Los rastros de poblamiento más
antiguos en esta zona se remontan a 9.000 años A.C. y han
sido encontrados al sur del río Mendoza, en las
localidades de Agrelo y Barrancas. Corresponden a pueblos
cazadores, recolectores y agricultores, con incipientes
conocimientos de riego, tejido e hilado, cerámica y
construcción de chozas con quincha rudimentaria.
ETNIA HUARPE MILCAYAC
A
la llegada de los conquistadores españoles habitaba aquí
esta etnia, recientemente incaizada. Se calcula que unos
15.000 aborígenes se distribuían entonces en el
territorio entre los ríos Mendoza, Diamante, Desaguadero
y la cordillera. Se encontraban junto a los cursos de
agua, principalmente en las lagunas de Guanacache y del
Rosario (hoy casi disecadas) y en los valles de Cuyo
Güentata, junto al río Mendoza, y de Uco-Juarúa, junto al
Tunuyán. Estaban organizados en familias que conformaban
grupos reunidos alrededor de un cacique, propietario de
un territorio. Eran agricultores y en sus chacras
cultivaban maíz, quinoa, poroto, zapallo, con riego por
acequias que surcaban las tierras de cada cacique,
tomando sus nombres. Guaymallén, Tobar, Allaime y otros.
Sus caseríos de quincha (ramas, carrizo y paja
recubiertos con barro) eran reducidos y distaban
aproximadamente 20 km. entre sí.
Como complemento de la agricultura eran cazadores,
recolectores y pescadores y de sus ancestros conservaban
curiosas modalidades de cacería, como la persecución de
guanacos a trote lento durante días hasta vencerlos por
cansancio, hambre y sed, o la captura de patos laguneros,
que realizaban sigilosamente sumergidos en el agua, con
la cabeza escondida dentro de calabazas.
Recolectaban algarroba para hacer patay (pan) y aloja
(bebida), así como otros frutos y semillas (chañar),
raíces (totora) a incluso insectos (langostas), que
secaban y molían para amasar. Los huarpes laguneros eran
habilísimos pescadores y secaban truchas, cuyo comercio
persistió durante la época colonial. Sus canoas de totora
y su cestería, que pueden admirarse en el Museo Juan
Cornello Moyano (Parque General San Martín). denotan
influencias de la importante cultura andina del Titicaca.
Con fibras vegetales de esteros y lagunas realizaron
excelente cestería, que asombra por la firmeza de sus
formas, los coloridos dibujos y el apretado trenzado que
las hacía impermeables y aptas para contener líquidos.
PERIODO INCAICO
La
incaización se produjo en las dos últimas décadas del
siglo XV, menos de un siglo antes de la llegada de los
españoles. Cuyo, integró el Collasuyo, parte austral del
Tahuantinsuyo o imperio incaico, cuya capital estaba en
el Cuzco y alcanzaba su confín en esta latitud, a ambos
lados de los Andes. El inmenso imperio se comunicaba por
el camino del Inca, con tramos troncales en Argentina y
Chile y ramales que vinculaban ambas vertientes. Este
camino descendía por territorio andino hasta Uspallata.
Vinculaba tamberías para albergar a los chasquis
(mensajeros) y poblaciones de mitimaes, colonos
agricultores y militares incaizados. En Uspallata se
localizó una de ellas. Bajo la influencia incaica los
huarpes perdieron la pureza de su etnia y sufrieron una
considerable transformación cultural. Reemplazaron la
lengua milcayac por el quechua, incorporaron el culto al
sol, la luna y el lucero, y perfeccionaron las técnicas
de irrigación y cultivo, como también las textiles y de
alfarería.
CONQUISTA ESPAÑOLA
Período que se extiende durante poco
más de dos siglos y se divide en épocas bien
diferenciadas.
EPOCA DEL
VIRREINATO DEL PERU
AI iniciarse la conquista española, el
territorio que hoy forma nuestro país fue parte del
inmenso Virreinato del Perú, con capital en Lima. Desde
el Perú se comandaron las acciones de exploración y
asentamientos humanos que terminaron por estructurar esta
nueva formación geopolítica sudamericana. Ella persistió
hasta su desmembramiento en 1776, cuando fue sucedida por
otros virreinatos de menor tamaño pero de más eficiente
administración, como el del Río de La Plata.
El territorio fue explorado por primera vez en 1551 por
la expedición de Francisco de Villagra que avanzó por el
este de la cordillera desde el Cuzco a Chile, Ilevando
refuerzos para la guerra de Arauco. Antes de este
descubrimiento estas tierras habían sido anexadas a la
Capitanía General de Chile por el Licenciado La Gasca,
con confirmación por Real Cédula de Carlos V en 1552.
Desde Santiago del Nuevo Extremo, sede de la Capitanía,
salieron las expediciones fundadoras de tres ciudades,
las cuales lograron sentar las bases para la
administración del territorio durante más de 200 años.
Luego de fundadas las dos primeras (Mendoza, 1561 por
Pedro del Castillo, y San Juan de la Frontera, 1562 por
Juan Jufré), en 1564 se formó el Corregimiento de Cuyo,
uno de los 11 en que se subdividió Chile. Este fue
reorganizado 20 años más tarde al fundarse San Luis de La
Punta, por Luis Jufré de Loaysa y Meneses.
La capital del corregimiento fue Mendoza, donde residían
las autoridades. Esta ciudad se emplazó en el camino de
Santiago al estuario del Plata, lugar en que se fundó
Buenos Aires por segunda vez en 1580. Aunque la
vinculación entre los océanos Pacífico y Atlántico fue
considerada vital y estratégica y ella justificó también
la fundación de otras cinco ciudades en el camino al Alto
Perú (gobernación del Tucumán), los intereses de la
capital virreinal del Perú (Lima), a la cual este confín
de América se subordinaba, impidieron por dos siglos la
habilitación de Buenos Aires al comercio con España. Por
ende, el movimiento por esta ruta fue de escasa
importancia hasta fines del siglo XVIll.
Mendoza, como las otras ciudades de Cuyo, vivió aislada,
distanciada de la sede de la Capitanía por la cordillera
y de otros pueblos al este por vastísimas travesías sin
agua. En el siglo XVII un viaje desde Mendoza a Santiago
demandaba ocho días promedio, a Córdoba 20 días y a
Buenos Aires, 45. Su persistencia férrea, asolada por los
sismos, el desierto y los aluviones estivales, sólo puede
explicarse por la firme voluntad hispánica de sustentar
focos en el interior de su vasto imperio, que
consolidabaan una formidable sed de conquista. En teoría,
su territorio llegaba por el sur hasta los grandes lagos,
pero de hecho sólo pudo alcanzar hasta el río Diamante,
donde se estableció la frontera con tierras de puelches y
pehuenches araucanizados, no dominados hasta fines del
siglo XIX.
