La
provincia de Salta se encuentra al noroeste de la
República Argentina con una superficie de 154.775
km2. Su población total es de 950.000 habitantes,
mientras que su capital, del mismo nombre, fundada
en 1582, cuenta con 390.000. Otras ciudades de
importancia son: San Ramón de La Nueva Orán,
Tartagal y General Güemes.
Limita al norte con
la provincia de
Jujuy y la
República de Bolivia; al este con la República de
Paraguay y las provincias de
Formosa y
Chaco; al sur con
las provincias de
Santiago del Estero,
Tucumán y
Catamarca, y al
oeste con la provincia de Jujuy y la República de
Chile
La heterogeneidad orográfica y climática hacen de
las distintas regiones circuitos turísticos
asombrosos.
Desde el frío de los Andes y la Puna hasta el
subtropical de sus selvas, Salta intercala entre
montañas, fértiles valles de agradable temperatura y
sol todo el año.
La hospitalidad provinciana se matiza con su rico
patrimonio cultural, que se expresa con la música
folclórica y conmovedoras manifestaciones
religiosas.
Salta
fue históricamente importante ya que en su
territorio se libraron batallas claves para la
independencia argentina y mucho antes del
descubrimiento de América, fue cuna de ricas
culturas precolombinas. Antiguas casonas y fincas,
hoy transformadas en hostal, rememoran costumbres e
invitan a la aventura.
Las actividades productivas principales son los
cultivos industriales, legumbres, hortalizas y
cítricos. Se complementa con producciones
agropecuarias de tipo pampeano y algunos minerales.
La tasa media anual de crecimiento es del 25,7% y
la densidad de 5,6 habitantes por kilómetro
cuadrado.
En esta ciudad, se
conserva aún en gran parte la arquitectura colonial
del país, representada por su planta urbana colonial
y edificios de interés histórico como el Cabildo ,
la Catedral y la Casa de Hernández entre otros
SÍNTESIS HISTÓRICA
Desde mucho antes de
la conquista española, el actual territorio
salteño era habitado por numerosos pueblos
aborígenes distribuidos entre el llano chaqueño,
los valles y quebradas centrales y las mesetas
del este.
Los
grupos chaqueños correspondían a distintas ramas
como las de los matacos y los chiriguanos, entre
otras y estaban integradas por matacos, chorotes
y churupíes (que se ubicaban en ambas márgenes
del río Bermejo y la margen occidental del
Pilcomayo); vilelas, tobas y chanés (en el
extremo norte) y los lules (cuenca del salado).
Eran cazadores, pescadores y recolectores con
rudimentos agrícolas a través del palo cavador
con el que realizaban la siembra del maíz y la
roturación de la tierra en pequeños cultivos
familiares. Vivían en toldos confeccionados con
cueros y palos o de paja y hojas entretejidas.
Los grupos de chanés y chiriguanos vivían en
casas de paja y hojas entretejidas, revestidas
algunas veces de barro, cultivaban maíz, mandioca
y fabricaban una vistosa alfarería.
Los grupos aborígenes que habitaban las montañas
y los valles de la precordillera procedían de un
mismo tronco racial, hablando todos la lengua
cacana. Se los denominaba genéricamente
diaguitas, convirtiéndose luego en sinónimo de
calchaquí.
Eran
sociedades agricultoras que sembraban mandioca,
papa, zapallo y maíz en los valles y las laderas
de los montes, recurriendo a riego artificial. Su
alimentación la completaba el fruto del algarrobo
(con la que preparaban harina y una bebida
denominada aloja) y la carne de guanaco. Además
de ello fumaban tabaco en pipas de arcilla.
Sus viviendas de piedra de base cuadrada era
recubierta por techos de adobe y agrupadas en
apretados espacios dominados por un pucará,
fortaleza que servía de defensa.
Al oeste, en la puna, los aborígenes atacamas
construían sus viviendas con grandes bloques de
piedra que le servían para protegerse de las
inclemencias del duro clima de la región. Criaban
guanacos y llamas de las que aprovechaban tanto
la carne y la leche para su alimentación, como la
lana con la que tejían coloridos ponchos.
La historia de la Provincia de Salta está
ligada desde los primeros años de la colonia,
a los avatares de su ciudad capital, la que
fue fundada el 16 de abril de 1582 por
Hernando de Lerma, gobernador de Tucumán. Su
primera denominación fue San Felipe de Lerma,
(en alusión al rey español y al fundador) la
que luego se trocó por San Felipe de Salta,
bajo jurisdicción de la gobernación del
Tucumán.
Como la mayoría de las ciudades del noroeste
argentino su emplazamiento estratégico estuvo
ligado a consolidar y proteger el camino real
entre la región del Plata y la del Perú,
continuamente asediado por los ataques de los
aborígenes. Así, la ciudad de Salta tuvo un
rápido crecimiento que le permitió en 1585
contar con su primer molino harinero, mientras
que al año siguiente se comenzaba a construir
el primer hospital y el Cabildo, finalizado en
1593.
Hacia 1650, Salta contaba con quinientos
habitantes, tres conventos de las órdenes
jesuita, franciscana y mercedaria; el Cabildo
y molinos aludidos; un colegio primario a
cargo de los franciscanos y uno secundario
administrado por los jesuitas.
Durante la segunda mitad del siglo XVII, Salta
comienza a crecer gracias a su estrecha
relación comercial con Potosí: maíz, carne
salada, ganado, vino, cebo y otras mercaderías
se traficaban intensamente hacia el Alto Perú.
Pero la prosperidad sobresaltada únicamente
por los ataques aborígenes, fue sacudida en
1692 por un terremoto que hace entrar en
pánico a los habitantes de la ciudad.
La reconstrucción de la ciudad se vio en
reiteradas ocasiones amenazada por los ataques
de los guerreros pueblos de la región, quienes
en 1736 llegaron a invadir la capital salteña.
Para 1750 habían sido vencidos los grupos de
aborígenes, hecho que terminó de consolidarse
en 1775, cuando los mocovíes del oeste del
Gran Chaco son definitivamente controlados,
tras una campaña realizada con este objetivo.
Desde 1750 la expansión de la economía
salteña, convertida ya en un importante centro
cultural, hizo que la gobernación del Tucumán
trasladara hacia Salta su capital, la que en
1783, se transformó en la cabecera de la nueva
intendencia del mismo nombre. La intendencia
de Salta incluía tanto a esta como Jujuy,
Tucumán, Santiago del Estero, Tarija, Nueva
Orán y La Puna y su primer mandatario fue
Andrés de Mestre, quien creó un servicio
postal y promovió la construcción de puentes y
rutas.
Como centro artístico, Salta se destacó a
partir del siglo XVIII como cuna de orfebres y
talladores de renombre, mientras que en 1789
se construye en la capital el primer teatro.
