese mismo.
—Bueno, ese
programa se difundió durante más de 6 años en Canal 7, pero no fue
el único que nos trajo satisfacciones. También nos sentimos muy a
gusto (sobre todo a nivel personal) en el ciclo que por aquel
entonces (me refiero al período '74/'76) difundía Canal 7 con el
nombre de «Todo Argentino», con gran acierto y sentido de nuestra
tradición, tanto en tango como en folclore.
—¿Y en la faz
teatral?
—Antes de
incursionar en la radio, trabajamos en el Teatro Nacional Cervantes,
en compañía de los hermanos Pepe y Antonio Parada y, más tarde, en
1938, en el mismo teatro, junto al director Elís Alippi, en la obra
«Calandria», de Leguizamón, donde se montó la fiesta criolla con
canto y danza. Luego vinieron «Mama Culepina» y «El Sargento Palma»,
bajo la dirección de Enrique de Rosas, «El puñal de los troveros»
con Armando Discépolo y, finalmente, «La fiesta criolla de Martin
Fierro», en versión de José Gonzalez Castillo y bajo la dirección
(por segunda vez) de Elías Alippi.
—Y eso no es
todo, porque tenemos entendido que la producción discográfica de los
Abrodos es bastante amplia. ¿No es así?
—En efecto.
Hemos grabado más de 600 discos en 78 RPM (los de pasta), 109 Larga
Duración, y recién terminamos de grabar el volumen 10 del Album de
Danzas Nativas, donde figuran verdaderas joyas del repertorio
bailable.
Manuel Abrodos