Mendoza tuvo una posición estratégica junto al camino a
Chile, en un sitio del antiguo poblamiento huarpe, donde
encontró abundante mano de obra y un oasis incipiente de
cultivo, con acequias de riego abiertas a partir de un
zanjón (probable falla geológica), que derivaba aguas del
río Mendoza. Los frutos del Mediterráneo, en especial la
vid, introducida en 1566, maduraron dulcísimos en este
oasis de atmósfera seca, intensamente asoleado, cuyas
lluvias no coincidían con el período de floración de los
frutales. Su economía básica fue de subsistencia, pero
hacia 1600 la superproducción de vinos permitió iniciar
su comercio, al que se agregó el de arrope, aguardiente,
vinagre
y frutas secas. Los largos viajes a Córdoba, Tucumán,
Buenos Aires, el Litoral y Paraguay sumados a los
deficientes envases alteraban los líquidos que se
transportaban. La vitivinicultura estimuló otras
industrias anexas: fabricación de lagares y botijas,
construcción de carretas y desarrollo de la ancestral
artesanía de tejidos de totora, con que se forraban
vasijas y carretas para aislarlas térmicamente.
AI finalizar la época del Virreinato del Perú (1776),
Mendoza tenía una economía diversificada entre la
agricultura, incipientes industrias, ganadería,
extracción minera (plata y cobre de UspaIlata) y
comercio.
Su población total se estimaba en 13.318 habitantes,
entre los que sólo el 1 % era español; predominaban los
criollos (más del 42 % ); los indígenas, en gran parte
desarraigados por los encomenderos chilenos hacia sus
propiedades trasandinas, constituían con los mestizos
sólo un 22 % de la población, inferior al número de
esclavos negros (33,5 %).
Las áreas pobladas eran surcadas por los grandes ríos
Mendoza y Tunuyán, y sus afluentes (vaIles de Gúentata,
de Uco-Juarúa y de Uspallata).
También, gran parte de la población aborigen se mantenía
en las lagunas de Guanacache, en el límite con San Juan.
El resto de los pobladores se dispersaba en estancias
agrícola-ganaderas y mantenía una actividad pecuaria de
montaña, caracterizada por el traslado de animales a
potreros de invernada y veranada hacia valles situados a
distintas alturas. A las pasturas altas Ilegaban ganados
de estancias de ambas vertientes de los Andes, utilizando
los numerosos pasos cordilleranos.
La ganadería contribuyó a desarrollar una cultura
regional andina, con fuertes vinculaciones que
persistieron hasta fines del siglo pasado. En las
estancias ganaderas se llevaba a cabo una vida aislada y
sencilla. Muchas de ellas fueron también postas en los
caminos y fortines en las areas de frontera con el indio
(especialmente las del valle de Uco). Sus oratorios
familiares a menudo se transformaron en verdaderos imanes
para la radicación de pobladores. A fines del siglo XVIII,
además de la ciudad de Mendoza, existían ya numerosos
pueblos incipientes y otros fundados como doctrinas
(nuevos pueblos de indios establecidos por españoles) por
la Junta de Poblaciones de Chile. San José de Corocorto
(hoy La Paz), sobre el río Tunuyán en la carrera Buenos
Aires; también Rosario, Asunción y San Miguel de Las
lagunas.
EPOCA DEL VIRREINATO
DEL RIO DE LA PLATA
El
1° de agosto de 1776 el Corregimiento de Cuyo fue
separado de la Capitanía de Chile e incorporado al recién
fundado Virreinato del Río de la Plata. Esta
estructuración provisional, firmada por Carlos III en San
lldefonso, fue ratificada al año siguiente por la Real
Cédula del 27 de octubre de 1777.
El nuevo Virreinato fue una creación borbónica que tuvo
como finalidad lograr mayor eficiencia administrativa en
las colonias, tanto para su defensa de la expansión
portuguesa como para la mayor rentabilidad económica y el
orden general.
Se configuró así una nueva realidad geopolítica. Buenos
Aires fue erigida en capital virreinal y su puerto
habilitado al comercio con España, iniciándose un
vertiginoso proceso de centralización de poder y riqueza
que impactó notablemente en el desarrollo de las áreas
interiores.
En 1787 el Corregimiento de Cuyo desapareció como entidad
política, según la Ordenanza de Intendentes promulgada
entre 1782 y 1783 por el soberano. Mendoza, San Juan y
San Luis pasaron a ser comandancias de armas y distritos
de la Intendencia de Córdoba, una de las dos en que se
dividió la antigua Gobernación de Tucumán.
El Virreinato del Río de la Plata duró menos de cuarenta
años, período breve pero de grandes cambios y progreso,
impulsados por la nueva administración del Siglo de las
Luces.
En Mendoza se mejoraron las defensas aluvionales con la
apertura del canal oeste (Jarillal), un tajamar o desagüe
al sur de la ciudad y una toma del río (MHN) con murallón
de cal y canto, y nuevas compuertas. Se amplió la red de
riego, tanto a partir del zanjón Guaymallén como de otras
fuentes. El canal de Corocorto (hoy La Paz) posibilitó el
cultivo de nuevas áreas y la mejora de las comunicaciones
por la travesía del Tunuyán.
Se consolidó el itinerario real de postas en la carrera
de Mendoza, estimulándose las vinculaciones comerciales
con Córdoba y el Litoral.
El principal comercio fue de vino y aguardiente,
estimándose en la década de 1790 un movimiento de 15.000
carretas. Aunque la habilitación del puerto de Buenos
Aires al comercio con España afectó esta economía por la
competencia con vinos españoles de mejor calidad, las
dificultades que vivió Europa a fines de siglo frenaron
esta irrupción y posibilitaron la persistencia de los
vinos mendocinos en el mercado interior.
Aun gravado por fuertes impuestos, se calcula que a fines
del virreinato se comercializaban 10.000 barriles anuales
de vino mendocino fuera de su región.
En las estancias del valle de Uco se intensificó el
desarrollo ganadero después de las exitosas campañas de
Amigorena. Este valiente vasco realizó nueve campañas en
15 años, entre 1783 y 1792, logrando paces generales por
35 años con los aborígenes del sur. El cese de los
temidos malones estimuló la expansión austral del
poblamiento hispánico.
En
1808 la introducción del álamo de Lombardía, traído en
estacas por Juan Cobo, condujo a un cambio decisivo en la
configuración del paisaje mendocino. Las alamedas,
plantadas para generar sombra, como bordes de propiedades
o como barreras contra vientos a orillas de canales y
acequias, agregaron un elemento clave en la identidad del
ambiente rural.