En 1799 Salta contaba ya con un nuevo
establecimiento educativo secundario, hechos
que la iban perfilando como el centro cultural
del noroeste argentino.
Durante los tumultuosos sucesos acaecidos en
el país durante los comienzos del siglo XIX,
Salta participa activamente: envía tropas para
defender el puerto de Buenos Aires durante las
invasiones inglesas y toma una actitud
receptiva hacia los sucesos revolucionarios
que desde esta última ciudad se gestan a
partir de mayo de 1810.
RELIEVE
La Provincia de
Salta presenta un relieve escalonado en
donde es posible identificar cuatro zonas
geográficas: la puna, la cordillera
oriental, las sierras subandinas y el chaco
salteño.
La
puna, en la región occidental de la
provincia, es una elevada y árida meseta
cuyas alturas medias alcanzan los 3800
metros y que se extiende más allá de los
límites provinciales hasta Jujuy (Puna
jujeña), Bolivia (Altiplano boliviano) y
Chile (Desierto de Atacama). En ella se
encuentran comprendidos los departamentos
de La Poma y Los Andes, flanqueados al
oeste por el macizo andino cuyas
elevaciones, en la región limítrofe con
Chile presenta alturas como el cerro
Llullaillaco (6739 metros), el volcán
Socompa (6031 metros) o el volcán Pocitos
(5020 metros), entre otras.
El límite este de la región puneña lo marca
el encadenamiento montañoso denominado
cordillera oriental, un sistema de
orientación norte - sur que encuentra su
mayor altura en el nevado de Cachi, de 6380
metros. Este cerro, ubicado en lo que se
denomina como cordón de Cachi Palermo,
tiene alturas promedio que oscilan
alrededor de los 5400 metros. Otra
elevación importante de la región es el
nevado de Chañi, de 5896 metros, ubicado en
el límite entre las provincias de Salta y
Jujuy.
Descendiendo
hacia el este, las sierras subandinas, con
alturas que promedian los 2000 metros,
marcan el límite entre la región de la
llanura y la región andina. La mayor
elevación de esta región es la sierra
Centinela de 2580 metros. En los valles
comprendidos entre las sierras subandinas y
la cordillera oriental, se emplazan las
principales ciudades como su capital,
Salta, asentada sobre el valle de Lerma a
1000 metros de altitud. Otros valles de
importancia demográfica y económica son los
del río Bermejo (entre este y la quebrada
jujeña) y el del río Juramento (en la
ladera oriental de las sierras subandinas).
La región oriental de la provincia está
dominada por la tórrida llanura chaqueña,
cuyas alturas van de los 200 a los 500
metros sobre el nivel del mar. La región al
norte del Bermejo corresponde al chaco
central y la que se emplaza al sur de este
cauce hídrico, al Chaco austral. La
presencia de suelos arenosos y rocas
sedimentarias arcillosas dan lugar a
terrenos inundables en el sudeste (bañado
de Viñalito, cañada de los Colorados).
Tres son los
principales cauces que conforman la red
fluvial de la Provincia de Salta: los
ríos Pilcomayo, Bermejo y Juramento.
HIDROGRAFÍA
El río Pilcomayo, de 1125 km de
extensión, se origina en las montañas
orientales de Bolivia y sirve de límite
entre Salta y las Repúblicas de Bolivia
y Paraguay. Su recorrido a lo largo de
la frontera salteña, toma luego una
dirección sudeste hasta su desembocadura
en el río Paraguay.
El Bermejo nace en el noreste de Bolivia
en el collado de Mecoya. Al ingresar en
Argentina, por la Provincia de Salta,
sirve de límite entre estos dos países a
lo largo de 90 kms para luego internarse
en dirección sudeste. En su primer tramo
en la provincia tiene como afluentes al
Santa Victoria, el Lipeo, el Pescado y
el Iruya. Al recibir las aguas del San
Francisco su curso se orienta más hacia
el este y al ingresar al departamento
Rivadavia se divide, recibiendo su curso
principal el nombre de Teuco y Bermejo
el secundario. Tras su nueva unión cerca
de la localidad chaqueña de Fortín
Lavalle, el Bermejo desemboca en río
Paraguay en inmediaciones de la ciudad
de Resistencia. Este río de 1780 km de
longitud se caracteriza por su color
rojizo debido al limo que transportan
sus aguas.
Por último, el río Juramento, surge en
el embalse Cabra Corral de la
confluencia de los ríos Arias y
Guachipas y constituye el tramo inicial
o salteño del río Salado. Su cauce que
discurre entre los valles de las sierras
subandinas y la cordillera oriental
tiene un gran poder erosivo, lo que ha
permitido poner en contacto las zonas
montañosas con la región chaqueña
CLIMA
Las grandes elevaciones de la cordillera
oriental marcan un límite que divide el clima
salteño en dos grandes unidades: hacia el este
la árida región puneña y hacia el oeste, y
decreciendo por las sierras subandinas, una
región subtropical serrana.
La zona de la meseta puneña, presenta bruscos
cambios de temperatura entre el día y la
noche, con variaciones térmicas cercanas a los
20 ºC. Las precipitaciones, escasas e
irregulares, no superan los 200 mm de
promedio. Las elevadas alturas características
de la región, suelen provocar apunamiento.
El clima subtropical, propio de las sierras
subandinas, los valles adyacentes y la
planicie chaqueña es, términos generales,
cálido, húmedo y lluvioso, pero con inviernos
muy fríos.
En la zona del valle de Lerma, por ejemplo,
donde se encuentra asentada la ciudad capital,
si durante el verano la temperatura media se
eleva a 23 ºC, con máximas absolutas cercanas
a los 40 ºC, en invierno los registros
térmicos suelen alcanzar mínimas de -9 ºC.
Las precipitaciones van decreciendo de oeste a
este, registrándose en el primero de los
casos, medias de entre 700 y 900 mm anuales,
mientras que en el segundo, las lluvias no
superan los 350 mm anuales.
FLORA Y FAUNA
La diversidad geográfica de la Provincia de
Salta ofrece una variedad importante de
especies de flora y fauna que se adaptan a los
distintos biomas presentes.
En la llanura chaqueña oriental crecen
especies de quebracho y algarrobo y en las
zonas más secas tunas y otras cactáceas. Los
animales de la región son los puerco espines,
osos hormigueros, zorros y tapires y aves como
la chuña de patas rojas y la charata.
A
medida que ascendemos hacia las zonas boscosas
de las yungas van apareciendo especies
arbóreas como laureles, nogales, jacarandaes y
ceibos,
que crecen entre los 200 y 2000 metros y
especies de la selva basal de hojas perennes:
pino del cerro, etc. Por encima de los 2000
metros de altura van apareciendo molles,
quinoas, alisos, nogales criollos, y numerosas
mirtáceas como el mirto y el eucalipto, entre
otras, que dan vida al bosque más tupido, el
bosque montano.
Por encima de los bosques montanos se
encuentran los prados montanos constituidos
por gramíneas y otras hierbas.
Las yungas, en coincidencia con la diversidad
de sus ambientes, estratos de la vegetación y
alturas presenta una variada fauna.
Las aves, que recorren estacionalmente las
zonas altas y bajas de la región, son de las
especies más numerosas, destacándose el águila
poma, grandes loros como el guacamayo verde y
el loro alisero, las pavas de monte y los
colibríes.
De los mamíferos se subraya la presencia de
tapires, pecaríes, corzuelas roja y parda,
agutíes y conejos.
Más arriba, en los pastizales de altura se
pueden encontrar el huemul del norte, especie
de ciervo autóctono en peligro de extinción;
hurones; gatos tigre; zorros de monte;
ardillas; monos caí, etc.
En la zona de alta montaña donde los pastos
son más duros pueden verse los majestuosos
cóndores desplegar su vuelo.
Las zonas de prepuna se caracteriza por su
vegetación árida y semanaria, sobre todo en
los bolsones y quebradas andinas. En las zonas
de quebradas más altas, de alrededor de 3.000
metros sobre el nivel del mar, aparecen
cardones, mientras en las más bajas se
presentan pequeños montes de arbustos como la
jarilla y el atamisque. La fauna en esta zona
está representada por los tucutucos, cuises,
guanacos, armadillos y pumas.
En la puna, solo se encuentran arbustos
resistentes a la sequía y al frío, como la
tola, las colinas y la añagua, mientras que
camélidos como llamas, guanacos y vicuñas y
numerosos roedores constituyen su fauna.
ARTESANÍAS
La
tradición aborigen y el legado hispánico son
las dos fuentes de donde se ha nutrido
tradicionalmente la artesanía de Salta. Esta
es expresada en el trabajo sobre distintos
elementos entre los que destacan: la cestería,
los tejidos, la alfarería, los trabajos en
cuero, asta, metal, madera y la construcción
de instrumentos musicales.
La cestería es la artesanía más antigua de la
región y está ampliamente distribuida por todo
el territorio salteño. Así por ejemplo, en los
departamentos de San Martín, Rivadavia y Orán,
grupos aborígenes realizan trabajos empleando
principalmente la hoja de palma. En Cafayate
se trabaja el simbol, gramínea de la región,
como así también el poleo. En todos los casos
se producen canastos, cestos, abanicos, etc.
Los tejidos salteños toman su materia prima de
llamas guanacos, vicuñas y ovejas presentes en
las zonas de los valles Calchaquíes, donde se
producen piezas de vivos colores como colchas,
frazadas, cubrecamas o el tradicional poncho
salteño de color rojo con guardas negras.
Los aborígenes del Chaco Salteño trabajan en
el tejido pero basándose en fibras vegetales
como el chaguar, con el que realizan redes de
pesca, fajas, cinturones, prendas de vestir y
otras piezas.
La alfarería aborigen tradicional de Salta,
sobre todo la chané, sobrevive en algunos
puntos como Tuyunti, Aguaray y Campo Durán,
donde se produce cerámica ceremonial (decorada
con motivos geométricos o con flores, o
modelada con forma humana o de animales) y
utilitaria (sin pintura y a veces decorada
solo en sus cuellos). En la zona de Cafayate
se producen piezas como tinajas y tinajones.
Artículos de talabartería como monturas de
caballos labradas; guardamontes, coletos,
lazos, rebenques y riendas, trabajados en
cuero crudo sobado y bolsos y carteras se
realizan en toda la provincia, pero
especialmente en el pueblo de Anta. Además
aprovechando las astas de las reses, se
confeccionan estribos, cabos de rebenque,
fustas y gran cantidad de adornos.
Los bosques salteños brindan la materia para
los trabajos en madera tanto duras como
blandas. Con las primeras se confeccionan
bateas, catres, ruedas para carros y otros
elementos utilitarios, mientras que las
maderas blandas sirven para elaborar arcones,
mangos para cuchillos, cabos de rebenques y
todo tipo de muebles y objetos de adorno.
La producción de instrumentos músicales en la
ciudad de Salta, Iruya y Santa Victoria, se
orienta a aquellos ligados al folklore de la
región: guitarras, bombos, quenas, charangos
erkenchos, amatas, sikus y violines de los
misachicos
El folclore salteño tiene fuertes influencias
de corrientes musicales provenientes de Perú,
Chile y Bolivia. Los tradicionales arrieros
que recorrían la zona comerciando mulas fueron
los principales propagadores e integradores de
los ritmos de estas vastas regiones.
Los ritmos salteños más caracterizados como la
vidala o la zamba tienen en aquellos espacios
su comienzo. La zamba antigua se conoció en
Lima a comienzos del siglo XIX, de allí pasó a
Chile desde donde entró a las provincias
andinas argentinas.
El músico salteño Artidorio Cresseri, autor de
"La López Pereyra", escrita a finales de la
década de 1910 es quien dio forma a la zamba
salteña tal como hoy se conoce, marcando una
línea seguida por músicos y compositores que
han perfilado esa rítmica y ese decir tan
característico de Salta.
Entre los principales instrumentos utilizados
en el folclore salteño de principios de siglo
se encontraba el acordeón, el violín, la
guitarra, el bombo, la flauta y el arpa,
completados por cajas, charangos, quenas y
sikus.
UN VIAJE AL TREN DE
LAS NUBES (HERMOSO VALE LA PENA VERLO)
VALLES CALCHAQUÍES
DONDE EL PASO DEL
TIEMPO SE DETUVO
Los valles
abarcan tres provincias colindantes: Salta,
Tucumán y Catamarca.
El sector salteño está comprendido por el
valle del Río Calchaquí (que corre de norte a
sur) hasta su confluencia con el río Santa
María (que corre de sur a norte). Ambos ríos
confluyen en el río las Conchas, ubicado en la
Quebrada del mismo nombre, cerca de Cafayate
(1600 msnm). Las asombrosas formas que
presenta su orografía son el resultado de
antiquísimos movimientos geológicos
modificados por la erosión.
Alturas de
paisajes que se tiñen de verdes, marrones,
ocres, colorados…valles intercalados
entre moles de piedra
gigantescas… El horizonte se entremezcla
con esos oasis que se embellecen con
ríos y sus quebradas cordilleranas….
Inmensos. Imponentes. Valles
Calchaquíes. Valles con historia que nos
encuentran sumergidos en su halo de
misterios ocultos, mientras el sol sonroja
los altos pastos al borde del camino…
CAFAYATE
En épocas precolombinas antes del
descubrimiento y la conquista, poblaban
los alrededores montañosos de Cafayate
asentamientos indígenas diaguitas.