Estos árboles también fueron importantes en el desarrollo
de la arquitectura local, hasta entonces muy pobre en
madera. Las típicas construcciones de tapia y adobe con
generosas bóvedas y cúpulas de tierra -de las que hoy
restan pocos testimonios, como las de Uspallata. pronto
se reemplazaron por techumbres de largos y rectos
rollizos de álamo, que sostenían encañados cubiertos por
la tradicional torta de barro. Entonces se generalizaron
las anchas galerías frente a las habitaciones de las
casas, como excelente protección de los rigores del sol
abrasador.
SIGLO XIX E
INDEPENDENCIA
Durante este período se operaron enormes cambios que
dieron fin a la época colonial. En julio de 1810, tras
vacilar entre las órdenes de Córdoba, a cuya Intendencia
pertenecía, y las de la Junta de Buenos Aires, primer
gobierno patrio, Mendoza se definió por las de ésta
última y se comprometió en el camino hacia la
independencia, proclamada seis años más tarde en el
Congreso de Tucumán.
En 1813, luego de
algunos cambios administrativos de corta duración, se
creó la Intendencia de Cuyo, siendo designado al año
siguiente como tercer gobernador intendente el general
José de San Martín. Durante su gobierno se llevó a cabo
la Campaña del Ejército de los Andes, para lograr la
independencia de Chile y Perú. En esta gesta gloriosa los
pueblos de Cuyo contribuyeron hasta el sacrificio.
CAMPAÑA SAN MARTINIANA
Los
preparativos se iniciaron en 1814 con medidas para
sufragar los gastos de guerra. Ese año también comenzó la
formación del Ejército, con las fuerzas del general
chileno O' Higgins, exiliado en Mendoza después del
desastre de Rancagua, y luego con milicias de Mendoza,
San Juan, San Luis, La Rioja y Buenos Aires. Un total de
4.000 hombres formó el Ejército de los Andes, con San
Martín como general en jefe.
En 1816 se estableció el campamento en El Plumerillo, una
legua al noroeste de la ciudad (próximo al actual
aeropuerto internacional).
En este campo se dio severo adiestramiento militar a los
soldados y también formación teórico-práctica a los
oficiales. La maestranza fue dirigida por el franciscano
Fray Luis Beltrán, quien debió imaginar ingeniosos
métodos pare fabricar armamentos y transportarlos a
través de la cordillera.
Para hacerse cargo de la conducción del ejército, San
Martín solicitó relevo en el mando civil de Cuyo,
nombrándose en su lugar a Toribio de Luzuriaga quien le
brindó incondicional apoyo.
En enero de 1817 el eiército se hallaba presto a partir,
bajo la protección de la Virgen del Carmen de Cuyo,
proclamada Patrona del Ejército, y enarbolando una
bandera bordada y donada por mujeres patricias,
encabezadas por la chilena Dolores Prats de Huici.
Vestían uniformes confeccionados y teñidos por el mismo
pueblo y contaban con provisiones integradas mediante
aportes y «derramas
Recién
en enero de 1817 el plan fue dado a conocer a los
principales del ejército. Dividido en dos columnas y
cuatro destacamentos, utilizaría diversas rutas
transcordilleranas y atacaría a los realistas en diversos
puntos de Chile, desde Copiapó a Talca, impidiéndoles
reunirse en Santiago (el objetivo mayor), donde
convergerían las fuerzas principales. En este plan
quedaba fuera la ciudad de Concepción, entonces la más
austral de Chile, pues no había pasos expeditos al sur de
Mendoza para poder neutralizarla.
Primero partieron destacamentos del norte y del sur,
destinados a tomar plazas menores v a desconcertar al
enemigo, impidiendo su concentración. los efectivos se
distribuyeron de Ia siguiente manera.
Destacamento de La Rioja, bajo el mando del teniente
coronel F Zelada partió de Guandacol el 22 de enero,
cruzó la cordillera y el 12 de febrero su vanguardia tomó
Copiapó.
Destacamento de San Juan. aI mando del teniente coronel
J.M.Cabot avanzó el 9 de enero por la ruta de Pismanta,
atravesó los Andes por el Paso de Guana y tomo Coquimbo
el 15 de febrero.
Destacamento del Planchón, bajo las órdenes del teniente
coronel chileno Ramón Freire pasó por los fuertes de San
Carlos y San Rafael, remontó el río Atuel e irrumpió
hacia Curicó y Talca haciendo creer que era la vanguardia
del ejército y fomentando insurrecciones populares.
Destacamento del Portillo Conducido por el capitán J. L.
Lemos partió del Fuerte de San Carlos, atravesó el valle
de Uco y cruzó por el paso del Portillo de Piuquenes,
simulando ser el grueso del ejército que se dirigía a
Santiago
LA ANARQUIA
Entre
1820 y 1852 hubo gran inestabilidad política nacional y
luchas entre unitarios y federales, con desplazamiento de
tropas y batallas provinciales. En la batalla de Rodeo
del Medio (24 de septiembre de 1841) las fuerzas rosistas
de Pacheco vencieron a las de Lamadrid, gobernador
provisional de Mendoza, en el combate más violento y
sanguinario de las guerras civiles del país. A él se sumó
un recrudecimiento de los temidos malones del sur, que
despoblaron las estancias.
En 1820 se disolvió la Intendencia de Cuyo, proclamándose
las tres autonomías provinciales. La estructuración
administrativa de Mendoza en departamentos comenzó a
mediados del siglo, en coincidencia con la época de la
organización nacional
ORGANIZACIÓN NACIONAL
Y EL AVANCE AL DESIERTO
En
la década de 1860, el flamante gobierno nacional incluyó,
dentro de los primeros programas de organización del
país, la conquista definitiva del sur.
En el sur de la provincia de Mendoza, el proceso comenzó
con un nuevo y minucioso estudio geográfico y
topográfico, comisionado al Coronel Olascoaga en 1864. AI
año siguiente se encargó al agrimensor francés Julio
Ballofet, autor del trazado de la Nueva Ciudad de Mendoza
(1863), el estudio cartográfico de un área al sur del río
Diamante, en las proximidades del fuerte de San Rafael,
con miras a su colonización.
En la década de 1870, el proceso de conquista de San
Rafael estaba en plena marcha. El gobierno nacional había
establecido cuarteles, con potreros y canales propios en
Cuadro Nacional, cerca del fuerte. También se radicaban
los primeros inmigrantes sanrafaelinos junto a Ballofet y
el padre
Manuel Marco (Ilegado como capellán del 7°de Caballería),
quienes pronto iniciaron gestiones para
atraer
a sus connacionales como colonos. En Malargüe se
radicaron importantes hacendados en 1874, los campos de
El Chacay fueron cedidos temporariamente al teniente
coronel Rufino Ortega, dando bases a la estancia conocida
más tarde como La Orteguita. Simultáneamente, en tierras
antes colonizadas por Fraipán y el capitán Juan Troncoso,
se formó la estancia Las Chacras (410.000 ha), propiedad
del doctor Edmundo Day, en sociedad con sus cuñados José
Vicente y Martin Zapata. Esta acción, al sur de la
provincia de Mendoza, coincidía con la campaña emprendida
en 1876 durante la presidencia de Avellaneda a
implementada por su Ministro de Guerra, Alsina, quien
desarrolló una táctica de avances sobre el desierto,
marcada por líneas de fortines y zanjas. A la muerte de
Alsina (1877), el nuevo Ministro de Guerra, J. A. Roca,
implementó un plan ofensivo de alcance nacional que
comprendió dos etapas. Campañas Preliminares,en las que
se realizaron expediciones aisladas hacia los puestos de
avanzada de los indígenas, para sorprender tolderías y
obligar a los indios a replegarse. La Campaña del Río
Negro fue organizada en base a cinco brigadas que
avanzaron hacia el desierto, desde cinco puntos
diferentes, ubicados en la larga frontera que se extendía
desde el Atlántico hasta los Andes. Todos actuaron bajo
el mando del general Roca y alcanzaron Choele Choel, en
1879.
La brigada que salió desde Mendoza estuvo a cargo de la
4a División, que partió del fortín El Alamito, bajo
órdenes de Napoleón Uriburu y con otros jefes como Rufino
Ortega, Zacarías Taboada y José Salas. La expedición se
prolongó hasta 1882 cuando tuvo lugar la Campaña de los
Andes, comandada por Rufino Ortega, quien incursionó por
los cajones cordiIleranos para atacar las últimas
tolderías y llegó hasta el río Aluminé
LA CONQUISTA DEFINITIVA
Luego
de la Expedición al Desierto, el sur de Mendoza
comenzó un activo programa agrícola con radicación de
extranjeros. Mientras tanto, las tribus indígenas,
desarraigadas y encomendadas para el trabajo en los
campos, se dispersaron y mestizaron, formando parte de la
actual población rural y urbana.
En San Rafael Grandes terratenientes, como Tiburcio
Benegas y Domingo Bombay establecieron «cuadros» con
viñas y frutales. Con exitosos planes de inmigración
calificada, se originaron las colonias francesa e
italiana y, en poco tiempo, los campos se transformaron
en tierras prósperas y productivas. En 1903 Ilegó el
ferrocarril.
En General Alvear, la colonización fue emprendida por un
descendiente del General Carlos María de Alvear, quien
adquirió vastas propiedades junto al Atuel. En la empresa
participaron sus yernos Enrique Bosch y Pedro
Christophersen, quien fundó la colonia La Escandinava.
En Malargüe, se renovó el impulso de las estancias
ganaderas, mientras que la agricultura tuvo un desarrollo
menor. El teniente coronel Rufino Ortega, quien donó los
terrenos para fundar la villa cabecera, fue uno de los
principales pioneros de la zona.
RELIEVE
El
norte de la provincia de Mendoza, territorio con paisajes
de notables contrastes. Hay montañas, travesías y oasis,
siendo los dos primeros formaciones naturales y el
último, una creación del hombre.
AI centro de este territorio se encuentran serranías
medianas, como el islote montañoso del bloque de San
Rafael, que es cortado por los dos ríos en profundos
cañones. El más bello eimportante es el del Atuel,
aprovechado para el gran Embalse Dique El Nihuil y otras
presas que generan gran parte de la energía
hidroeléctrica de Cuyo. El núcleo del bloque de San
Rafael es la sierra Pintada (con un importantísimo
yacimiento de uranio), que se prolonga hacia el sur en
erosionadas huayquerías solitarias (huayquería= lomas
arcillosas fácilmente erosionables).
Entre estas serranías y el pie de los Andes la tierra se
deprime en una extensa cubeta, rellenada por arenas
erosionadas de las montañas que llegan arrastradas por el
agua y el viento. A esta depresión confluyen algunos
cursos de agua que quedan aprisionados y forman la vasta
cuenca lacustre de Llancanelo (Reserva Faunística
Provincial), con bañados y salinas enormes, donde habita
una extraordinaria fauna acuática. El subsuelo es un gran
reservorio de agua, aún no explotado.
AI sur, esta cubeta está cerrada por la altiplanicie del
Payén -o La Payunia-, meseta de tipo
patagónico,
esteparia y cubierta por escoriales, cuyas ondulaciones
rematan en volcanes solitarios, como el volcán Payún
Matrú (3.860 m.s.n.m.). Según vulcanólogos, esta es una
de las áreas con más densidad de campos piroclásticos de
Sudamérica (piroclasto = material volcánico sólido y
fragmentado que es despedido al afire durante y después
de una erupción).
AI oeste, se levanta el espectacular relieve andino, con
la cordillera Principal que extiende generosamente sus
estribaciones, surcadas por cientos de cursos de agua, El
basamento cordillerano es de duras rocas toba y
basálticas, pero está cubierta por estratos sedimentarios
marinos y continentales, anteriores al gran plegamiento
que formó los Andes. En las márgenes de los ríos y en los
caminos cordilleranos pueden encontrarse fácilmente
restos fosilizados de organismos de aquellas eras, en que
este territorio primeramente fue fondo oceánico y, más
tarde, pantano boscoso.
LA CORDILLERA
AI
sur del río Diamante cambia sus características,
aumentando su ancho pero disminuyendo sus alturas, que
raramente superan los 5.000 m.s.n.m..
Junto a la frontera con Chile se encuentran glaciares,
volcanes y lagunas, en paisajes fabulosos que hasta hace
poco más de un siglo fueron escenario de correrías
pehuenches y, hoy, se abren al más fascinante turismo de
aventura.
De los 33 pasos que abre la cordillera en esta zona, el
Paso Pehuenche, dominado por el Cerro Campanario (4.049
m.s.n.m.), es el camino internacional que lleva hacia
Talca, en Chile. Ha sido habilitado para tránsito en
temporada de verano y aún no time pavimento.
LOS
RIOS
De los cuatro grandes ríos que surcan
esta Zona, Diamante, Atuel, Grande y Barrancas, los dos
primeros desembocan con deltas en el Desaguadero Salado,
que no tiene salida oceánica y es consumido por la árida
planicie.
El Río Grande es el más caudaloso de los ríos
cordilleranos del país, al norte del paralelo 37. Su
caudal promedio, de 120 m3/seg, se equipara con el total
de los otros grandes ríos mendocinos; pero en épocas de
deshielo aumenta, alcanzando crecidas de hasta 1.500
m3/seg. Corre de norte a sur entre los cordones andinos
captando más de 50 afluentes, desemboca en el río
Barrancas, límite sur de la provincia, y es afluente del
río Colorado, que llega al Atlántico. El territorio,
recorrido por estos tres grandes ríos, aun poco conocido
turísticamente, es el borde de otra fascinante Argentina:
la Patagonia.