Aproximadamente en el año 1480 llegaron
en un primera etapa los incas del Perú, y
en 1535 arribarían los conquistadores
españoles, siendo los aborígenes
lugareños quienes más lucharon
y resistieron. Sus testimonios aún se
aprecian en localidades como Yacochuga,
Chusca, San Isidro, El Divisadero, y
especialmente en Tolombón; encontrando
restos de cerámica, muros o pircas de
piedra, andenes de cultivo y hasta
pinturas rupestres.
Esta localidad, ubicada en el centro de
los Valles Calchaquíes de la provincia de
Salta, es reconocida
internacionalmente
por la calidad de sus vinos, la
afabilidad de su clima, la cordialidad de
su gente y la belleza de sus paisajes.
Sin duda el encanto de este bello e
importante pueblo dentro del circuito
calchaquí se disfruta plenamente
recorriendo sus calles, admirando la
incomparable arquitectura de su Catedral,
la arbolada y florida Plaza Principal, el
pintoresco Viejo Molino de piedra, y los
museos llenos de historia y tradición.
Además, el contacto estrecho con la
naturaleza se refleja en las imponentes
cascadas del Río Colorado, en los
atractivos atardeceres desde el cerro
Santa Teresita, en las blancas y
excéntricas arenas de Los Médanos, y en
la inolvidable Quebrada de Cafayate o Río
de la
Concha, con sus peculiares formas y
colores, donde el viento ha actuado como
hábil escultor
dando al viajero espectáculos de notable
belleza. Para los más aventureros, es
posible intentar alcanzar la cumbre del
cerro San Isidro para apreciar una vista
espléndida de todo el Valle Calchaquí.
Dotado de todo el confort que exige el
turismo moderno, Cafayate cuenta con
hoteles y residenciales de gran calidad,
restaurantes y confiterías, hospital,
correo, sucursales bancarias,
y todo cuanto se necesita para sentirse
bien.
La visita a bodegas y la degustación de
sus vinos es uno de sus principales
atractivos. Pueden apreciarse delicados
vinos tintos, rosados y blancos, que se
elaboran en bodegas rodeadas de inmensos
viñedos, que pueden ser visitadas para
adentrarse en los secretos de la
vitivinicultura. Estos vinos gozan de
alto prestigio nacional y han ganado
distinciones extranjeras.
Además, hay campings y es posible la
práctica de diversos deportes.
Finalmente, en esta localidad se celebra
la Serenata a Cafayate, uno de los
festivales de folclore más importantes de
todo el noroeste argentino.
Cafayate es toda una convocatoria para el
turismo. Dícese que quien no conoce
Cafayate no
conoce Salta, y algo hay de cierto en
ello.
CATEDRAL DE
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Esta
esbelta Catedral, que se ubica frente al
Plaza Principal, fue diseñada por el
arquitecto catalán Pedro Coll entre 1890
y 1895. A su derecha observándola de
frente se ubica la prelatura.
En su interior posee cinco naves, donde
la central es un poco más ancha que el
resto; siendo un de los tres únicos
templos religiosos que posee tantas naves
construidas en su interior.
El templo conserva una imagen de Nuestra
Señora del Rosario, que se muestra
sentada, por lo que los cafayateños la
han bautizado cariñosamente y
respetuosamente "La Sentadita".
En su exterior se
destacan las dos imponentes torres
laterales y las tres atractivas puertas
que comunican con el atrio.
SUPERSTICIONES Y LEYENDAS
DE SALTA
LEYENDAS RELIGIOSAS
En nuestro
pasado histórico la fe religiosa ha
recogido multitud de prodigios
sobrenaturales,
tales como los milagros de amor logrados
por San Francisco Solano en su
evangelización de
los calchaquíes ; el asombroso
advenimiento del "Cristo del Milagro"
(1592) que se venera en la catedral de
Salta ; el hallazgo de la "Virgen del
Valle" en 1615, en la gruta de Choya,
imagen
que está en Catamarca, y el prestigio de
los santos que se empecinan en quedarse
en
determinado lugar, que aparecen o
desaparecen de donde no quieren estar,
dando origen a santuarios famoso, a
pueblos y a especiales motivaciones
devotas
LEYENDAS
HISTÓRICAS
De la
interpretación de determinados sucesos
históricos, o de testimonios exagerados,
se han derivado interesantes leyendas.
A veces la
interpretación de un hecho histórico que
ha impresionado vivamente, supone la
intervención de fuerzas sobrenaturales.
Por ejemplo, la destrucción de Esteco, en
1692, por un terremoto, suele atribuirse,
como el relato bíblico, al castigo de su
población impía.
Otras
veces las leyendas históricas dan relieve
a personajes admirados o temidos,
atribuyéndoles hazañas, astucias y otros
rasgos singulares.
LEYENDAS
GEOGRÁFICAS
Ha sido
frecuente atribuir cualidades humanas o
sobrehumanas a cerros, lagunas y otros
lugares de difícil acceso o donde es
fácil extraviarse. Comúnmente se incurre
en interpretaciones animistas o se crean
númenes como custodios de dichos lugares.
LEYENDAS DE
LA FLORA
En su
mayor parte estas leyendas son de
carácter etiológico (del griego "aitia",
causa), pues se proponen explicar la
causa u origen de un hecho cierto, como
puede ser el color de una flor, o el
grito de un animal.
Quizás la
más conocida es la leyenda norteña del
cacuy, nombre quechua de un pájaro que en
guaraní llaman urutaú o guemicué.
Otra
leyenda etiológica de este tipo nos llega
de tierras guaraníticas ; es la de la
flor del mburucuyá, la que los cristianos
llamaron pasionaria, por haber
descubierto en ella los atributos de la
pasión de Jesús.
Otra
leyenda guaraní cuenta de este modo el
origen del irupé o victoria regia, la
bellísima planta acuática.
LEYENDAS
ANIMISTICAS
La
superstición popular ha creado númenes y
mitos numerosos, algunos de los cuales
motivaron conocidas leyendas.
Así como
en los valles calchaquíes se tenía a
Llantay por deidad protectora de las
aves, y le hacían ofrendas los cazadores,
Coquena es considerado más al norte, como
numen protector de las vicuñas y
guanacos.
Podemos
nombrar de todo lo citado, el duende, la
pachamama, coquena, la salamanca, la luz
mala, El quirquincho y muchas otras que
podrá consultar algunas en
supersticiones y
leyendas, las cuales iremos
incrementando oportunamente.