MONTAÑAS
Ocupan la mitad oeste de la zona, con
cordones longitudinales de distintos orígenes y
características que forman un dominio común. Al poniente
se desarrolla la Cordillera de los Andes, que en esta
latitud corresponde a los Andes Aridos, formados por la
Cordillera Principal o del Límite y la Cordillera
Frontal. La primera, de mayor altura y continuidad, tiene
escurrimientos fluviales hacia ambas vertientes, es
divisoria de aguas y ha sido tomada como referencia
limítrofe entre Chile y Argentina.
Se
la franquea por altos pasos de más de 3.000 m.s.n.m., que
en invierno son bloqueados intermitentemente por las
nevadas. En esta zona hay más de 17 pasos, pero sólo dos
están habilitados con oficinas de migraciones en
destacamentos de Gendarmería Nacional.
Las Cuevas (a 3.832 m.s.n.m) es un excelente camino
internacional a Chile, que atraviesa la frontera por un
túnel. Piuquenes (a 4.030 m.s.n.m.) Una ruta lleva hasta
el Portezuelo Argentino, a 25 km de la frontera, desde
donde se extiende un camino de tierra. Es ideal para
trekking. Los restantes pasos son controlados por la
fracción orgánica de Gendarmería más próximos a los
mismos y son arrieros que llevan sus ganados a los valles
altos de veranada.
Esta cordillera impresiona por sus altísimas cumbres
(cerro Aconcagua 6.959 m); Tupungato, 6.800 m; Maipo,
5.323 m), con glaciares y ventisqueros donde se forman
caudalosos ríos que sustentan los fértiles oasis en las
tierras bajas.
Debido a la sequedad del aire sólo hay acumulaciones
persistentes de hielo y nieve en alturas superiores a los
5.000 m. Por debajo, predominan laderas y valles
cubiertos por gigantes acarreos de material suelto
(argayos), disgregados por efecto de los violentos
contrastes de temperatura.
Extraordinario
para cacería fotográfica es el Parque Nacional Aconcagua,
de 71.000 ha, con fondo de fabulosos glaciares y un cielo
limpio y azul.
Al pie de la Cordillera Frontal (cordillera del Tigre y
cordón del Plata) se extienden los valles de Uspallata y
de Uco, cuyas fértiles tierras surcadas por ríos
cordilleranos sustentan oasis agrícolas y ganadería. Esta
actividad se caracteriza por el traslado de los animales
a distintos valles según la estación: la invernada se
realiza en los valles bajos y la inveranada en los a
altos, aprovechando las pasturas que abundan en vegas
alimentadas por deshielos.
VALLE
DE USPALLATA
Se prolonga al norte en los valles de
Calingasta e Iglesia, y tiene un buen camino consolidado
que recorre magníficos paisajes. Por allí pasaba el
Camino del Inca.
VALLE DEL UCO
Alcanza hacia el sur hasta los bañados
de Malargúe, ocupando la larga franja de la Depresión de
los Huarpes. En su sector norte se encuentra el oasis de
Tupungato, Tunuyán y San Carlos, con varios núcleos
urbanos a infraestructura turística.
Ambos valles se cierran al este por formaciones
montañosas paralelas a la cordillera, el cordón de
Paramillos, que aisla a Uspallata, y la cerrillada
Pedemontana, baja, con bordes erosionados en
características huayquerías que limitan al valle de Uco.
Estas geografías son usualmente recorridas por motocross
y vehículos 4x4.
REGIÓN VOLCANICA DE
PAYUNIA
Esta
región se presenta en su totalidad cubriendo la
superficie del departamento de malargüe, más de 41.000 km2
se ubica al sur de la provincia, formando un conjunto de
mesetas y planicies elevadas de origen volcánico.
Recibe su
nombre del volcán Payún, que se eleva a 3.680 metros
sobre el nivel del mar. Es
una región
extensa, donde confluyen elementos de la planicie y de la
montaña, que permiten el desarrollo de algunas
importantes actividades económicas como la minería, la
ganadería y, en menor medida, la agricultura, limitada
por las condiciones climáticas. La zona tiene un
predominio de formas de origen volcánico. Se presentan
cuencas cerradas, depresiones, salinas y médanos, con
afloramientos de coladas basálticas y escasa vegetación.
TRAVESÍAS
Son llanuras áridas que ocupan la
mitad este de la Zona y forman parte de las vastas
planicies cuyanas. Sus características sedimentarias
parecen haber dado origen al nombre cuyanas (arenal). La
vegetación natural es rala, xerófila, achaparrada y
espinosa. Predominan la jarilla y chilca, con algarrobos,
breas y chañares aislados. Notables reservas ecológicas
de bosques autóctonos son Ñancuñan (Santa Rosa) y Telteca
(Lavalle). La fauna característica es de zorros, liebres,
comadrejas, armadillos, pichiciegos, cuises y lagartos.
En las antiguas lagunas y esteros habitan aves acuáticas,
como patos maiceros, gallinetas y garzas. Las travesías
de esta zona están surcadas por los ríos cordilleranos
Mendoza y Tunuyán, que cuando llegan a la planicie
alcanzan bastante proximidad (unos 20 km), para luego
abrirse y alejarse en distintos rumbos: el río Mendoza
hacia las lagunas de Guanacache (hoy case inexistentes) y
el Tunuyan hacia el río Desaguadero. En el sector fluvial
piedemontano se concentra el mayor de los oasis país,
cuyo principal centro es la ciudad de Mendoza.
OASIS
Es un paisaje transformado por el
hombre merced al riego artificial, que aprovecha el agua
fluvial y subterránea para desarrollar áreas agrícolas.
En él también se concentran núcleos urbanos y zonas
industriales. El conjunto de oasis de los ríos Mendoza y
Tunuyán, distribuldos a la vera de estos cursos o de sus
canales, conforman el llamado Oasis Norte de Mendoza
(datos en Panorama Actual).
Ordenados viñedos olivares, frutales, chacras y
forrajeras, regados por canales y acequias verdean
contrastantes en un ambiente natural de aridez, Son fruto
de una peculiar disciplina de trabajo, que no cesa en
ninguna época del año. El agricultor mendocino es
reconocido por su laboriosidad. Especialmente interesante
es visitar los oasis en tiempos de cosecha. Marzo es
época de vendimia y un mes de espectaculares festejos.
CIUDAD OASIS
La ciudad de Mendoza está a la
vanguardia en el urbanismo de zonas áridas. Es cabeza de
serie de un tipo urbano regional, que cambia su
microclima por medio de un original sistema de acequias
urbanas y arboledas.