Tradiciones y
Celebraciones de Salta
La copla en el Carnaval
Salteño
|
Ya se
viene el carnaval
montado en caballo arisco
con
las alforjas cargadas
de
harina y duraznos priscos. |
Es la copla
la que hace del carnaval salteño su
expresión más pura. En ella se resume
todo el quehacer del tiempo, su intención
y su dulzura que están muy adentro del
hombre que la canta fervorosamente,
cuando la baguala se le vuelve una íntima
necesidad que su corazón no puede contener. Y como si
despertara de un largo sueño, levanta su
caja y dice:
Este
cantor no se ha muerto
apenas si
se ha dormido
otra vez
lo han despertado
los toros
con su mugidos.
De repente se
pone triste y sale cantando:
Yo siempre
tengo desvelos
a mi
siempre me va mal
yo sólo
tengo consuelos
cuando
llega el carnaval.
Es tanta la
seguridad y el fervor conque se cantan y
se dicen coplas en esta tierra,
llena de coloridos y de idiosincrasias,
que nadie mezquina contar sus aflicciones
y sus penas, aún cuando sea el carnaval, al que se lo
espera con nuevos deseos latiendo en el
corazón y en las esperanzas de los copleros:
Aunque la noche esté oscura
lo mismo
voy a llegar
porque al
final del camino
tus ojos
me han de alumbrar.
Es cuando los
frutos de esta tierra, que para este
tiempo brindan su más cálido sabor
maduro, que el hombre siente, desde su
antigua raíz, el deseo pagano y sensual
de abrir su pecho callado para entregarse libre en el
calor de la fiesta, por que hay en su
lento vivir un deseo íntimo de volver a
repetir el viejo camino de la alegría que
ya está fermentando en las tinajas, donde la chicha y la aloja esperan entrar
por la sangre de los deseos:
Cada vez
que a tu pañuelo
veo por el
cielo volar
mi corazón
que es de brasa
comienza a
chisporrotear.
La espera del
carnaval es ansiosa, dulce casi, como una
necesidad, doméstica y artesanal; se
preparan tientos, se soban parches y se
trenzan chirleras para que las cajas suenen más largo y profundo. El retorno
del carnaval es convocado con estos
deseos:
Vuelve
carnaval por los ríos
que
desbordan su barro en las praderas;
por el
viento que llega hasta las viñas
en el
verde que cantan los coyuyos
que en la
tarde estival se desenredan;
(nacido
para la música de América);
por los
dientes de cera de los choclos,
por los
cinco agujeros de la quena,
por la
chicha que hierve en las tinajas,
por el
ruedo sensual de las polleras,
por la voz
del cantor, por las guitarras
encordadas
con luz de las estrellas
donde
crecen los aires de las zambas
y se
queman de acero las espuelas.
Te espero
carnaval, desde mi canto,
con mis
cajas y mis noches bagualeras.
Y baja el
hombre enarbolando su caja, trayendo en
su voz una antigua tonada que el viento
lleva lejos, hasta los horizontes azules,
hasta las carpas bulliciosas y
polvorientas.
Siempre la copla vuelve a decir su
ansiosa necesidad de habitar en la boca
de los cajeros y de andar entre el color
musical de la fiesta:
Que lindo
es el carnaval
que entre
algarrobales crece
a su
sombra el animal
que hay en
mis venas florece.
O esta otra
donde la triste pobreza del cantor no le
queda más por decir que:
Mi caballo
sin aperos
sin
estribos ni bozal
yo sin
plata y sin sombrero
en medio
del carnaval.
Pareciera ser
que la albahaca es algo así como el
símbolo femenino y perfumado del
carnaval; que su presencia fresca y
frágil incitara a prolongar la fiesta
horas y más horas hasta que los primeros rosas del amanecer
comiencen a pintar las lejanas cumbres de
los cerros. Es la albahaca la que, con su delicada
ternura, sirve para la ofrenda galante o
para hacer las veces de intencionado pañuelo cuando la música
es una zamba que se deja oír airosa y
elegante, mientras las polleras amplias y
vistosas dejan ver, indiscretas, los
giros de las enaguas. Por
ello y antes de que comience a ajarse
entre las manos de los bailarines, es que
el cajero dice:
Albahaca del
carnaval
que te
codicia la gente
te siembran
las casas pobres
en los
tarritos de aceite
Cantemos
todos, cantemos
con una
albahaca en la oreja
para que
sigan bailando
las chinitas
y las viejas.
El agua,
desde su cristalina y dulce mansedumbre,
juega su limpia quietud en el
violento incendio del carnaval. es como
si desde las altas y lejanas vertientes,
el Pugio bajara hasta las carpas para abrazar y besar al
Pujllay que, desenfrenado y borracho,
canta arrinconado y solo un largo
lamento. Es que las crecientes barrosas y
los oscuros arroyos son parte de este
tiempo que se vuelve, puntualmente,
ceniza y harina en la piel y en el alma
fiestera del pueblo.
Los poetas de
Salta, desde años atrás, vienen cantando
en brillantes y excelentes coplas al carnaval de esta parte de la
tierra americana, dejando testimonio
claro de su vivencia pura y agregándole al cancionero popular
un tono nuevo y exquisito, tal el caso de
Miguel Angel Pérez y Sergio Rodríguez,
respectivamente, entre muchos:
"Me acordé
que andaba sólo
antes de
entrar a la carpa
cuando vi que
a mi caballo
le estaba
sobrando el anca."
"La caja no
tiene dueño
ni el que la
toca tampoco
ella me ayuda
a cantar
y es por eso
que la toco."
En la copla
es en donde se manifiesta un limpio y
extraño deseo de seguir cantándole al
carnaval, aún cuando la muerte del cantor
está próxima e inevitable. Es como si
quisiera continuar caminando por el aire de las
tonadas o que lo alcen en vuelo los
pañuelos que revolotean un tierral de zapateos:
Si a mí me
gusta cantar
un poco y
de cuando en cuando
el que me
vaya a enterrar
que
también lo haga cantando
Y todo así,
en este tiempo de bejucos y de
serpentinas, junto a las últimas cigarras
que cierran en verano, con las fragantes
nostalgias de pomos estrujados.
LA YERRA
Son,
los cerros, cofres que atesoran un sin
fin de historias y leyendas, guardianes
de secretos y culturas de las que poco, y
casi nada, sabemos. Son la casa de un puñado de
personas que, aisladas del resto de la sociedad,
se las ingenian para sobrevivir.Entre las
costumbres y tradiciones de esa gente de nuestros cerros están las
corridas de animales; es decir la juntada
de cabras, ovejas, vacas y caballos que,
en tropilla, serán llevados a los
corrales de pirca; y la yerra, que es todo lo relativo a la marcada y de
los animales.
Cuando ello
sucede; es todo un acontecimiento y el
dueño de los animales organiza una gran fiesta muy provista de
carne y de vino, a la que asisten los organizadores, parientes e invitados.