CLIMA
Los
factores determinantes del clima de Mendoza son, entre
otros, su latitud geográfica, la altitud respecto al
nivel del mar, las formas del relieve, la distancia a los
mares y los vientos que caracterizan a la región. los
aspectos climáticos se encuentran bien diferenciados en
las zonas llanas del este, en las altas cumbres de sus
cordones montañosos del oeste, en las zonas desérticas y
medanosas del noreste y en el paisaje que muestra la
llamada patagonia mendocina en el sur. El relieve
de la provincia es determinante para conocer algunas
características de su clima. La altitud oscila entre los
600 metros, en el este, y los 6.000 metros de la
cordillera principal y cordillera frontal, en el oeste,
con un máximo de 6.959 metros (cerro Aconcagua).
RÉGIMEN DE LLUVIAS
Las precipitaciones son escasas en la
provincia. Alcanzan valores de 192 milímetros anuales en
el este y de 343 milímetros en el sur. La zona de máxima
aridez se registra en el noreste, con valores inferiores
a los 100 milímetros de precipitación anual. El régimen
de lluvias es estival, lo que significa que las mayores
precipitaciones se registran en el período
noviembre-marzo, con mayor intensidad en la época
diciembre-febrero. La temperatura media anual es variable
En el este, zona llana y de escasa altura respecto al
nivel del mar, la media anual alcanza los 15,6º C,
mientras que en el sudoeste la temperatura promedio anual
es de 11,4º C. Las amplitudes térmicas, es decir, las
diferencias entre las temperaturas medias anuales del
verano y del invierno, oscilan entre los 13º C en el
noroeste, en Uspallata, a 1.751 metros de altura, y 16,3º
C, en la zona llana del este.
LOS VIENTOS
El
áspero relieve del oeste mendocino, en los cordones
montañosos de la cordillera principal, determina la poca
humedad del ambiente. Los vientos del Pacífico, se elevan
y pasan los Andes, donde pierden la humedad; atraviesan
la cordillera vientos fríos y secos El viento que en cuyo
se conoce como Zonda, se origina en el océano Pacífico
sur, y al atravesar la cordillera, pierde su humedad en
los faldeos cordilleranos de Chile, pasando como viento
seco a las provincias andinas. Al descender, en el Baldeo
oriental de la cordillera, se va calentando, hasta llegar
a la región como un viento cálido, seco, sofocante, con
temperaturas que pueden superar los 40º C El viento Zonda
se manifiesta con mayor intensidad en los meses de agosto
y septiembre. Los vientos del Atlántico, debido a la
distancia con la región, tienen una acción perceptible en
el verano. su acción origina las características
tormentas del desierto, torrenciales, concentradas en
espacio y tiempo, que se producen principalmente en el
período diciembre-febrero.
LAS ESTACIONES
La primavera mendocina es corta y puede ser lluviosa.
octubre suele ser el mes más agradable, dado que
comienzan a llegar los vientos del Atlántico y el clima
se toma menos seco y más cálido. El verano es lluvioso e
inestable, con tormentas eléctricas y granizadas que
producen graves daños en los cultivos. El otoño corto y
agradable, tiene días soleados y serenos, pero pueden
presentarse heladas prematuras muy dañinas. El invierno
se caracteriza en las zonas de los valles y planicies,
por días despejados, tibios y secos debido a la acción
del viento Zonda. Esto contrasta con el sector sur, cuyos
días son frescos, y con las altas montañas donde se
producen tormentas de nieve.
FAUNA
La
fauna de Mendoza se distribuye de acuerdo con las
características del clima, de la altitud, de la
vegetación, del grado de aridez del terreno, etc.
DE ALTA MONTAÑA
Esta
región, ubicada por encima de los 3.000 metros sobre el
nivel del mar, y hasta los 4.500 metros, posee una fauna
muy escasa, condicionada por la falta de alimentos, las
temperaturas extremas y la presencia de las tormentas de
nieve y viento. Entre las aves se destacan el cóndor. Los
mamíferos están representados por guanacos y pumas.
LA MONTAÑA
En los
terrenos ubicados a alturas menores de 3.000 metros
existen numerosos valles y quebradas donde la fauna
encuentra mejor refugio y más alimento que en las altas
cumbres. Entre las aves características de la zona se
destacan el ñandú petiso cordillerano, la perdiz serrana
chica, el pato cortacorriente, el pato crestón, el
cóndor, el águila mora y el aguilucho, el cernícalo, el
búho virginiano. Los mamíferos más comunes en la zona
son: guanacos, pumas, zorros colorados, cuises, ratones,
liebres europeas y dos especies de murciélago, el común y
el orejudo chico. también hay reptiles, como el lagarto
de cola espinuda, la yarará nata y la culebra ratonera.
ZONA
PRESERRANA
Esta
zona tiene una fauna similar a la del monte, pero dañada
por la acción del hombre. Allí se encuentran, entre las
aves, el ñandú común, el águila mora, el aguilucho, el
halconcito y el chimango. Los mamíferos característicos
son el puma, el zorro gris, el gato montés, el zorrino.
EL MONTE
Comprende las extensas llanuras del este mendocino, en
parte muy medanosas, con radicales salpicados de
bosquecillos de algarrobo y chañar. Aquí habitan el
ñandú, la perdiz de monte, la perdiz chica, la martineta,
el chimango, el carancho, el aguilucho y el cernícalo.
También hay mamíferos, como murciélagos, peludos, zorros
grises y gatos monteses. Entre los reptiles se cuentan
lagartijas, lagartos verdes, boas de las vizcacheras y
tortugas terrestres
REGION
DE LA PAYUNIA
En este paisaje árido, modelado por la actividad
volcánica con vegetación adaptada a la falta de agua, las
especies características son las siguientes: ñandú petiso
o choique, jote cabeza negra, chimango, águila mora,
aguilucho, martineta, chorlo cabezón, chingolo y
calandria. Hay mamíferos como marmotas, piches
patagónicos, liebres y conejos europeos, maras,
vizcachas, chinchillones, cuises, tunduques, guanacos,
pumas, zorrinos patagónicos o chiñes y zorros grises.
Entre los reptiles están la yarará nata, la culebra
ratonera, el matuasto y la lagartija. Los anfibios más
comunes son el sapo y la ranita andinos.
Región de ambientes acuáticos
Esta región, que comprende los pantanos, esteros y
lagunas naturales, como laguna de Llancanelo,
laguna
Blanca, laguna de los Álamos, La salinilla, los pantanos
de San Miguel, esteros del Atuel y del salado, tiene una
amplia avifauna, representada por flamencos, cisnes
coscorobas, cisnes cuello negro, macaes plateados, garzas
brujas, garzas moras, gallaretas, patos overos, patos
zambuilidores, patos capuchinos, teros comunes y reales.
Entre los mamíferos se encuentra el coipo o nutria.