Si alguno de
los que participa en la yerra
tiene un San Marcos o San Juan, lo lleva a la fiesta para que sirva de
protector a la majada de ovejas, por ser
estos santos abogados y protectores de
los animales, las imágenes son colocados
en un lugar destacado, desde donde puedan
dominar todas las actividades que se han
de llevar a cabo.
Cuando
comienza la "señalada", se eligen parejas
de animales con el objeto de casarlos,
los adornan para ello con flores de
diversos colores colocadas sobre el
cuello o los cuernos de los animales, les
hacen tomar aguardiente o vino con
hojitas de coca, y con tierra del corral les marcan una
cruz en la frente y pronunciando unas
palabras los casan.
Luego del
"casamiento de animales" el dueño de la
corrida anuncia el comienzo de la señalada y marcada, se le entregan,
al dueño o dueña de los animales, las
orejas de los señalados que van a ser
enterradas en hormigueros para que la
hacienda se multiplique y robustezca.
Con
el fin de la marcada, casi siempre, la
dueña de la casa u otra matrona hace rezar algunas oraciones, hecho esto los
participantes felicitan al dueño de la casa y comienza
la comida y la bebida hasta la ebriedad total. Toda la
fiesta está animada por el canto -
acompañados por cajas copleras, violines
y algunas guitarras - y el baile.
Presenciar
este espectáculo, en las soledades de los cerros, es toda una
vivencia, y para ellos es un evento casi
religioso, aparte de ser un
acontecimiento social por excelencia
EL SEÑOR Y LA VIRGEN DEL
MILAGRO
El origen de
las imagenes se remonta al año 1592,
época en que el Obispo de Tucumán fray Francisco de Victoria
concretara la donación al pueblo de Salta
de la imagen de Cristo crucificado, cuyo
destino sería la Iglesia Matriz de la
ciudad. La llegada a tierras americanas
de la imagen fue según los relatos
auténticamente milagrosa.
En junio de 1592 la imagen llegó flotando
en un cajón al puerto de El Callao, Perú,
junto a otro que contenía una imagen de
la virgen del Rosario destinada al
convento de Sto. Domingo, en Córdoba.
Jamás se supo qué embarcación las trajo
desde España.
Desde Lima emprendieron viaje a su
destino a lomo de mula y una vez en
Salta, la imagen del Cristo fue depositada en la
sacristía de la iglesia matriz y no fue
objeto de veneración por espacio de cien años.
En el año 1692 la
imagen de Inmaculada Concepción de María,
que luego se
llamaría Virgen del Milagro, se
encontraba a tres metros de altura en un
nicho del retablo del
Altar Mayor. Cuenta la historia que aquel
13 de septiembre, después de los fuertes
y
reiterados temblores que destruyeron la
ciudad de Esteco y fueron percibidos con
singular intensidad en la ciudad de
Salta,, se encontró la imagen de la
Inmaculada en el suelo sin que sufrieran
daño su rostro y manos y según la
tradición perdió los colores del rostro
que quedó pardo y macilento. La imagen
fue llevada a la casa del alcalde
Bernardo Diez Zambrano donde se oró toda
la noche.
Al día siguiente, 14 de septiembre, se
colocó la imagen, que todos querían
venerar, en el exterior de la Iglesia
Matriz donde continuaron los cambios de
colores del rostro y fue entonces cuando
muchos fieles comenzaron a
llamarla “del Milagro”. Una nueva
historia empezaba para esta sencilla
imagen y para los salteños., que jamás
abandonarían su culto y su devoción Según
la tradición oral y el exhorto de Chávez
y Abreu, el padre jesuita José Carrión
recibe la revelación de que el Santo
Cristo Crucificado de la Iglesia Matriz,
que tenían sin devoción y sin sacarlo en
procesión, habría perdonado a Salta a
pedido y súplica de la Madre de Dios del
Milagro.
Los padres jesuitas recordaron al Santo
Cristo y lo liberaron de su encierro; lo
colocaron frente a la iglesia que la
Compañía de Jesús tenía en el centro de
la ciudad. La imagen fue sacada en
procesión por los fieles salteños con el
ruego de que cesaran los temblores,
lo que finalmente ocurrió.
Cuadro de
Aristines Papi (Primera Procesión – 1939)
Al
amanecer del día 14 la tierra dejó de
temblar, volvió a estremecerse a la
noche, en medio de procesiones y
rogativas. Al cesar los estremecimientos,
el día 15 renació la calma y con ella se
comenzó a hablar del "milagro",
designando a la Inmaculada como Virgen
del Milagro.
En 1902 y por
iniciativa del Obispo Linares, las
imágenes fueron coronadas en presencia de
altas autoridades de la Iglesia, venidas
desde Roma.
El Milagro es
pues la más antigua y también la más
actual manifestación de fe de Salta, la
cual no conoce otro acontecimiento
festivo de la antigüedad, masividad y
capacidad de inclusión de éste.
Hasta la
llegada de Monseñor Tavella las imágenes
del Señor y Virgen del Milagro estaban
tapadas por una cortina que se corría los
viernes y sábados respectivamente porque
se consideraba que este culto no era cosa
de todos los días. Y así llegamos a
nuestros días, en que el culto a las
imágenes del Milagro es la festividad más
importante
para la Ciudad, a la que no solo asisten
todos los salteños, sino fieles de
Provincias vecinas
y la imagen de la Virgen se ha convertido
en la Protectora de la Ciudad.
Los cultos
del Milagro se celebran entre los días 6
y 15 de septiembre de cada año. La
Novena, ha sido compuesta en 1760 por el
Presbítero Dr. Francisco Javier Fernandez,
y su
rezo tiene lugar entre los días 6 y 14
de septiembre. El solemne Triduo se
realiza en la
Catedral Basílica de Salta los días 13,
14 y 15 de septiembre de cada año.
Los días 15
de septiembre, las Santas Imágenes
recorren en procesión las calles
de la ciudad, acompañadas de cientos de
miles de fieles, en una de las
expresiones populares
más importantes de la Argentina
La imágen
de la Virgen:
La
imagen de la Virgen del Milagro
representa a María de pie sobre la luna
en cuarto creciente aplastando el dragón
que enrosca por delante su cabeza y cola
aseteada (con forma de flecha).
La
procedencia de la imagen no
está determinada, pero su análisis
muestra que la cabeza y las manos son de
distinto origen al cuerpo tallado, al que
fueron añadidas.
Inicialmente la Virgen del Milagro
fue una Inmaculada de bulto completo con
manto, todo tallado en madera. Esta
imagen fue labrada nuevamente para
hacerla articulada y poder vestirla con
indumentarias de tela. Al respecto,
Monseñor Toscano escribió: “La novedad
que todo lo invade, comenzó por ponerle
vestidos de tela, costumbre que se ha
perpetuado hasta hoy,
desperfeccionándosele, con este motivo,
algo de la cabeza para acomodarle pelo
postizo, y los brazos para hacerlos
susceptibles de ser cubiertos de ropa”.