FLORA
ZONA CORDILLERANA
En
la zona de la cordillera principal, la frontal y en la
precordillera se desarrolla la llamada vegetación
altoandina, característica de los Andes. Allí, por encima
de los 2.800 metros sobre el nivel de! mar, crecen pastos
duros, los coirones, sometidos a las nevadas invernales,
a la sequía y a los vientos fríos. Por encima de los
3.900 metros de altura la vegetación disminuye hasta
desaparecer, ahí existen amplias zonas de montaña con
nieves permanentes. sobre los arroyos de montaña y en las
vertientes se forman pequeños oasis de altura llamados
vegas, cubiertos por numerosas plantas acuáticas
resistentes al frío de altura.
ZONA DE LOS VALLES
La
vegetación de la región de valles y depresiones secas del
centro de la provincia es de estepa árida, donde abundan
arbustos como las jansias, breas, retamos, atamisques y
chañares. En las zonas de suelos desarrollados y con
buenas posibilidades de riego se forman los oasis de
campos cultivados y los grandes centros urbanos. También
hay reservas ecológicas de bosques autóctonos con
algarrobos de diversas especies.
MESETA
DE LA PAYUNIA
En la
meseta volcánica de la Payunia crece una vegetación de
estepa arbustiva muy semejante a la que se desarrolla en
los desiertos de la Patagonia. Allí crece el solum, un
arbusto adaptado a la sequía, acompañado de pastos de
distintas clases.
LAS SALINAS
Sobre
las áreas salinas, especialmente en el sector noreste de
Mendoza, prospera una vegetación de pastizales salinos
compuestos por gramíneas adaptadas a las características
del suelo.
EL BOSQUE SECO
En las llanuras mendocinas orientales se observa un
bosque seco, donde predominan los algarrobos,
resistentes a la aridez del clima y del suelo; también
crecen quebrachos y otros arbustos y árboles, como el
retamo, el chañar, la jarilla y, al sur de la provincia,
el caldén.
TURISMO
El
área norte de la provincia de Mendoza, está surcada por
los ríos Mendoza y Tunuyán y ofrece la más notable
reunión de cordillera, travesías y oasis, en paisajes de
fascinantes y atractivos contrastes.
Al oeste, las montañas cuyas altísimas cumbres (las
mayores de América) desafían a los más diestros
escaladores y cuyos ríos cordilleranos abren sendas de
increíble belleza. Varias excelentes carreteras y otras
agrestes rutas casi inexploradas son ideales para el
turismo de aventura.
Al este, las enormes travesías desérticas, horizontes
planos de tierra blanquecina y soles abrasadores, donde
habitan ancestrales comunidades de puesteros, vinculados
por laberínticas huellas.
AI centro, los oasis cultivados con irrigación.
Proporcionalmente su extensión es minúscula pero bullen
de vida y dinamismo. Son los oasis más grandes a
importantes del país. En ellos se encuentran las tierras
agrícolas, base de la economía provincial, y los centros
urbanos. La zona cuenta con buena infraestructura
turística y excelente turismo receptivo, para lodo tipo
de paseos y excursiones de aventura.
El sur de Mendoza es una floreciente Zona Turística,
donde en los últimos años se ha despertado gran
entusiasmo por el turismo deportivo.
Para su presentación se la ha dividido la provincia en
seis sectores:
Mendoza
y alrededores
Incomparable ciudad-oasis. levantada dentro de un
bosque artificial regado por acequias. Es el principal
centro urbano de los oasis occidentales del país.
Tierras del este
Esta parte abarca a los antiguos barreales que el
General San Martín comenzó a convertir en chacras para
sustentar la Expedición Libertadora son hoy oasis
fertilísimos. Es un deleite recorrer sus cultivos por
caminos rurales a interesante conocer sus bodegas a
industrias frutihortícolas. Las temidas travesías de
antaño se realizan hoy por veloces rutas.
Alto Río Mendoza
En este paseo recorrerá
un
excelente camino internacional a Chile que remonta el
río, con espléndidos panoramas de precordillera y
cordillera. muy buenos hoteles y centros de esquí Es
punto de partida de excepcional turismo de aventura al
cerro Aconcagua.
Valle de Uco y Cordillera
En este paseo recorrerá un oasis al pie de la
Cordillera Frontal, con enormes estancias
agrícola-ganaderas, fincas con manzanares, quintas de
nogales y pequeños pueblos. Posee buena infraestructura
de hoteles y campings.
San
Rafael y General Alvear
Tierras del sudeste, predominantemente planas, con
espléndidos oasis de cultivo regado por canales. En los
extensos y pintorescos embalses de los ríos Diamante y
Atuel se practican todos los deportes náuticos. El
espectacular cañón del Atuel es escenario de un conocido
Pentatlón.
Malargüe y el Oeste
Esta zona del sudoeste son la conjunción de planicies
y cordilleras, con imponentes paisajes aún poco
visitados, donde se están desarrollando importantes
centros turísticos con muy variados programas para todas
las estaciones del año. El principal es el afamado Las
Leñas. Excelentes también para turismo y safaris
fotográficos son la laguna de Llancanelo y La Payunia,
reservas faunísticas insospechadas.
SECTOR GRAN MENDOZA
En este sector turístico se encuentra el área
metropolitana de Mendoza, el territorio que la vincula a
la
ciudad de San Juan a lo largo de la RN40 y las
cerrilladas pie de montañas de Chacras de Coria y El
Challao.
TIERRAS DEL ESTE
Comprende las planicies sedimentarias del este de
Mendoza, llamadas travesías, donde corren dos grandes
ríos de origen cordillerano: Mendoza y Tunuyán. Es
territorio de paisajes y culturas físicamente próximas
pero notablemente contrastantes
ALTO RIO MENDOZA
Este Sector es surcado por el
espectacular camino internacional (RN7) que une Mendoza y
Chile por el Paso de Las Cuevas.
La ruta acompaña el curso del río Mendoza, desde el vasto
oasis agrícola hasta la cordillera del Límite, cuyos
glaciares alimentan el cauce.
Fue el Camino del Inca en época precolombina y, durante
la colonia, la principal senda hacia Santiago de Chile,
sede de la Capitanía.
AI norte y sur del río se desarrollan cordones andinos,
con vaIles intermedios de gran belleza. Los más bajos,
Potrerillos y UspaIlata, tienen pintorescos cultivos,
hoteles, villas veraniegas y buenos campings. Cacheuta es
un centro termal. Los más altos presentan la imponente
desnudez de los Andes Áridos, con los centros de deportes
de alta montaña: Los Penitentes y Puente del Inca.
Este Sector puede recorrerse en auto o en confortables
viajes organizados por empresas de turismo, que pueden
ser contactadas en la calle Las Heras o en la Terminal de
Omnibus de Mendoza .También hay fascinantes excursiones
de aventura, de distintos grados de dificultad, algunas
aptas para iniciados y otras para expertos .
VALLE DE UCO Y CORDILLERA
Comprende el amplio valle longitudinal al sur del río
Mendoza, entre la majestuosa cordillera Frontal, al
oeste, y la cerrillada piedemontana, al este. Corresponde
a una franja de relleno sedimentario, conocida como la
Depresión de Los Huarpes, naturalmente árida pero de
suelo fértil. De los Andes bajan numerosos cursos de
agua, varios con caudal permanente, que desembocan en el
río Tunuyán, lo que ha permitido la formación de un
floreciente oasis agrícola mediante riego artificial.
Su consolidación fue penosa por ser área de frontera con
el indio, sus estancias soportaron doscientos años de
malones, a pesar de la existencia del fuerte de San
Carlos desde 1770. El último malón atacó en 1876. A fin
de siglo comenzó un sostenido desarrollo del oasis, por
la conjunción de políticas estimulantes y el trabajo de
viejos hacendados y nuevos inmigrantes.
En la actualidad el paisaje es espléndido. Destacan los
cultivos de frutales. nogales, manzanas, almendras,
duraznos, membrillos y ciruelas. También hay extensos
campos de papas, ajo, cebolla, zanahoria, cebada
cervecera, alfalfa y ordenados viñedos de excelentes
cepajes, que entregan vinos de gran calidad. Sus frutas y
hortalizas sostienen una activa industria de
frigoríficos, empacadoras y plantas conserveras. La
ganadería de vacunos sigue su tradición en las
estancias.
El área de la cerrillada es un imponente yacimiento
petrolífero. Para el recorrido se proponen dos
alternativas: el bellísimo circuito Potrerillos-valle de
Uco que, por caminos rurales, vincula pequeños pueblos,
puestos, estancias y centros urbanos principales; o por
la RN40, que accede a las principales localidades, desde
donde podrá organizar otros paseos.
SAN RAFAEL GRAL ALVEAR
Comprende el sureste de la provincia de Mendoza, es
decir, el territorio oriental del departamento de San
Rafael y todo el de General Alvear. En él predominan las
travesías áridas, limitadas al oeste por el bloque de San
Rafael. Está surcado por los cursos medio a inferior de
los caudalosos ríos Diamante y Atuel, que son
aprovechados para riego agrícola y generación energética
con varias presas, encabezadas por El Nihuil. Ello ha
permitido el desarrollo del importante oasis sur de la
provincia de Mendoza.
Sus variados cultivos de vid, frutales, hortalizas y
olivos, junto a sus alamedas, conforman bellísimos
paisajes, concentrados en el escaso territorio de] oasis,
que contrasta con la aridez natural del entorno.
En el sitio privilegiado donde los ríos Diamante y Atuel
se aproximan hasta una distancia de 10 km, se ubica la
principal área agrícola de este fértil oasis y las dos
ciudades más importantes San Rafael y General Alvear. La
primera destaca como el gran polo de desarrollo del sur.
Este Sector ofrece notables atractivos paisajísticos y
turísticos, con deportes náuticos en los y lagos.
MALARGÜE Y EL OESTE
Este
fascinante y aún poco conocido territorio incluye la
parte suroeste de la provincia de Mendoza, entre los ríos
Diamante, por el norte, y Barrancas-Grande, por el sur.
Corresponde a parte del departamento de San Rafael y a
todo Malargüe. Abarca tres áreas: Cordillera, laguna de
Llancanelo y La Payunia, donde el turismo, especialmente
el deportivo, encuentra innumerables alternativas de
interés.
La cordillera es ancha, con faldeos suaves y prolongados
contrafuertes. Tiene hermosos valles surcados por
torrentosos ríos y nieve persistente, varios meses al
año. Allí se han desarrollado importantes centros de
turismo de alta montaña, encabezados por el excelente
complejo Las Leñas, de alto nivel internacional.
La Laguna de Llancanelo en el confín de la depresión de
los Huarpes se encuentran estos bañados, que forman una
extraordinaria reserva de flora y fauna acuática, un
paraíso para safaris fotográficos.
La Payunia es una enigmática altiplanicie pehuenche, con
estepas y volcanes dominados por el Payún Matrú, de 2.930
m de altitud. Esta cuña patagónica, también reserva
ecológica, guarda flora y fauna excepcionales y la
principal población de guanacos de Cuyo.
El Sector es atravesado por un camino principal -las
RN144 y 40- que conecta San Rafael-Malargüe-Ranquil y
sigue por el piedemonte andino rumbo a la región de los
lagos.
MITOS, SUPERSTICIONES Y LEYENDAS DE
MENDOZA
LA LEYENDA DEL ÑANDÚ
Hace muchos, muchísimos años, habitaba
en tierras mendocinas una gran tribu de indígenas muy
buenos, hospitalarios y trabajadores. Ellos vivían en
paz, pero un buen día se enteraron que del otro lado de
la cordillera y desde el norte de la región se acercaban
aborígenes feroces, guerreros, muy malos. Pronto, los
invasores rodearon la tribu de los indios buenos, quienes
decidieron pedir ayuda a un pueblo amigo que vivía en el
este. Pero para llevar la noticia era necesario pasara
través del cerco de los invasores, y ninguno se animaba a
hacerlo.
Por fin, un muchacho como de veinte
años, fuerte y ágil, que se había casado con una joven de
su tribu no hacía más de un mes, se presentó ante su
jefe. Resuelto a todo, se ofreció a intentar la aventura,
y después de recibir una cariñosa despedida de toda la
tribu, muy de madrugada, partió en compañía de su esposa.
Marchando con el incansable trotecito
indígena, marido y mujer no encontraron sino hasta el
segundo día las avanzadas enemigas..
Sin separarse ni por un momento y
confiados en sus ágiles piernas, corrían, saltaban,
evitaban los lazos y boleadoras que los invasores les
lanzaban. Perseguidos cada vez de más cerca por los
feroces guerreros, siguieron corriendo siempre, aunque
muy cansados, hacia el naciente. Y cuando parecía que ya
iban a ser atrapados, comenzaron a sentirse más livianos;
de pronto se transformaban. Las piernas se hacían más
delgadas, los brazos se convertían en alas, el cuerpo se
les cubría de plumas. Los rasgos humanos de los dos
jóvenes desaparecieron, para dar lugar a las esbeltas
formas de dos aves de gran tamaño quedaron convertidos en
lo que, con el tiempo, se llamó ñandú. A toda velocidad,
dejando muy atrás a sus perseguidores, llegaron a la
tribu de sus amigos. Éstos, alertados, tomaron sus armas
y se pusieron en marcha rápidamente. Sorprendieron a los
invasores por delante y por detrás, y los derrotaron,
obligándolos a regresar a sus tierras. Y así cuenta la
leyenda que apareció el ñandú sobre la Tierra