El ajuste a la nueva moda fue realizado
por Tomás Cabrera, como consta en la
tarjeta orlada sobre el pecho que dice:
“Tomás Cabrera, la encarnó. Año 1795”.
(Encarnar
significa darle color carne a las
esculturas, y nada tiene que ver con el
tallado del cuerpo completo). La túnica
tallada está ornamentada con finas
líneas de oro sobre pintura que simulan
brocato y una ancha faja de pan de oro en
su borde inferior.
LA PACHAMAMA
Para
los Quichuas, Madre tierra, deidad máxima
de los cerreros peruanos, bolivianos,
y del nordeste Argentino. Adán Quiroga
acota que Pacha es universo, mundo,
tiempo, lugar, mientras que Mama es
madre. La Pacha Mama, agrega, es un dios
femenino, que produce, que engendra. Su
morada está en el Carro Blanco (Nevado de
Cachi), y se cuenta que en la cumbre hay
un lago que rodea a una isla. Esta isla
es habitada por un toro de astas doradas
que al bramar emite por la boca nubes de
tormenta. Según Rigoberto Paredes el mito
de la Pacha Mama debió referirse
primitivamente al tiempo, tal vez
vinculado en alguna forma con la tierra:
el tiempo que cura los dolores, el tiempo
que distribuye las estaciones, fecunda la
tierra. Pacha significa tiempo en
lenguaje kolla, pero con el transcurso de
los años, las adulteraciones de la
lengua, y el predominio de otras razas,
finalizó confundiéndose con la tierra.
Alfredo Moffat,
agrega que "Respecto a las teorías
explicativas de la naturaleza y de las
religiones nativas, la técnica
metabolizadora del sistema de poder ha
re-formulado la
metafísica originaria de nuestras
poblaciones nativas; la Iglesia Católica
ha ido llenando en nuevos moldes
católicos y europes las antiquísimas
estructuras míticas de nuestro pueblo
no-europeo. Un ejemplo típico de este
re-moldeo de mitos lo constituyen las
fiestas anuales de celebración de la
Virgen María en Salta y Jujuy, donde,
pese a la imagen de la virgen y al
sacerdote que guia la columna, la
ceremonia corresponde más a
los
rituales indígenas de la
Pacha Mama que a la europea Virgen María,
pues el consumo de coca y alcohol, el
regar con aguardiente y el enterrar
ofrendas de comida alrededor de la
imagen, corresponde al culto
pagano-indígena de la Pacha Mama y no al
ritual cristiano-europeo de la Virgen que
no tiene relación con las ceremonias de
fecundidad de la tierra, y mas bien niega
toda idea de fertilidad, pues consagra a
la virginidad como propuesta. Propuesta
que, por otra parte no tiene sentido en
la cultura quechua, que por el contrario,
tiene instituciones pre-matrimoniales
como el "irpa-Sirse" (casamiento de
prueba) que anulan el valor de la
virginidad. Esta está evidentemente
relacionada con el concepto de propiedad
privada, que no existe tampoco en las
organizaciones comunitarias indígenas,
verdaderas cooperativas de trabajo."
El primero de
agosto es el día de la PACHAMAMA. Ese día
se entierra en un lugar cerca de la casa
una olla de barro con comida cocida.
También se pone coca, yisca, alcohol,
vino, cigarros y chicha para carar
(alimentar) a la Pachamama. Ese mismo día
hay que ponerse unos cordones de hilo
blanco y negro, confeccionados con lana
de llama hilando hacia la izquierda.
Estos cordones se atan en los tobillos,
las muñecas y el cuello, para evitar el
castigo de la Pachamama. (Extraído del
relato de un pastor colla de Yaví, Jujuy.
En: Vidal de Battini, Berta).
Fuente:
Diccionario de Mitos y Leyendas -
Equipo NayA |
LA APACHETA
"Mandó Topa Inga Yupanqui que los
yndios de tierra caliente o los yndios de
la cierra fuesen a lo callente, llegasen al apachita [adoratrorio]. En ello
adorasen al Pacha Camac [creador del
universo] y por señal amontonasen piedra; cada qual llevase una piedra y lo echasen
en ella y por señal dexasen flores o paxa
torcido a lo esquierdo. Hasta
oy lo hazen los yndios deste rreyno este
uicio de apachita."
Felipe Guamán Poma de Ayala (1613):236.
Al llegar don Tomás al abra
pacientemente se bajó de su mula, sacó de
las alforjas una piedra blanca
recogida en el camino, una botella de
ginebra y un paquete de cigarrillos,
mientras masticaba el acullico de coca como
queriéndole extraer todo el zumo a las hojas. Se dirigió hacia la
apacheta, se arrodilló con un sublime
respeto y depositó la piedra en ella. El
silencio se adueñó del paisaje y hasta el
viento cesó como
respetando la ancestral ceremonia del
anciano. Tomás
abrió la botella de vidrio verde y roció
la bebida alcohólica sobre el montículo
de piedras, echó un sorbo y la dejó al
costado; escupió el acullico de coca
sobre la apacheta y encendió un
cigarrillo mientras en sus labios se dibujaba la palabra
pachamama. Luego de unas pitadas, corrió
una roca de la base de la apacheta y
sobre el arenoso terreno introdujo el cigarrillo
encendido con el filtro enterrado, como queriéndole dar de fumar
a la tierra. Sacó de su bolsillo un puñado de hojas de coca,
seleccionó dos o tres y tomándolas con
las dos manos, mientras rezaba en voz baja una oración, estiró los brazos
dirigió las hojas y su mirada hacia el
cielo primero y luego hacia la apacheta,
repitiendo esta acción rápidamente unas
tres veces, finalmente depositó las hojas
entre las blanquecinas rocas del pétreo
altar. El cigarrillo se había consumido.
El anciano se incorporó, recogió la
botella y la introdujo en la alforja,
ciñó la montura de su animal aprestándola
para el descenso, montó la mula y
rompiendo el silencio dijo ¡sigamos!. El
viento, cual cómplice del rictus empezó a soplar
y el atardecer dibujaba largas sombras en
el quebrado paisaje. Todo parecía estar preparado para este diálogo
telúrico entre el anciano y la madre
tierra, cuyo interlocutor parecía ser la apacheta.
En el mundo andino la roca es un objeto
de culto, que posee un simbolismo y
trascendencia difíciles de comprender para nuestra mentalidad
citadina. Las principales huacas
(santuarios o adoratorios) de las
culturas precolombinas fueron de roca,
sobreella plasmaron lo que hoy
denominamos pinturas rupestres y
petroglifos, construyeron geoglifos (motivos y dibujos realizados
con rocas sobre el paisaje), las tallaron
finamente y realizaron construcciones
monumentales, también muchos de sus
ídolos eran pétreos, sin contar las
montañas y peñascos
¿Qué son las
apachetas y dónde se encuentran?
Las apachetas
son montículos artificiales formados por
la acumulación intencional de rocas de
diferentes tamaños que puedan ser transportadas por
lo hombres; su forma es más o menos
cónica y se encuentran ubicadas a los costados de las sendas y
caminos de la cordillera. Generalmente se
hallan en las abras, portezuelos, partes altas de una cuesta y
escasamente en lugares llanos.
Los tamaños
de las apachetas son muy diversos, ya que
van desde pequeños montículos de escasos
centímetros de altura con respecto al suelo, hasta
enormes volúmenes rocosos cuya base puede
llegar a tener un diámetro aproximado de 10 metros y una altura de
tres metros; tal es el caso de la
apacheta del abra del Acay, una de las más grandes conocidas en los
Andes. Poseen una base amplia debido a
los permanentes derrumbes y a que no es costumbre reconstruirlas.No existen
estudios científicos realizados sobre las
apachetas y muchas veces se las
confunde con los mojones, que son similares pero guardan
importantes diferencias morfológicas y
funcionales, siendo éstos más comunes y
numerosos que las apachetas.
Las apachetas
son objetos dinámicos en tanto crecen por
el aporte de rocas de los caminantes y su
tamaño está directamente relacionado con
la transitabilidad de la comarca.
Por lo
general están formadas por rocas de
colores claros provenientes de otros
lugares, las que son transportadas por los viajeros con la finalidad de ser
depositadas en esos espacios de altura
consagrados al culto. Entre las rocas se pueden observar algunas ofrendas
modernas como botellas de vidrio, latas
de conservas, acullicos de coca, colillas de cigarrillos y huesos
de animales. Existen además objetos
arqueológicos pertenecientes a las culturas precolombinas, tales como restos
de cerámica, lascas e instrumentos
líticos entre los más comunes.
Los espacios
donde se emplazaron las apachetas, fueron
y son considerados sagrados. Lugares
construidos y espacios organizados por determinados
grupos sociales, quienes los dotaron de
significación y, a través de los ritos, renuevan permanentemente su
vigencia en el tiempo y confirman su
necesidad social. El análisis del lugar donde se construye la apacheta
tiene sentido porque fue cargado de
sentido, porque en él se identifican los individuos y se
relacionan, compartiendo una historia en
común.
El
antropólogo Marc Augé identifica a éste
tipo de lugar como "lugar antropológico",
es decir, una "...construcción concreta y simbólica del espacio que no
podría por sí sola dar cuenta de las
vicisitudes y de las contradicciones de la vida social pero a la cual se
refieren todos aquellos a quienes ella
les asigna un lugar, por modesto y humilde que sea. Justamente
porque toda antropología es antropología
de los otros, en otros términos, que el
lugar, el lugar antropológico,
es al mismo tiempo principio de sentido
para aquellos que lo habitan y principio
de inteligibilidad para aquel que lo observa." (Augé, 1995:58).
Al estar
demarcando cambios espaciales, se
desprende con cierta claridad los
principios de percepción cultural relacionados a límites
transicionales (punqu) como así también a
la noción de encuentro (tinqu), por ello, en estos lugares es donde se realizan
peticiones y se entregan ofrendas a estos
marcadores espaciales que indican el término de un espacio y el
inicio de otro. Las peticiones que se
realizan en las apachetas están muy relacionadas con el viajero y
obviamente con las sendas y el camino, ya
que las mismas se relacionan con el descanso, las fuerzas para
continuar, la protección, la salud y el
permiso para ingresar a un lugar nuevo.
(Galdames Rosas. 1990: 21).
Respecto a la
elección del lugar de ubicación de las
apachetas, el investigador Mostajo opina
que: "...las apachetas no señalan los puntos más
altos, sino los lugares desde los cuales
uno descubría un nuevo horizonte o un accidente capital de la
naturaleza". (citado en Hyslop 1992:
204).
La Lic. María
Cristina Bianchetti con relación al
origen de las apachetas opina que el
mismo se encuentra en los "osnos" o altares de sacrificios; "Al
respecto dice Santa Cruz Pachacuti que
Sinchi Ruca Inca. 2da. Inca, al hacer la conquista de los territorios
enviaba a sus capitanes e indios con la
orden de construir en las quebradas 'Usnus' que 'son unas piedras puestas
como estrado'. Se le dio el nombre de 'apachita'
'y los puso un rito que cada pasajero pasase con piedras
grandes para dejar para el dicho efecto
necesario ya declarado' ...Y que 'todos los soldados los echasen las
cochachos [bolos de coca o acullico],
cocas mascados al cerro por donde pasaron'. La creencia general era que
'los apachitas (...) respondía 'Norabuena'
...', permitiéndoles continuar el camino sin dificultades.". (Bianchetti,
1993:14).
Pachacuti
Yamqui (1613) opinaba que la apacheta era
una invención de los incas; apoyando esta
opinión el arqueólogo John Hyslop (1992) comenta al
respecto que "...su distribución es a
grandes rasgos similar a la del territorio mismo del Tawantinsuyu, y su
construcción puede haberse difundido con
el crecimiento del sistema vial inkaico".
Es sabido que
los incas se preocuparon en dividir,
amojonar y marcar de alguna manera el
espacio geográfico, no obstante, no existen
suficientes pruebas arqueológicas ni
documentales como para afirmar que las apachetas surgieron y se
distribuyeron con los Incas.
Por lo
antedicho se puede inferir que la
localización de apachetas responde a
ciertos patrones, por lo que resulta factible su reconocimiento y ubicación
espacial. Por otra parte queda clara la
función religiosa y ritual de estos montículos y su relación con las sendas y
caminos. Por último, las características
constructivas, la selección deliberada de rocas, los objetos
depositados como ofrendas (actuales y
arqueológicos) y el "dinamismo" o
"crecimiento" directamente proporcional a
la transitabilidad de personas por el
lugar, hacen de la apacheta un objeto inconfundible. Todosaquellos
montículos que no posean estas
características no son apachetas, sino mojones.
La apacheta,
detrás de su sencilla forma, atesora
secretos de la cultura americana que
posiblemente nunca lleguemos a conocer ni comprender.
Don Tomás
Apaza nos permitió presenciar su ofrenda
en un abra ubicada en los contrafuertes
del Nevado de Cachi y nada más. Solo silencio y miradas
de connivencia.
Hoy, él forma
parte de la tierra a la que tanto respetó
y veneró durante su vida. Soterradas
quedaron las oraciones aprendidas de sus antepasados,
como también el secretode las apachetas.
tomado de :
http://www.portaldesalta.gov.ar/copla.htm